Pages

domingo, 10 de abril de 2011

Las Advertencias de Kardec a Roustaing Y La Profecía de Erasto

Por Sergio Aleixo

Para ler a versão em português, clique aqui.

En la Revista Espirita de junio de 1863 hay un articulo kardeciano sobre la no retrogradación de los Espíritus. Este texto fue citado por el abogado de Bordéus y sometido al examen de los autores espirituales de Los Cuatro Evangelios en el número 59 de la obra. Los guías de la pretendida Revelación de la Revelación concluyeron que los que piensan que la encarnación es una necesidad general “no fueron esclarecidos, o no reflexionaron bastante”.

Kardec dice en su artículo de junio de 1863 que la idea rustenista de que “los Espíritus no habían sido creados para encarnar”, que “la encarnación seria solamente el resultado de su falta”, constituye un sistema “especioso a primera vista” y que, “tal sistema cae por la mera consideración de que, si ningún Espíritu hubiese fallado, no habría hombres en la Tierra, ni en los otros mundos”.

Según el Codificador, el hombre “es una de los engranajes esenciales de la creación” y, por esta razón “Dios no podía subordinar la realización de esta parte de su obra a la caída eventual de sus criaturas, a menos que contase por tanto con un número siempre suficiente de culpados para ofrecer operarios a los mundos creados y por crear”. Para Kardec “El buen sentido repele tal idea”.

Más a esto respondieron los guías de Roustaing: “La última frase debe ser riscada”. Y aun admitiendo que era “pronto” para resolver el “origen del Espíritu” - en relación a lo que, de hecho, ya recomendara Kardec de máxima cautela [1]-, los guías rustenistas exhortaron la vanidad de los más sensibles y del propio jurisconsulto de esta manera:

Serbios de lo que os decimos [sobre el origen de las cosas], porque, al mismo tiempo en que vuestro trabajo aparece a los ojos de todos, los Espíritus encarnados ya se hallaran más dispuestos para recibir lo que entonces [cuando, en el Libro de los Espíritus, fue dicho que el Espíritu era creado simple e ignorante], y aun mismo hoy [abril de 1863], tomarían por una monstruosidad, o por una tontería ridícula.[2]

Kardec reafirmo en su artículo de junio de 1863 la doctrina de El Libro de los Espíritus y negó la tesis rustenista que asegura que la reencarnación es ocasionada como castigo a los Espíritus faltosos. Esto prueba irrefutablemente que no es verdadera la propaganda centenaria de la F.E.B., la cual siempre dio cuenta de que Kardec y Roustaing solo divergían en cuanto a la naturaleza del cuerpo de Jesús, concordando en todo lo demás.

El Codificador dijo en alta voz que el estado primitivo del Espíritu no es el de “inocencia inteligente y raciocinada”. Estos términos utilizados por el maestro lionés en junio de 1863 resumen con precisión las tesis “especiales” de la revelación de la Revelación, que, sin embargo, solamente seria publicada tres años después. Si no, veamos:

Alcanzando el punto de preparación para entrar en el reino humano, los Espíritus se preparan, de hecho, en mundo ad-hoc, para la vida espiritual consciente, independiente y libre. Es en ese momento en el que entran en aquel estado de inocencia y de ignorancia. La voluntad del soberano Señor les da la conciencia de su inocencia y facultades y, por consiguiente, de sus actos, conciencia que produce el libre albedrio, la vida moral, la inteligencia independiente y capaz de raciocinio, la responsabilidad. Llegando de este modo a la condición de Espíritu formado, de Espíritu pronto para ser humanizado si fuera a fallar, el Espíritu en un estado de inocencia completa, habiendo abandonado, con sus últimas envolturas animales, los instintos oriundos de las exigencias de la animalidad. […] Los que se conservan puros también desenvuelven actividades e inteligencia, con el fin de progresar, en el estado fluídico, por medio de esfuerzos espirituales que necesitan hacer para, de la fase de inocencia y de ignorancia, de infancia y de instrucción, llegar, sin haber fallado, a la perfección![3]

Esta flagrante coincidencia de palabras y la citación, en el numero 59 de Los Cuatro Evangelios, de la absoluta negativa de Kardec a la tesis de la “caída” evidencia que, de alguna suerte, ya en 1863, el Codificador había tomado ciencia del material que estaba siendo compilado por Roustaing desde diciembre de 1861. Ponderaba el nostálgico colega Gelio Lacerda de la Silva, ex presidente de la Federación Espirita del Estado del Espíritu santo:

Para entender como Kardec contesto, en 1863, un asunto que Roustaing vinculo en su libro, publicado en 1866, todo lleva a creer que Roustaing, antes de su libro llegar al público, ya divulgaba su contenido. Fue en abril de 1863 cuando los Espíritus mistificadores dictaron a Roustaing, a través de Mme. Collignon, la enseñanza anti doctrinaria de que el Espíritu solo será humanizado si fallara, conforme la nota en la página. 295, 1. º Volumen, 5ª ed. De Los Cuatro Evangelios; por tanto, no hay duda de que Kardec, en junio de 1863, en su referido artículo, se alabó a Roustaing en el mensaje dictado en abril de 1863. [4]

Y agregó a esto un hecho relevante. El Codificador, cierta vez, publicó una carta de la médium Emilie Collignon encaminando para sí dictados espirituales. Aseguraba la sensitiva que uno de esos comunicados era de un espíritu que, antes, se presentara a Kardec en substitución al de Gerard de Codemberg. Rebatidos los argumentos de la médium, el genio lionés le dijo que el texto “presenta todas los caracteres de una comunicación apócrifa.” [5]

Luego Kardec publica mensaje del Espíritu Bernardin a la misma sensitiva, en la que proclama en el "pensamiento filosófico", "lleno de sabiduría", el supuesto hecho de que “somos una esencia creada pura, más decaída; pertenecemos a una patria donde todo es pureza; culpables, fuimos exiliados por algún tiempo, más solo por algún tiempo”. ¡Ya era la doctrina rustenista de la caída del espíritu!

En clara reparación, el maestro recomienda, entre paréntesis, la lectura de su aclamado articulo de enero de 1862, sobre la doctrina de los ángeles decaídos, como también, en su observación final, advierte del peligro de, en ciertas comunicaciones, espíritus no muy elevados emitir opiniones personales, que reflejan apenas sistemas e ideas no siempre justas acerca de los hombres y de las cosas. Según Kardec:

Publicadas sin corrección, esas ideas falsas apenas lanzaran descredito sobre el espiritismo, ofrecerán armas a sus enemigos y sembraran la duda y la inseguridad entre los neófitos. Con los comentarios y las explicaciones dados a propósito, el propio mal algunas veces se torna instructivo. Sin esto podrían responsabilizar a la doctrina por todas las utopías enunciadas por ciertos Espíritus más orgullosos que lógicos. Si el Espiritismo pudiese ser retardado en su marcha, no sería por los ataques abiertos de sus enemigos declarados, más si por el celo irreflexivo de los amigos imprudentes. No se trata, pues, de hacer compilaciones indigestas, donde todo se halla amontonado confusamente y cuyo menor inconveniente seria molestar al lector; es preciso evitar con cuidado todo cuanto pueda falsear la opinión sobre el Espiritismo. Ahora, todo esto exige un trabajo que justifica la demora de tales publicaciones. [6]

La situación no era del todo buena para la médium, que ya estaba recibiendo la pretendida Revelación de la Revelación desde diciembre de 1861, y que se extendería hasta mayo de 1865,[7] y en clima, ahora, quien sabe, de probable melindre, en función de estos pareceres desfavorables de Kardec. Anote el estudioso que el maestro lionés habla, en su observación, sobre “Espíritus más orgullosos que lógicos”, “celo irreflexivo de los amigos imprudentes” y “compilaciones indigestas, donde todo se haya amontonado confusamente y cuyo menos inconveniente seria molestar al lector”. ¡No resta duda! El material rustenista fue enviado a Kardec ya en 1862, más el maestro luego percibió las inconsistencias y peligros.

Roustaing, por tanto, puede contar con la previa advertencia del Codificador, que se digno hasta preservarlo del ridículo, dada su distinción social, no mencionándole el nombre a aquel artículo de junio de 1863, sobre la no retrogradación de los Espíritus. Elegante, más firme, Kardec definió la tesis rustenista de la caída como “un sistema que tiene algo de engañoso a primera vista”, argumentando de la forma que ya destaque en el inicio.

El abogado bordelés, por tanto, debería haber acatado el entendimiento de su “muy honrado jefe Espírita”. Fue dada a Roustaing la oportunidad de desistir de aquel trabajo, todavía no lo interrumpió; de cierto, por el orgullo herido. Un ex presidente de la Orden de los Abogados, miembro del tribunal Imperial de Bordéus, al ser “desacatado” por un profesor lionés radicado en Paris. No, esto no podía ser, aun mismo que se tratase de un aclamado autor pedagógico.

La médium Collignon y el abogado Roustaing. Ambos en situación de evidente amargura por no haber obtenido de Kardec el respaldo que ambicionaban para sus trabajos mediúmnicos. Combinación explosiva que generó el primer cisma en el movimiento espirita, cuyos ecos, infelizmente, se pueden oír aun.

No obstante estas advertencias de Kardec, Espíritus orientadores habían expedido alertas al respecto de un ataque de entidades mistificadoras en la ciudad de Bordéus. Durante la sesión general allá ocurrida el 14 de octubre de 1861, Kardec leyó, después de su discurso, una epístola de Erasto a los espiritas de aquella localidad. [8]

En voz un tanto más severa, el amigo espiritual de la codificación Kardeciana aseguró ser necesario prevenir a los espiritas bordeleses contra un peligro que era su deber señalarles. Erasto los avisó, entonces, del inminente asalto de una turba de Espíritus engañadores, cuya finalidad seria fomentar la cesión, la división, y llevar a una ruptura lamentable por todos los títulos. Repitiendo lo que los propios guías espirituales del movimiento en Bordéus dijeron a los espiritas de aquella ciudad. Erasto esclareció que habría dos tipos de mistificadores en el ataque. Un tipo vendría con combinaciones abiertamente hostiles a las enseñanzas de los legítimos misioneros del Espíritu de Verdad, este, el presidente de la regeneración planetaria y guía personal del Kardec y del espiritismo. Otro tipo de mistificadores, sin embargo, se presentaría con disertaciones sabiamente combinadas, en las cuales, gracias tiradas piadosas, insinuarían la herejía o algún principio disolvente.

¿Roustaing tomo conocimiento de la epístola por terceros? ¿O, como adeptos suyos afirman hoy sin pruebas, estuvo presente en la sesión general? De cualquier forma, no fue por falta de esta advertencia que cometió el error de publicar su pretendida Revelación de la Revelación, cuyos dictados comenzarían a aparecer ya en diciembre de aquel año, dos meses después de la sesión general, insinuando exactamente la herejía gnóstica docetista de Jesús fluídico y el principio disolvente de la reencarnación como resultado de una supuesta caída, especie de falencia, verdadera retrogradación que, según los guías rustenistas, sería aplicable hasta Espíritus con responsabilidades planetarias. [9]

Todo se dio tal cual la predicación. Fue un vaticinio de Erasto; en esta ocasión, mensajero del espíritu de Verdad; este último, por otra parte, algunos espíritus vinculados a la Iglesia primitiva habían identificado como Jesús, al señor Roustaing y el Sr. Sabo, a quien Kardec recomendó lo primero, para que se iniciase en el Espiritismo. Al lado del mal, se ve que Dios puso el remedio, más no fue utilizado. [10]

La nomenclatura creada por Kardec – la palabra Espiritismo, inclusive – estaba en toda la supuesta Revelación de la revelación, aun mismo en el titulo: “Espiritismo Cristiano”. Como si nunca fuera dicho por Kardec: “El punto esencial es que la enseñanza de los Espíritus es eminentemente cristiano: el se apoya en la inmortalidad del alma, en las penas y recompensas futuras, en el libre albedrio del hombre, en la moral de Cristo, y por tanto no es irreligioso”. [11]

El hecho es que Roustaing, infelizmente, se apoderó del nombre y de los términos de una doctrina cuya codificación nunca le cabio. Más allá de esto, ni el ni sus discípulos jamás demostraron en que, al final de cuentas, la tesis basilar de su “escuela” se distingue de la antigua tesis de los agnósticos docetista. En el decir autorizado de E. Pagels, la antigua secta postulaba que “Jesús no era un ser humano, y si un ser espiritual que se adapto a la percepción humana”, [12] o sea, conforme en el Espiritismo se dice: un agênere.

No se trata, claro, del agênere desenvolver la percepción física, mas, esto si, de adaptarse a la percepción humana, esto es, de terceros, a fin de que lo puedan notar, aun mismo desencarnado; tanto es asi, que los rustenistas pregonaban que Jesús no tenía “cuerpo material humano, sujeto a la muerte”, que “no podía sufrir, según nuestro modo de entender material” y que – asómbrense – “no murió efectivamente en el Gólgota”. [13] ¡Hora! Dice el espiritismo muy contundentemente:

[…] el Espíritu que no tiene cuerpo material no puede experimentar los sufrimientos que son el resultado de la alteración de la materia, de donde también es forzoso concluir que, si Jesús sufrió materialmente, lo que no se puede dudar, es porque tenía un cuerpo material de naturaleza semejante a la de los cuerpos de toda la gente. 14]

Se aladea eso el flagrante de que, para el rustenismo, en la práctica, la carne humana es un efecto “del mal”; apenas asumen a los Espíritus que son punidos por las faltas cometidas en “estado fluídico”. Y el docetismo, según Pastorino, entendía exactamente esto: “[…] todo lo que es material es imperfecto e impuro, pues es obra del Principio del Mal; como Jesús presentaba el Principio del Bien, el Padre, no podía haberse sometido al Principio del Mal, no podía haber tenido cuerpo físico carnal”. [15]

De hecho, en este texto de Los Cuatro Evangelio, de entre otros, se puede constatar el horror de los guías docetista al cuerpo humano, vinculándolo a “lama”, al “sufrimiento”, a la “falibilidad”, tornándolo efecto inherente a la condición de “culpable” :

Mayor aun era la diferencia entre ese cuerpo de Jesús vuestros cuerpos de lama. […] no lo olvidéis: todo aquel que reviste la carne y sufre, como vosotros, la encarnación material humana es falible. Jesús era demasiadamente puro para vestir la librea del culpado. Su naturaleza espiritual era incompatible con la encarnación material, tal como la sufrís. (Vol. 1, n. 14.)

Posible seria concluir entonces, con los guías rustenistas, que Jesús no cometió imperfecciones morales cuando estuvo en la Tierra no solo porque nunca las practicara en los planos del espíritu, más también porque no estaba revestido de carne humana. La instrucción 625 de El Libro de los Espíritus caducaría.

¿Si, pues qué valor poseería para nosotros el guía y el modelo de una perfección que le fue conferida por proceso evolutivo diferente de la que nos encontramos? Sería un guía errado, un modelo errado para una humanidad errada, porque nada sabría de nuestra vida terrestre, con la cual su pureza siempre habría sido incompatible.

Y más: Jesús habría mentido cuando dijo a Nicodemo: “Hablo de lo que se; doy testimonio de lo que vi”, porque nada conocería ni nada habría visto acerca de nuestra experiencia humana. El rustenismo, por estas y otras, es un insulto a la autoridad moral y espiritual del Maestro de Nazaret, a pesar de suponer exaltarla.

[1] “São essas opiniões pessoais que os Espíritos orgulhosos nos dão como verdades absolutas. É sobretudo a respeito do que deve permanecer oculto, como o futuro e o princípio das coisas, que eles mais insistem, a fim de darem a impressão de que conhecem os segredos de Deus. E é também sobre esses pontos que há mais contradições.” (O Livro dos Médiuns, 300.)
[2] Os Quatro Evangelhos. Vol. I, n. 56. F.E.B, 5.ª ed., 1971, p. 295. Entre colchetes, palavras minhas.
[3] Os Quatro Evangelhos. Vol. I, ns. 56 e 59.
[4] Conscientização Espírita. Do Princípio da Não Retrogradação dos Espíritos.
[5] Revista Espírita. Jun/1862. Princípio Vital das Sociedades Espíritas.
[6] Revista Espírita. Jun/1862. Ensinos e Dissertações Espíritas. O Espiritismo Filosófico. Bordeaux, 4 de abril de 1862. Médium: Sra. Collignon. Observação [de Kardec].
[7] Cf. Os Quatro Evangelhos. Prefácio. F.E.B., 5.ª ed., 1971, pp. 64 e 66.
[8] Revista Espírita. Nov/1861. Primeira Epístola de Erasto aos Espíritas de Bordéus.
[9] Os Quatro Evangelhos. Vol. I, n. 59. F.E.B, 5.ª ed., 1971, p. 325-326. Cf. Cap. 14: Estranhezas do Ensino Rustenista.
[10] Cf. Revista Espírita. Jun/1861. Correspondência.
[11] O Livro dos Espíritos, 222.
[12] Os Evangelhos Gnósticos, IV.
[13] Os Quatro Evangelhos. Prefácio. F.E.B., 1920, p. 59.
[14] KARDEC, Allan. A Gênese, XV, 65.
[15] Sabedoria do Evangelho. Vol. 3. Jesus Anda Sobre a Água.

Retirado do blog "O Primado de Kardec" - http://oprimadodekardec.blogspot.com/2011/02/capitulo-4-as-advertencias-de-kardec.html

Traducido por M. C. R.

Nenhum comentário:

Postar um comentário