Por Mercedes Cruz
Lo que realmente atrae a los buenos espíritus es la conducta moral y la armonía psíquica de las personas, independientemente de los lugares donde se practiquen las sesiones mediúmnicos. . Sin embargo, no es muy conveniente realizar trabajos mediúmnicos en hogares familiares que resultan, en cambio, propicios para las reuniones de estudio y practica del evangelio o doctrinarios espiritas, y para intercambio con los espíritus benefactores y esclarecidos. Las vibraciones de la oración y los temas sublimes del evangelio de Jesucristo son balsámicos y reconfortantes, beneficiando a los desencarnados afligidos y perturbados, que comparecen bajo el control de entidades superiores.
Respaldados por los temas evangélicos, los trabajaos mediumnicos que se realizan en los hogares, son del gusto de los buenos espíritus que contribuyen con su influencia a la armonía y entendimiento cristiano de sus moradores. Los miasmas psíquicos que penetran durante el día en el hogar, atraídos por los disturbios familiares, se desintegran bajo el impacto poderoso de la oración y la fuerza crística que se desprende del culto a las enseñanzas de Jesucristo.
Las sesiones espiritas en el hogar doméstico, siempre que se orienten según la palabra del Sublime Maestro resultan extraordinarios recursos de adoctrinación espiritual para los espíritus infelices y perturbados, aunque no puedan “hablar” a través del médium.
Estos trabajos benefician enormemente a los desencarnados parientes de la familia donde se hacen las sesiones, ya que no hay mejor ambiente para ellos, que la morada física que tuvieron antes de desencarnar. No siempre es conveniente promover el desarrollo de los mediúms, el tratamiento de los obsesos y el intercambio con los grupos de entidades equivocadas o vengativas. Los niños principalmente, son los más sensibles a los fluidos mórbidos, deletéreos o agresivos que los espíritus sufrientes y perturbados diseminan en el ambiente doméstico, después del intercambio mediúmnico.
Esos niños se vuelven apáticos, impertinentes o temerosos, pues su periespiritu, bastante alejado del cuerpo físico, sufre con gran violencia los impactos mórbidos del mundo astral. Por supuesto que también los niños tienen protectores espirituales que los vigilan desde el Más Allá de día y de noche. A pesar de esto, no es conveniente, sobre cargar el trabajo de vigilancia de los guías ante la necesidad de tener que contrarrestar el efecto nocivo de los fluidos repulsivos o enfermos de los espíritus perturbados sobre el niño. Las postraciones, los aflojamientos musculares y las perturbaciones hepáticas, muy comunes en los niños no siempre se deben a los fluidos nocivos de los encarnados. Muchas veces obedecen a la absorción del fluido pernicioso que perdura en el ambiente doméstico después de una sesión agitada y mórbida, durante la cual se comunicaron almas sufrientes desatinadas o rebeldes. A pesar del esfuerzo abnegado de los guías por disolver a tiempo los coágulos fluídicos que a veces permanecen a la altura del cerebelo, de la región cardiaca o de la hepato-intestinal de los niños, la índole sutil de las vibraciones, les impide ejercer una eficaz acción directa. Entonces recurren a la intuición, aconsejando a los encarnados que utilicen los pases “corta fluidos” que los entendidos conocen.
Después de la sesión mediumnica de adoctrinamiento a los espíritus sufrientes o rebeldes, los fluidos mórbidos quedan flotando en el aire por algún tiempo, hasta ser disueltos por la presencia física de la misma familia o por los espíritus guías y amigos del otro lado. Tan importante es el higienizar, previamente el lugar donde actuaran los espíritus superiores, también es importante, higienizar el lugar donde se ha mantenido el trabajo angustioso de contacto con espíritus de baja vibración para que los fluidos y miasmas residuales no enfermen a los moradores del hogar.
Así como el amor, la ternura, la humildad y la pureza, emiten ondas y fluidos que embalsaman el ambiente, y alivian y curan a los individuos, el odio, la ira, el sufrimiento y la desesperación, lanzan dardos que mortifican y abaten a quienes son vulnerables en sus defensas magnéticas. Después de lo trabajos evangélicos en el hogar, se crea un ambiente saturado de emanaciones balsámicas que alimentan los buenos propósitos y las ideas afines de sus moradores. Por el contrario, después de la comunicación con espíritus sufrientes p rebeldes, quedan en el ambiente los residuos fluídicos de las deletéreas y mórbidas explosiones desatadas durante dicho intercambio mediúmnico.
Los hogares donde no hay verdadera armonía espiritual, son los menos adecuados para sesiones mediumnicas de intercambio con espíritus sufrientes, puesto que resulta más difícil disolver los malos fluidos que están dispersos en el ambiente al igual que no invitamos a nuestra casa a los malhechores y a la gente de mal vivir, tampoco conviene atraer al propio hogar a entidades malhechoras, vengativas o capciosas para su adoctrinamiento.
Esto no quiere decir que el adoctrinamiento a los espíritus perturbados solo sea realizado en los centros, si Francisco de Asís realizara sesiones espiritas en su casa las advertencias no serian para el. Allan Kardec realizó innumerables sesiones mediumnicas en su residencia, sin jamás haber sufrido influencias indignas, o trastornos en su equilibrada personalidad. La conducta, el sentimiento y la franqueza de las acciones de Kardec imponían respeto y temor a los verdaderos genios de la sombras; pero tales defensas morales son poco frecuentes en los miembros de las familias comunes.
Esta advertencia de nada sirve en el caso de los hogares donde habitan obsesos o médium perturbados, puesto que existe un permanente desequilibrio provocado por la presencia constante de almas infelices o vengativas.
Hay trabajos domésticos donde se consiguen la conversión de espíritus terriblemente enfermos; pero se trata de sesiones en las que sus miembros son asistidos de modo permanente y poderoso, desde lo Alto, por espíritus superiores que los inmunizan contra los ataques del astral inferior y el toxico de los fluidos enfermizos.
Los mediúms bien desarrollados y preparados para cumplir determinados trabajos propuestos por lo Alto, no deben empañar su cometido prestándose a los intereses exclusivos de alguna familia determinada, que los explota como si fueran rica veta de oro.
Algunos mediúms imprudentes son serviciales y acuden solícitos a participar de las sesiones realizadas en la casa del famoso académico, del político prestigioso, o del militar de alta graduación, agotándose en el esfuerzo por demostrar la supervivencia del alma ante una audiencia escéptica y maliciosa que lo pone a prueba con burlas y dudas.
Estos mediúms, lamentablemente, se dejan dominar por un complejo mesiánico, y desperdician sus energías en el afán por convencer de que el espíritu es inmortal, a los amantes del mundo del Cesar e indiferentes al reino de Cristo, restando, en cambio su concurso, a las tareas de esclarecimiento espiritual a los hermanos más modestos. Son capaces de hacer frente a todos los impedimentos para atender a las indagaciones particulares y capciosas de los ricos curiosos, y cuando la ocasión lo permite y les favorece la tarea para ir a ayudar y esclarecer a los pobres y modestos con pretextos y excusas desdeñan hacerlo.
El médium que realmente se dedica a los objetivos fundamentales de la doctrina espirita, no debe distinguir en la ayuda espiritual, al soldado del general, al pobre del rico, al analfabeto del sabio, la prostituta de la dama de la sociedad, al delincuente del buen ciudadano.
El trabajo mediúmnico en el hogar puede transformarse en una etapa de progreso espiritual para la propia familia, además de un recursos doctrinario bastante eficiente para los parientes desencarnados. Más el servicio con cristo exige al médium, su acción provechosa en el mundo profano, cooperando con el medicamento, el pase, el agua fluidificada y el bienestar espiritual, a la elevación de las personas que realmente buscan la paz espiritual y el conocimiento de si mismas.
La relaciones con los Espíritu inferiores exigen cierta seguridad de ideas, tacto, y firmeza. Todos los hombres no son aptos para obtener de estas relaciones los buenos efectos que son de esperar. Hay que poseer una verdadera superioridad moral para dominar a estos espíritus, reprimir sus desvíos y dirigirles por el buen camino. Esta superioridad solo se adquiere con una vida exenta de pasiones materiales. En este caso, los fluidos purificados del evocador dominan cómodamente a los fluidos de los Espíritus atrasados.
El estudio de los fenómenos espiritas y las realizaciones con el mundo invisible presentan muchas dificultades, y a veces hasta peligros, para el hombre ignorante y frívolo que se preocupa poco de la parte moral de la cuestión. El que penetra bruscamente en el contacto con lo invisible, sin conocimientos, y se entrega sin precaución a las manifestaciones, se encuentra desde el principio en contacto con millares de seres y sin ningún medio de comprobar sus acciones y sus palabras.
Por eso el estudio de la codificación Espirita y el fiel cumplimientos de los requisitos que requiere una sesión mediúmnica y que se especifica muy claro en el libro de los médiums permitirá a los médiums un ejercicio fructífero para auxilio de las almas que necesitan ayuda y esclarecimiento en ambos lados de la vida.
Lo que realmente atrae a los buenos espíritus es la conducta moral y la armonía psíquica de las personas, independientemente de los lugares donde se practiquen las sesiones mediúmnicos. . Sin embargo, no es muy conveniente realizar trabajos mediúmnicos en hogares familiares que resultan, en cambio, propicios para las reuniones de estudio y practica del evangelio o doctrinarios espiritas, y para intercambio con los espíritus benefactores y esclarecidos. Las vibraciones de la oración y los temas sublimes del evangelio de Jesucristo son balsámicos y reconfortantes, beneficiando a los desencarnados afligidos y perturbados, que comparecen bajo el control de entidades superiores.
Respaldados por los temas evangélicos, los trabajaos mediumnicos que se realizan en los hogares, son del gusto de los buenos espíritus que contribuyen con su influencia a la armonía y entendimiento cristiano de sus moradores. Los miasmas psíquicos que penetran durante el día en el hogar, atraídos por los disturbios familiares, se desintegran bajo el impacto poderoso de la oración y la fuerza crística que se desprende del culto a las enseñanzas de Jesucristo.
Las sesiones espiritas en el hogar doméstico, siempre que se orienten según la palabra del Sublime Maestro resultan extraordinarios recursos de adoctrinación espiritual para los espíritus infelices y perturbados, aunque no puedan “hablar” a través del médium.
Estos trabajos benefician enormemente a los desencarnados parientes de la familia donde se hacen las sesiones, ya que no hay mejor ambiente para ellos, que la morada física que tuvieron antes de desencarnar. No siempre es conveniente promover el desarrollo de los mediúms, el tratamiento de los obsesos y el intercambio con los grupos de entidades equivocadas o vengativas. Los niños principalmente, son los más sensibles a los fluidos mórbidos, deletéreos o agresivos que los espíritus sufrientes y perturbados diseminan en el ambiente doméstico, después del intercambio mediúmnico.
Esos niños se vuelven apáticos, impertinentes o temerosos, pues su periespiritu, bastante alejado del cuerpo físico, sufre con gran violencia los impactos mórbidos del mundo astral. Por supuesto que también los niños tienen protectores espirituales que los vigilan desde el Más Allá de día y de noche. A pesar de esto, no es conveniente, sobre cargar el trabajo de vigilancia de los guías ante la necesidad de tener que contrarrestar el efecto nocivo de los fluidos repulsivos o enfermos de los espíritus perturbados sobre el niño. Las postraciones, los aflojamientos musculares y las perturbaciones hepáticas, muy comunes en los niños no siempre se deben a los fluidos nocivos de los encarnados. Muchas veces obedecen a la absorción del fluido pernicioso que perdura en el ambiente doméstico después de una sesión agitada y mórbida, durante la cual se comunicaron almas sufrientes desatinadas o rebeldes. A pesar del esfuerzo abnegado de los guías por disolver a tiempo los coágulos fluídicos que a veces permanecen a la altura del cerebelo, de la región cardiaca o de la hepato-intestinal de los niños, la índole sutil de las vibraciones, les impide ejercer una eficaz acción directa. Entonces recurren a la intuición, aconsejando a los encarnados que utilicen los pases “corta fluidos” que los entendidos conocen.
Después de la sesión mediumnica de adoctrinamiento a los espíritus sufrientes o rebeldes, los fluidos mórbidos quedan flotando en el aire por algún tiempo, hasta ser disueltos por la presencia física de la misma familia o por los espíritus guías y amigos del otro lado. Tan importante es el higienizar, previamente el lugar donde actuaran los espíritus superiores, también es importante, higienizar el lugar donde se ha mantenido el trabajo angustioso de contacto con espíritus de baja vibración para que los fluidos y miasmas residuales no enfermen a los moradores del hogar.
Así como el amor, la ternura, la humildad y la pureza, emiten ondas y fluidos que embalsaman el ambiente, y alivian y curan a los individuos, el odio, la ira, el sufrimiento y la desesperación, lanzan dardos que mortifican y abaten a quienes son vulnerables en sus defensas magnéticas. Después de lo trabajos evangélicos en el hogar, se crea un ambiente saturado de emanaciones balsámicas que alimentan los buenos propósitos y las ideas afines de sus moradores. Por el contrario, después de la comunicación con espíritus sufrientes p rebeldes, quedan en el ambiente los residuos fluídicos de las deletéreas y mórbidas explosiones desatadas durante dicho intercambio mediúmnico.
Los hogares donde no hay verdadera armonía espiritual, son los menos adecuados para sesiones mediumnicas de intercambio con espíritus sufrientes, puesto que resulta más difícil disolver los malos fluidos que están dispersos en el ambiente al igual que no invitamos a nuestra casa a los malhechores y a la gente de mal vivir, tampoco conviene atraer al propio hogar a entidades malhechoras, vengativas o capciosas para su adoctrinamiento.
Esto no quiere decir que el adoctrinamiento a los espíritus perturbados solo sea realizado en los centros, si Francisco de Asís realizara sesiones espiritas en su casa las advertencias no serian para el. Allan Kardec realizó innumerables sesiones mediumnicas en su residencia, sin jamás haber sufrido influencias indignas, o trastornos en su equilibrada personalidad. La conducta, el sentimiento y la franqueza de las acciones de Kardec imponían respeto y temor a los verdaderos genios de la sombras; pero tales defensas morales son poco frecuentes en los miembros de las familias comunes.
Esta advertencia de nada sirve en el caso de los hogares donde habitan obsesos o médium perturbados, puesto que existe un permanente desequilibrio provocado por la presencia constante de almas infelices o vengativas.
Hay trabajos domésticos donde se consiguen la conversión de espíritus terriblemente enfermos; pero se trata de sesiones en las que sus miembros son asistidos de modo permanente y poderoso, desde lo Alto, por espíritus superiores que los inmunizan contra los ataques del astral inferior y el toxico de los fluidos enfermizos.
Los mediúms bien desarrollados y preparados para cumplir determinados trabajos propuestos por lo Alto, no deben empañar su cometido prestándose a los intereses exclusivos de alguna familia determinada, que los explota como si fueran rica veta de oro.
Algunos mediúms imprudentes son serviciales y acuden solícitos a participar de las sesiones realizadas en la casa del famoso académico, del político prestigioso, o del militar de alta graduación, agotándose en el esfuerzo por demostrar la supervivencia del alma ante una audiencia escéptica y maliciosa que lo pone a prueba con burlas y dudas.
Estos mediúms, lamentablemente, se dejan dominar por un complejo mesiánico, y desperdician sus energías en el afán por convencer de que el espíritu es inmortal, a los amantes del mundo del Cesar e indiferentes al reino de Cristo, restando, en cambio su concurso, a las tareas de esclarecimiento espiritual a los hermanos más modestos. Son capaces de hacer frente a todos los impedimentos para atender a las indagaciones particulares y capciosas de los ricos curiosos, y cuando la ocasión lo permite y les favorece la tarea para ir a ayudar y esclarecer a los pobres y modestos con pretextos y excusas desdeñan hacerlo.
El médium que realmente se dedica a los objetivos fundamentales de la doctrina espirita, no debe distinguir en la ayuda espiritual, al soldado del general, al pobre del rico, al analfabeto del sabio, la prostituta de la dama de la sociedad, al delincuente del buen ciudadano.
El trabajo mediúmnico en el hogar puede transformarse en una etapa de progreso espiritual para la propia familia, además de un recursos doctrinario bastante eficiente para los parientes desencarnados. Más el servicio con cristo exige al médium, su acción provechosa en el mundo profano, cooperando con el medicamento, el pase, el agua fluidificada y el bienestar espiritual, a la elevación de las personas que realmente buscan la paz espiritual y el conocimiento de si mismas.
La relaciones con los Espíritu inferiores exigen cierta seguridad de ideas, tacto, y firmeza. Todos los hombres no son aptos para obtener de estas relaciones los buenos efectos que son de esperar. Hay que poseer una verdadera superioridad moral para dominar a estos espíritus, reprimir sus desvíos y dirigirles por el buen camino. Esta superioridad solo se adquiere con una vida exenta de pasiones materiales. En este caso, los fluidos purificados del evocador dominan cómodamente a los fluidos de los Espíritus atrasados.
El estudio de los fenómenos espiritas y las realizaciones con el mundo invisible presentan muchas dificultades, y a veces hasta peligros, para el hombre ignorante y frívolo que se preocupa poco de la parte moral de la cuestión. El que penetra bruscamente en el contacto con lo invisible, sin conocimientos, y se entrega sin precaución a las manifestaciones, se encuentra desde el principio en contacto con millares de seres y sin ningún medio de comprobar sus acciones y sus palabras.
Por eso el estudio de la codificación Espirita y el fiel cumplimientos de los requisitos que requiere una sesión mediúmnica y que se especifica muy claro en el libro de los médiums permitirá a los médiums un ejercicio fructífero para auxilio de las almas que necesitan ayuda y esclarecimiento en ambos lados de la vida.
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