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segunda-feira, 25 de março de 2013

Un antiguo carretero


Revista Espírita, diciembre de 1859

El excelente médium Sr. V…  es un joven que generalmente se distingue por la pureza de sus relaciones  con el mundo espirita. Con todo, después  que se mudo a los aposentos  que actualmente ocupa, un Espíritu inferior se entromete en sus comunicaciones, interponiéndose  en sus trabajos personales.

Encontrándose, en noche del 6 de septiembre de 1859, en casa del Sr, Allan Kardec, con quien debía trabajar, fue  obstaculizado por aquel Espíritu, que le hacía trazar  cosas incoherentes o impedía que escribiese.

Entonces el S. Allan Kardec, dirigiéndose al Espíritu, mantuvo con el la siguiente conversación:

1. ¿Por qué vienes aquí sin ser llamado?

- Quiero atormentarlo.

2.  ¿Quién eres tú? Dime tu nombre

- No lo diré.

3.  ¿Cuál es tu objetivo, entrometiéndote en aquello que no te  concierne? Esto no te aporta  ningún provecho.

- No, más yo impido que tenga buenas comunicaciones y sé que esto lo amarga mucho.

4.   Eres un mal espíritu, pues te alegras en hacer el mal. En nombre  de Dios  yo te ordeno que te retires y nos dejes trabajar tranquilamente.

-¿Piensas  atemorizas con esa voz grave?

5. Si no es de mi  de quien tienes miedo, lo tendrás sin duda de Dios, en nombre de quien te hablo y que podría hacer que te arrepientas de tu maldad.

-No nos enojemos, burgués.

6. Repito que eres un mal Espíritu, y una vez más te pido que no nos impidas trabajar

- Yo soy lo que soy, es mi naturaleza.

Habiendo sido llamado un Espíritu superior, al cual fue pedido que apartase al intruso, con el fin de no ser interrumpido el trabajo, el mal Espíritu probablemente se fue, porque durante el resto de la noche no hubo ninguna interrupción más.

Interrogado sobre la naturaleza del Espíritu, respondió el espíritu superior:

Ese Espíritu, que es de la clase más baja, es un antiguo carretero, fallecido cerca de la casa donde mora el médium. Eligio para domicilio el propio cuarto de este, y hace mucho tiempo es el que lo obsesa y atormenta incesantemente. Ahora que el sabe que el médium debe, por orden de Espíritus superiores, cambiar de residencia, lo atormentará más que nunca.  Es una prueba más de que el médium no escribe  su propio pensamiento. Veis  así que hay cosas buenas, aun mismo en las malas y desagradables aventuras de la vida. Dios revela su poder por todos los medios posibles.

-¿Cuál era en vida el carácter de ese hombre?

- Todo lo que más se aproxima al animal. Creo que sus caballos tenían más inteligencia  y más sentimiento que el.

-¿Por qué medio puede el Sr. V… desembarazarse de él?

-Hay dos: el medio espiritual, pidiendo a Dios;   el medio material, dejando la casa donde está.

-¿Entonces hay realmente lugares ensombrecidos por ciertos Espíritus?

-Sí, Espíritus que aun están bajo la influencia de la materia se ligan a ciertos locales.

- ¿Los espíritus que ensombrecen ciertos lugares pueden tornarlos fatalmente funestos   o propicios a las personas que los habitan?

-¿Quién podría impedirlos? Muertos, ejercen influencia como Espíritus; vivos, la ejercen como hombres.

-¿Alguien que no sea médium, que jamás haya oído hablar de Espíritus y que no creyese en ellos podría sufrir tal influencia y ser víctima de vejaciones de tales espíritus?

- Indudablemente. Esto acontece más frecuentemente de lo que pensais, y explica muchas cosas. 

-¿Hay fundamento en la creencia de que los  Espíritus frecuentan de preferencia las ruinas y las casas abandonadas?

- Eso es superstición.

-¿Entonces los espíritus ensombrecen una casa nueva de la Calle de Rivoli, del mismo modo que un vieja pocilga?

- Dalo por cierto. Ellos pueden ser atraídos lo mismo  en un lugar que en otro, por la disposición de espíritu de sus moradores.

Habiendo sido evocado, en la Sociedad, el Espíritu del carretero antes mencionado, por intermedio del Sr. R….  el se manifestó  con señales de violencia, rompiendo el lápiz, golpeándolos con fuerza en el papel, y por una escritura grosera, tremula, irregular y poco legible.

1. (Evocación).

-Aquí estoy.

2. ¿Reconocéis el poder de Dios sobre vos?

-Sí, ¿Y qué?

3. ¿Por qué elegiste el cuarto del Sr. V…, y no otro?

-Porque eso me satisface.

4. ¿Te quedarás allí mucho tiempo?

.- Mucho porque me siento muy bien.

5. ¿Entonces no tenéis la intención de mejorar?

-Veremos. Yo tengo tiempo.

6. ¿Estáis enojado porque os llamamos?

- Si.

7. ¿Qué hacíais cuando os hemos llamado?

- Estaba en la taberna. 

8. ¿Entonces bebéis?

-¡Qué tontería! ¿Cómo puedo beber?

9. ¿Entonces que quisiste decir cuando mencionaste la taberna?

-Quise decir lo que dije.

10. ¿Cuándo estabais vivo, maltratabais a vuestros caballos?

- ¿Sois de la policía municipal?

11. ¿Queréis que oremos por vos?

-¿E haréis esto?

12. Ciertamente. Nosotros oramos por todos aquellos que sufren, porque tenemos compasión de los infelices y sabemos que la misericordia de Dios es grande.

-¡Oh! Bien,  pese a todo sois buena gente. Me gustaría de poderos dar un apretón de mano. Procurare merecerlo. Obligado.

OBSERVACIÓN:  Esta conversación confirma lo que la experiencia ya probó muchas veces, relativamente la influencia que pueden  los hombres ejercer sobre los Espíritus, y por medio de la cual contribuyen para su mejoría. Muestra la influencia de la oración.

Siendo así, esa naturaleza bruta  y casi indomable y salvaje se encuentra como que subyugada por la idea de las ventajas que se le puede ofrecer. Tenemos numerosos ejemplos de criminales que vinieron espontáneamente   a comunicarse con médiums que habían orado por ellos, testimoniándonos así su arrepentimiento.

A las observaciones  mencionadas anteriormente  juntaremos las consideraciones que siguen, relativas  a la evocación de Espíritus inferiores.

Hemos visto médiums, justamente celosos de conservar sus buenas relaciones de más allá del túmulo,  negarse a servir como intérpretes de los espíritus inferiores  que pueden ser llamados.  Es de su parte una susceptibilidad mal entendida. Por el hecho  de evocar a un Espíritu vulgar, y aun mismo malo, no quedaremos bajo la dependencia de él.  Lejos de eso, y al contrario, nosotros es  quien lo dominaremos. No es el el que viene a imponerse, contra nuestra voluntad,  como en las obsesiones. Somos nosotros los que nos imponemos. El no ordena, obedece. Nosotros somos su juez no su presa. Más allá de eso, podemos serles útiles por nuestros consejos y por nuestras oraciones y ellos nos lo agradecen por el interés que les demostramos. Extenderle  la mano al socorrerlo es una buena acción. Rechazarlos es una falta de caridad; es aun más, es orgullo y egoísmo. Esos seres inferiores, por el contrario, son para nosotros una gran enseñanza. Fue por su intermedio que pudimos conocer las camadas inferiores del mundo espirita y  la suerte que aguarda a aquellos que aquí hacen un mal empleo de su vida.

Nótese, además, que es casi siempre tremendo que ellos vienen a las reuniones serias, donde dominan los buenos Espíritus. quedan avergonzados y se mantienen  a distancia, oyendo con el fin de instruirse. Muchas veces vienen con ese objetivo, sin haber sido llamados.

¿Por qué, pues, rechazaremos oírlos, cuando muchas veces su arrepentimiento y su sufrimiento constituyen motivo de edificación o, por lo menos instrucción?

No hay nada que temer de esas comunicaciones, desde que visen el bien. ¿Qué sería de los pobres heridos si los médicos recusasen tocar  en sus llagas?

Traducido por Mercedes Cruz Reyes 

quarta-feira, 20 de março de 2013

Um antigo carreteiro


Revista Espírita, dezembro de 1859

O excelente médium Sr. V... é um moço que geralmente se distingue pela pureza de suas relações com o mundo espírita. Contudo, depois que se mudou para os aposentos que atualmente ocupa, um Espírito inferior se intromete em suas comunicações, interpondo-se até em seus trabalhos pessoais.

Encontrando-se, na noite de 6 de setembro de 1859, em casa do Sr. Allan Kardec, com quem devia trabalhar, foi entravado por aquele Espírito, que lhe fazia traçar coisas incoerentes ou impedia que escrevesse.

Então o Sr. Allan Kardec, dirigindo-se ao Espírito, manteve com ele a seguinte conversa:

1. Por que vens aqui sem ser chamado?

- Quero atormentá-lo.

2. Quem és tu? Dize o teu nome.

- Não o direi.

3. Qual o teu objetivo, intrometendo-te naquilo que não te diz respeito? Isto não te traz nenhum proveito.

- Não, mas eu o impeço de ter boas comunicações e sei que isto o magoa muito.

4. És um mau Espírito, pois que te alegras em fazer o mal. Em nome de Deus eu te ordeno que te retires e nos deixes trabalhar tranquilamente.

- Pensas que metes medo com essa voz grossa?

5. Se não é de mim que tens medo, tê-lo-ás sem dúvida de Deus, em nome de quem te falo e que poderá fazer que te arrependas de tua maldade.

- Não nos zanguemos, burguês.

6. Repito que és um mau Espírito, e mais uma vez te peço que não nos impeças de trabalhar.

- Eu sou o que sou, é a minha natureza.

Tendo sido chamado um Espírito superior, ao qual foi pedido que afastasse o intruso, a fim de não ser interrompido o trabalho, o mau Espírito provavelmente se foi, porque durante o resto da noite não houve mais nenhuma interrupção.

Interrogado sobre a natureza desse Espírito, respondeu o superior:

Esse Espírito, que é da mais baixa classe, é um antigo carreteiro, falecido perto da casa onde mora o médium. Escolheu para domicílio o próprio quarto deste, e há muito tempo é ele que o obsidia e o atormenta incessantemente. Agora que ele sabe que o médium deve, por ordem de Espíritos superiores, mudar de residência, atormenta-o mais do que nunca. É ainda uma prova de que o médium não escreve o seu próprio pensamento. Vês assim que há boas coisas, mesmo nas mais desagradáveis aventuras da vida. Deus revela o seu poder por todos os meios possíveis.

- Qual era em vida o caráter desse homem?

- Tudo o que mais se aproxima do animal. Creio que seus cavalos tinham mais inteligência e mais sentimento do que ele.

- Por que meio pode o Sr. V... desembaraçar-se dele?

- Há dois: o meio espiritual, pedindo a Deus; o meio material, deixando a casa onde está.

- Então há realmente lugares assombrados por certos Espíritos?

- Sim, Espíritos que ainda estão sob a influência da matéria ligam-se a certos locais.

- Os Espíritos que assombram certos lugares podem torná-los fatalmente funestos ou propícios às pessoas que os habitam?

- Quem poderia impedi-los? Mortos, exercem influência como Espíritos; vivos, exercem-na como homens.

- Alguém que não fosse médium, que jamais tivesse ouvido falar de Espíritos e que nem acreditasse neles poderia sofrer tal influência e ser vítima de vexames de tais Espíritos?

- Indubitavelmente. Isto acontece mais frequentemente do que pensais, e explica muitas coisas.

- Há fundamento na crença de que os Espíritos frequentam de preferência as ruínas e as casas abandonadas?

- Superstição.

- Então os Espíritos assombrarão uma casa nova da Rua de Rivoli, do mesmo modo que um velho pardieiro?

- Por certo. Eles podem ser atraídos antes para um lugar do que para outro, pela disposição de espírito dos seus moradores.

Tendo sido evocado, na Sociedade, o Espírito do carreteiro acima mencionado, por intermédio do Sr. R..., ele manifestou-se por sinais de violência, quebrando os lápis, enfiando-os com força no papel, e por uma escrita grosseira, trêmula, irregular e pouco legível. 

1. (Evocação).

- Aqui estou.

2. Reconheceis o poder de Deus sobre vós?

- Sim; e daí?

3. Por que escolhestes o quarto do Sr. V..., e não um outro?

- Porque isto me agrada.

4. Ficareis ali muito tempo?

- Tanto quanto me sentir bem.

5. Então não tendes a intenção de melhorar?

- Veremos. Eu tenho tempo.

6. Estais contrariado porque vos chamamos?

- Sim.

7. Que fazíeis quando vos chamamos?

- Estava na taberna.

8. Então bebíeis?

- Que tolice! Como posso beber?

9. Então o que quisestes dizer quando falastes da taberna?

- Quis dizer o que disse.

10. Quando vivo, maltratáveis os vossos cavalos?

- Sois da polícia municipal?

11. Quereis que oremos por vós?

- E faríeis isto?

12. Certamente. Nós oramos por todos aqueles que sofrem, porque temos compaixão dos infelizes e sabemos que a misericórdia de Deus é grande.

- Oh! Bem, sois boa gente mesmo. Eu gostaria de poder vos dar um aperto de mão. Procurarei merecê-lo. Obrigado. 

OBSERVAÇÃO: Esta conversa confirma o que a experiência já provou muitas vezes, relativamente à influência que podem os homens exercer sobre os Espíritos, e por meio da qual contribuem para a sua melhora. Mostra a influência da prece.

Assim, essa natureza bruta e quase indomável e selvagem encontra-se como que subjugada pela ideia das vantagens que se lhe pode oferecer. Temos numerosos exemplos de criminosos que vieram espontaneamente comunicar-se com médiuns que haviam orado por eles, testemunhando-nos assim o seu arrependimento.

Às observações acima juntaremos as considerações que seguem, relativas à evocação de Espíritos inferiores.

Temos visto médiuns, justamente ciosos de conservar suas boas relações de além-túmulo, recusarem-se a servir de intérpretes dos Espíritos inferiores que podem ser chamados. É de sua parte uma suscetibilidade mal entendida. Pelo fato de evocarmos um Espírito vulgar, e mesmo mau, não ficaremos sob a dependência dele. Longe disso, e ao contrário, nós é que o dominaremos. Não é ele que vem impor-se, contra a nossa vontade, como nas obsessões. Somos nós que nos impomos. Ele não ordena, obedece. Nós somos o seu juiz, e não a sua presa. Além disso, podemos ser-lhes úteis por nossos conselhos e por nossas preces e eles nos ficam reconhecidos pelo interesse que lhes demonstramos. Estender-lhe a mão em socorro é praticar uma boa ação. Recusá-la é falta de caridade; ainda mais, é orgulho e egoísmo. Esses seres inferiores, aliás, são para nós um grande ensinamento. Foi por seu intermédio que pudemos conhecer as camadas inferiores do mundo espírita e a sorte que aguarda aqueles que aqui fazem mau emprego de sua vida.

Notemos, além do mais, que é quase sempre tremendo que eles vêm às reuniões sérias, onde dominam os bons Espíritos. Ficam envergonhados e se mantêm à distância, ouvindo a fim de instruir-se. Muitas vezes vêm com esse objetivo, sem terem sido chamados.

Por que, pois, recusaríamos ouvi-los, quando muitas vezes seu arrependimento e seu sofrimento constituem motivo de edificação ou, pelo menos, de instrução?

Nada há que temer dessas comunicações, desde que visem o bem. Que seria dos pobres feridos se os médicos se recusassem a tocar em suas chagas?      

terça-feira, 19 de março de 2013

Paradigmas “Espíritas”

Por Riviane Damásio

As religiões buscam no cerne das suas melhores intenções, transformar o Mal em Bem, as más tendências em virtudes, e para isto, desprovidas de pedagogias adequadas, muitas vezes tentam conduzir a transformação dos valores, por meio de prática de rituais de lógica duvidosa e de conceitos irrefletidos injetados de forma paulatina em seus adeptos. 

O religioso então, longe de transformar-se “em”, é moldado sob o barro do estereótipo e não raras vezes a mudança promovida não consegue transigir além da superfície rasa e o que vemos são atitudes destoantes das pregações (e intenções).

O Espiritismo, que no sonho concretizado de Kardec e da espiritualidade superior, veio desatar os nós da superficialidade da fé e alçar vôos de reais transformações humanas, muitas vezes encontra em seus membros, atavismos tais, que fazem com que não percebam o espectro de liberdade e de evolução que a não religiosidade proporciona, transcendendo esta liberdade pela fé sem correntes, que voa acima de uma mera liturgia.

A grande maioria dos Centros Espíritas - na contramão de um modelo ideal de sociedade espírita aos moldes das fundadas por espíritas desbravadores da doutrina - proporcionam a quem a eles recorrem, o sentimento de familiaridade e deja vu com as instituições religiosas. A se começar com a disposição física dos presentes, a passividade de se porem como ouvintes de pregrações, os estudos estereotipados e engessados de autores que pouco acrescentam no desenvolvimento da capacidade analítica do indivíduo, o palavreado fútil, os rituais, a venda de esperança que tranforma a fé em produto de barganha, a aceitação cega no fenômeno, a falta de cientificidade...

E assim vão crescendo os paradigmas espíritas, fazendo com que ícones sejam eleitos dentro do movimento como se canonizam santos nas igrejas. Os estudos domésticos dão lugar aos evangelhos estereotipados, a água da sabedoria cede à água fluidificada e o os passos na busca de um caminho de conhecimento e de mudanças se rendem aos “passes” miraculosos que não transformam e mascaram as dores.

O Espiritismo não nasceu passivo, não é nem pode se transformar numa doutrina passiva, e não é através da subserviência que pretende transformar os valores humanos, e sim através do incentivo a atitudes coerentes, à dúvidas, à busca de certezas, ao estudo e ao anseio por respostas e principalmente por ações que não engatinham pelo assistencialismo oco e vicioso, antes colaboram para a transformação e ajuda verdadeira ao outro, através do ensino e da coerência de atitudes.

Que cada espírita se permita nunca deixar de duvidar antes de aceitar, de estudar antes de divulgar e principalmente que à exemplo dos que a cada dia vencem seus leões interiores consigam quebrar aos poucos seus paradigamas e possam finalmente desfrutar e colaborar com a transformação do mundo e de si mesmo que é razão maior da Doutrina.

quinta-feira, 14 de março de 2013

[VÍDEO] - Palestra de Sérgio Aleixo sobre o Controle Universal do Ensino dos Espíritos

O orador, escritor e palestrante espírita Sérgio Aleixo, vice-presidente da Associação de Divulgadores do Espiritismo do Rio de Janeiro (ADE-RJ), realiza palestra sobre o Controle Universal do Ensino dos Espíritos.

terça-feira, 12 de março de 2013

Estilo de las buenas comunicaciones


Revista Espírita, Octubre de 1862 – Disertaciones espiritas

Buscad, en la palabra, la sobriedad y la concisión; pocas palabras, muchas cosas. el lenguaje es como la armonía: cuanto más quisiéramos tornarla rebuscada, menos melodioso será.la verdadera ciencia es siempre aquella que toca, no a algunos sibaritas llenos de si, más si  a la masa inteligente que desde hace mucho tiempo es desviada del verdadero camino bello, que es el de la sencillez. A ejemplo de Su Maestro, los  discípulos de Cristo habían adquirido ese profundo saber de bien hablar, con sobriedad y concisión, y sus discursos, como los del Maestro, era marcado por esa delicadeza, por esa profundidad que en nuestros días, en una época en que todo miente a nuestro alrededor, aun se escuchan las voces de Cristo y de sus apóstoles, modelos inimitables de concisión y de precisión.

Más la verdad descendió de lo alto. Como los apóstoles de los primeros días de la era cristiana, los Espíritus superiores vienen a enseñar y dirigir. El Libro de los Espíritus es toda una revolución, porque es conciso y sobrio: pocas palabras, con mucha cosa; nada de flores de retorica; nada de imágenes, más si apenas pensamientos grandes y profundos, que consuelan y fortalecen. Es por eso que el agrada, y agrada porque es fácilmente comprendido. Es el cuño de superioridad de los Espíritus que lo dictaron.

¿Por qué hay tantas comunicaciones vanidad de Espíritus que se dicen superiores, impugnadas de insensatez, de frases resaltadas y floridas, una página para no decir nada? Tened la certeza de que no son Espíritus Superiores, más si seudosabios, que juzgan   producir efecto,  sustituyendo por palabras el vacio de las ideas, la profundidad del pensamiento por la oscuridad. Ellos no pueden seducir sino a los cerebros huecos como los suyos, que toman el  oropel puro y juzgan la belleza de la mujer por el brillo de sus aderezos.

Desconfiad pues, de los Espíritus verbosos, de lenguaje empollado  y confuso que exige darle a lacabeza para ser comprendidos. Reconoced la verdadera superioridad por el estilo conciso, claro e inteligible sin esfuerzo de imaginación. No midáis la importancia de las comunicaciones por su extensión,  más si por la suma de ideas que encierran en pequeño espacio. Para tener el tipo de la superioridad real, contad las palabras y las ideas, me refiero a las ideas justas, sanas y lógicas – y la comparación os dará la exacta medida. 

BARBARET (Espírito familiar). 

(Sociedad Espírita de Paris, 8 de agosto de 1862 - médium: Sr. Leymarie

Tradução: Mercedes Cruz

Clique aqui para a versão em português.

Em cima do muro tem um espaço de aprendizado


Por Riviane Damásio

O que me leva a esta reflexão? Tenho visto por aqui, ali e acolá, uma guerra ideológica que inflama os ânimos de paraquedistas, incautos e bem-intencionados de plantão. Ideológica porque se propõe a defesa de lados visivelmente antagônicos na forma de entender e viver a Doutrina dos Espíritos.

Um destes lados, vulgarmente é classificado como místico e outro de ortodoxo, sendo que o primeiro numa apressada e estereotipada leitura e entendimento “peca” ao não se fechar na compilação kardequiana acabando por vezes por abrir o leque para práticas e procedimentos que “ainda” não encontraram eco na codificação, e o outro lado, numa mesma leitura apressada e estereotipada peca ao se fechar na codificação de tal forma que cai num ostracismo intelectual cerceador do novo. 

Confesso sentir uma grande admiração por algumas pessoas que se encontram classificadas nos extremos que citei. Não todas, claro, pois algumas considero mesmo de uma permissividade que beira o descaso com a doutrina espírita e outras, de uma irredutibilidade que ultrapassa a intransigência. No meio destes dois extremos conheci gente maravilhosa! Amigos que juntos, na mesma sintonia de busca pela nossa própria “verdade”, nos conduziu inclusive a criar uma comunidade Espírita.

Particularidades à parte, me peguei no meio destes conflitos que vêm se reacendendo em ambientes que freqüento, com a seguinte reflexão: Acreditamos que a vida não acaba aqui, somos espíritos imortais que após a morte do corpo físico, teremos ainda incontáveis caminhos a trilhar. Com qual “verdade” iremos reencarnar nestes caminhos? No seio de que família? Espiritualista? Espírita? Islâmica? Budista? Judia? Católica? Protestante? Evangélica? Hinduísta? Teremos oportunidade de retomarmos o caminho da doutrina no ponto onde estamos hoje? 

Se não reencarnarmos logo, faremos um percurso errático de aprendizado de doutrinas ou de valores morais, ideológicos ou não? Quem nos receberá do outro lado? Vestido de que doutrina estará o espírito condutor no nosso novo caminho? Haverá mesmo doutrinas delimitadas neste espaço desconhecido ou nossas armaduras são risíveis aos nossos amigos espirituais?

Busco então, em meio à tantas dúvidas, um exercício de convivência diária. Tento viver a minha escolha, a forma como “eu” entendo e percebo a doutrina tentando não ferir as escolhas alheias. Não por pensar a minha como sendo a melhor ou a mais correta, mas por pensar que é a que me calça bem e confortável, a que me serve mais como espírito imperfeito que sou.

Sem demagogias agradeço aos que pensam diferente de mim e cruzam meu caminho, mesmo que em alguns momentos eu não resista a uma ironia ou a um olharzinho superior (sei que serei responsabilizada por isto também). É o diferente que me instiga nesta passagem. Que me faz viajar em busca do conhecimento e da validação das minhas idéias. Mas quero antes de tudo, tratar este diferente de mim com respeito, que deve ser a base da minha evolução, da minha reforma lenta mas ascendente. 

Sei que de nada me adiantará uma sabedoria intelectual estéril, se eu não aprender a sabedoria emocional e a partir daí exercitar o “conviver” com estes amigos que hoje reconheço como antagônicos, mas que talvez me aguardem do outro lado, para me acolher e me ensinar o que o meu olhar crítico e meu coração endurecido se recusaram a ver e sentir nesta encarnação!