Por Arthur Conan Doyle
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En el mes de marzo de 1848, acontecieron en un pequeño poblado de Hydesville, en los Estados Unidos de América del Norte, los primero fenómenos espiritas de los tiempos modernos, lo que representó el preludio del advenimiento de la Doctrina Espirita, consumado con la Codificación Kardeciana.
Hydesville es un poblado típico del Estado de New York y, cuando sucedieron esos fenómenos, contaba con un pequeño número de casas de madera, del tipo más simple. En una de esas cabañas, habitaba la familia de John D. Fox, compuesta de los padres y varios hijos, entre otros Margarita, de catorce años, Katie de once años, además de Leah, que residía en otra ciudad.
La familia Fox había pasado a morar en esa casa el día 11 de diciembre de 1847. Algún tiempo después de ese cambio, sus componentes pasaron a oír arañones, ruidos insólitos y patadas, vibrando en el forro de la sala, en el suelo, en las paredes y en los muebles, los cuales pasaron a constituir verdadera preocupación para aquella humilde familia.
Todos quedaron preocupados con los acontecimientos. En una semana la señora Fox quedo grisácea. Y, como todo hacía pensar que los fenómenos estaban ligados a las dos niñas, Margaret y Kate, estas fueron apartadas de la casa. Más, en la casa de su hermano, David Fox, para donde fue Margaret, y en la casa de su Hermana Leah, cuyo nombre de casada era Sra. Fish, en Rochester, donde Kate quedó hospedada, los mismos ruidos se hicieron oír. Inauditos esfuerzos fueron dispensados para que el público ignorase esas manifestaciones; luego, sin embargo, ellas se tornaron conocidas. Leah, la hermana más vieja, tuvo que interrumpir las clases de música, pues, pasando también a ser intermediario de los fenómenos, aunque en menor escala, fue llevada a no continuar con las clases.
Los fenómenos se producían con tal intensidad que, de la casa de las hermanas Fox, pasaron a ser oídos en la residencia de Rev. A.H. Jervis, ministro metodista residente en Rochester. Luego, después, ellos también se hicieron sentir en la residencia del Diacono Hale, de Greece, ciudad vecina de Rochester.
En la noche del 31 de marzo de 1848, se descubrió un medio de entrar en contacto con la identidad espiritual que producía los fenómenos. La hija menor de la pareja, Kate, dijo, batiendo las palmas, Sr, Pe Rachado, haga lo que yo hago. De forma inmediata, se repitieron las palmadas. Cuando ella paró, el sonido también paro enseguida. Cara a aquella respuesta, Margaret, entonces, fijo, brincando; “Lo que ella había solicitado fue repetido con increíble exactitud. Kate, adelantándose, dijo, en su simplicidad infantil; ¡Oh! ¡Mama! Yo sé lo que es. Mañana es primero de abril y alguien quiere decirnos una mentira.
La señora Fox se acordó, entonces, de hacer el intento concluyente; solicitó a la entidad que diese las edades de todos sus hijos, lo que fue hecho con notable precisión.
Se había establecido, de esta forma, un sistema de comunicación con el mundo espiritual. Se creó un alfabeto convencional, por medio de pancadas y, por intermedio de ese sistema bastante rudimentario, se descubrió que el Espíritu comunicante era un antiguo vendedor ambulante de nombre Charles Rosna, que, aquel modo, procuraba revelar su presencia y entrar en contacto con las personas de la casa. El individuo portador de ese nombre fue, años antes, asesinado en la casa de Hydesville, en la cual, sin saberlo, fue a residir posteriormente la familia Fox. El asesinado revelo que había sido asesinado con un cuchillo de carnicero, cinco años antes; que el cuerpo había sido llevado a la bodega; que es sólo la noche siguiente que había sido enterrado; había pasado por la despensa, por las escaleras, y enterrado cerca de tres metros del suelo. Afirmó también que el móvil del crimen había sido el dinero, alrededor de quinientos dólares.
En la noche del 1 de Abril, comenzaron a escavar el suelo en la bodega, llegando a una masa de agua. Se procedió a nuevas investigaciones en el verano del mismo año, y fueron descubiertos hierro, carbón y cal, cabellos y huesos humanos, mientras tanto, solamente en el día 22 de noviembre de 1904, con la caída de una pared, se descubrió el esqueleto. También se encontró un cofre que perteneció al vendedor ambulante.
Después de establecer ese sistema de intercambio con el mundo espiritual, en el que los hechos narrados fueron solo apenas el preludio, otras entidades espirituales entraron a manifestarse, haciendo entre otras la revelación de que las dos hijas de Fox — Margaret e Kate — eran médiums por cuyo inconsciente e involuntaria intervención se produjeron los fenómenos. A ellas estaba reservada la misión de cooperar en el importante movimiento de ideas lo cual por semejante forma, no tardaría de atraer la atención del mundo.
Los acontecimientos tuvieron inusitada repercusión en Hydesville, en Rochester, y en otras ciudades circunvecinas.
Al transferir su residencia para Rochester, la familia de John Fox deparó con el primer óbice: el pastor de la iglesia, a la que pertenecían, íntimo a las niñas, bajo pena de expulsión, a abjurar de tales prácticas. Esa imposición fue repelida por las hermanas Fox y, por eso, ellas fueron expulsadas de aquella comunidad religiosa.
Surgieron, posteriormente, las comisiones nombradas para averiguar la veracidad de los fenómenos y se pronunciaron acerca de su naturaleza. La primera, después de larga y minuciosa pesquisa, concluyó por reconocer la veracidad de la intervención espiritual, en la producción de los hechos que el público se obstinaba en atribuir a artificio de aquellas humildes niñas sin considerar que en eso no había para ellas interés alguno. La segunda comisión fue nombrada, llegando al mismo resultado, con decepción para todos.
Nombraron por fin a una tercera comisión, compuesta de notables personas e insospechados y, cuando terminó ella su riguroso encuesta, gran parte de la población de Rochester se reunió en el mayor salón de la ciudad, conocido por Corinthian Hall, con la intención de oír los resultados.
Se dio, entonces, un hecho increíble: como la conclusión a que habían llegado los miembros de la comisión, confirmaba definitivamente, las investigaciones anteriores, el público, indignado por lo que estimaba ser una burla por parte de las jóvenes médiums, que, al lado de sus padres, aguardaban serenamente el veredicto, se levanto en actitud hostil y, en una ola aullante, pretendió invadir el recinto, con la intención de masacrarlas. Fue necesaria la pronta intervención del venerable cuáquero George Willets, para evitar aquel linchamiento. Willets llegó al extremo de decir que, si quisieran matar a las niñas, los fanáticos habrían de pasar sobre su cadáver.
Las niñas sufrieron en las manos de los investigadores. En el transcurso de las investigaciones, de las comisiones, que también tenían algunas señoras entre sus miembros, atacan a las niñas, sometiéndolas a investigaciones brutales y aflictivas. Sus vestidos que fueron amarrados, apretados a los cuerpos, y ellas colocadas sobre vidrios y otros aislantes. La comisión se vio obligada a referir que cuando ellas se hallaban de pie sobre las almohadas, con un lienzo amarrado a la borda de sus vestidos, amarradas por las caderas, todos nosotros oímos los golpes distintos en las paredes, en el suelo y en otros objetos”. Por fin, esa comisión declaró, eficazmente, que sus preguntas, de las cuales algunas fueron hechas mentalmente, habían sido respondidas correctamente.
Las persecuciones sufridas por las hermanas Fox fueron inenarrables. Un periódico denominado Rochester Democrat había tirado una edición con el titular “Exposición Completa de la Mistificación de las Batidas”. El resultado de las investigaciones obligó a su editor a para detener la distribución del periódico.
Uno de los investigadores afirmó que, si no se descubriese cualquier fraude, iba a tirarse en las Cataratas del Génesis. El tuvo que mudar de opinión en su afirmación.
En 1850, fueron recibidas en dos salas separadas, en Rochester, dos mensajes simultáneos, del Espíritu de Benjamín Franklin, cuyo tenor era el siguiente:
“Habrá grandes cambios en el siglo diecinueve. Cosas que, actualmente, parecen oscuras y misteriosas, para vosotros, se tornaran claras a vuestros ojos. Los misterios van a ser revelados. El mundo será esclarecido.”
Fuente: Historia del Espiritismo
Traducido por: M. C. R.
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En el mes de marzo de 1848, acontecieron en un pequeño poblado de Hydesville, en los Estados Unidos de América del Norte, los primero fenómenos espiritas de los tiempos modernos, lo que representó el preludio del advenimiento de la Doctrina Espirita, consumado con la Codificación Kardeciana.
Hydesville es un poblado típico del Estado de New York y, cuando sucedieron esos fenómenos, contaba con un pequeño número de casas de madera, del tipo más simple. En una de esas cabañas, habitaba la familia de John D. Fox, compuesta de los padres y varios hijos, entre otros Margarita, de catorce años, Katie de once años, además de Leah, que residía en otra ciudad.
La familia Fox había pasado a morar en esa casa el día 11 de diciembre de 1847. Algún tiempo después de ese cambio, sus componentes pasaron a oír arañones, ruidos insólitos y patadas, vibrando en el forro de la sala, en el suelo, en las paredes y en los muebles, los cuales pasaron a constituir verdadera preocupación para aquella humilde familia.
Todos quedaron preocupados con los acontecimientos. En una semana la señora Fox quedo grisácea. Y, como todo hacía pensar que los fenómenos estaban ligados a las dos niñas, Margaret y Kate, estas fueron apartadas de la casa. Más, en la casa de su hermano, David Fox, para donde fue Margaret, y en la casa de su Hermana Leah, cuyo nombre de casada era Sra. Fish, en Rochester, donde Kate quedó hospedada, los mismos ruidos se hicieron oír. Inauditos esfuerzos fueron dispensados para que el público ignorase esas manifestaciones; luego, sin embargo, ellas se tornaron conocidas. Leah, la hermana más vieja, tuvo que interrumpir las clases de música, pues, pasando también a ser intermediario de los fenómenos, aunque en menor escala, fue llevada a no continuar con las clases.
Los fenómenos se producían con tal intensidad que, de la casa de las hermanas Fox, pasaron a ser oídos en la residencia de Rev. A.H. Jervis, ministro metodista residente en Rochester. Luego, después, ellos también se hicieron sentir en la residencia del Diacono Hale, de Greece, ciudad vecina de Rochester.
En la noche del 31 de marzo de 1848, se descubrió un medio de entrar en contacto con la identidad espiritual que producía los fenómenos. La hija menor de la pareja, Kate, dijo, batiendo las palmas, Sr, Pe Rachado, haga lo que yo hago. De forma inmediata, se repitieron las palmadas. Cuando ella paró, el sonido también paro enseguida. Cara a aquella respuesta, Margaret, entonces, fijo, brincando; “Lo que ella había solicitado fue repetido con increíble exactitud. Kate, adelantándose, dijo, en su simplicidad infantil; ¡Oh! ¡Mama! Yo sé lo que es. Mañana es primero de abril y alguien quiere decirnos una mentira.
La señora Fox se acordó, entonces, de hacer el intento concluyente; solicitó a la entidad que diese las edades de todos sus hijos, lo que fue hecho con notable precisión.
Se había establecido, de esta forma, un sistema de comunicación con el mundo espiritual. Se creó un alfabeto convencional, por medio de pancadas y, por intermedio de ese sistema bastante rudimentario, se descubrió que el Espíritu comunicante era un antiguo vendedor ambulante de nombre Charles Rosna, que, aquel modo, procuraba revelar su presencia y entrar en contacto con las personas de la casa. El individuo portador de ese nombre fue, años antes, asesinado en la casa de Hydesville, en la cual, sin saberlo, fue a residir posteriormente la familia Fox. El asesinado revelo que había sido asesinado con un cuchillo de carnicero, cinco años antes; que el cuerpo había sido llevado a la bodega; que es sólo la noche siguiente que había sido enterrado; había pasado por la despensa, por las escaleras, y enterrado cerca de tres metros del suelo. Afirmó también que el móvil del crimen había sido el dinero, alrededor de quinientos dólares.
En la noche del 1 de Abril, comenzaron a escavar el suelo en la bodega, llegando a una masa de agua. Se procedió a nuevas investigaciones en el verano del mismo año, y fueron descubiertos hierro, carbón y cal, cabellos y huesos humanos, mientras tanto, solamente en el día 22 de noviembre de 1904, con la caída de una pared, se descubrió el esqueleto. También se encontró un cofre que perteneció al vendedor ambulante.
Después de establecer ese sistema de intercambio con el mundo espiritual, en el que los hechos narrados fueron solo apenas el preludio, otras entidades espirituales entraron a manifestarse, haciendo entre otras la revelación de que las dos hijas de Fox — Margaret e Kate — eran médiums por cuyo inconsciente e involuntaria intervención se produjeron los fenómenos. A ellas estaba reservada la misión de cooperar en el importante movimiento de ideas lo cual por semejante forma, no tardaría de atraer la atención del mundo.
Los acontecimientos tuvieron inusitada repercusión en Hydesville, en Rochester, y en otras ciudades circunvecinas.
Al transferir su residencia para Rochester, la familia de John Fox deparó con el primer óbice: el pastor de la iglesia, a la que pertenecían, íntimo a las niñas, bajo pena de expulsión, a abjurar de tales prácticas. Esa imposición fue repelida por las hermanas Fox y, por eso, ellas fueron expulsadas de aquella comunidad religiosa.
Surgieron, posteriormente, las comisiones nombradas para averiguar la veracidad de los fenómenos y se pronunciaron acerca de su naturaleza. La primera, después de larga y minuciosa pesquisa, concluyó por reconocer la veracidad de la intervención espiritual, en la producción de los hechos que el público se obstinaba en atribuir a artificio de aquellas humildes niñas sin considerar que en eso no había para ellas interés alguno. La segunda comisión fue nombrada, llegando al mismo resultado, con decepción para todos.
Nombraron por fin a una tercera comisión, compuesta de notables personas e insospechados y, cuando terminó ella su riguroso encuesta, gran parte de la población de Rochester se reunió en el mayor salón de la ciudad, conocido por Corinthian Hall, con la intención de oír los resultados.
Se dio, entonces, un hecho increíble: como la conclusión a que habían llegado los miembros de la comisión, confirmaba definitivamente, las investigaciones anteriores, el público, indignado por lo que estimaba ser una burla por parte de las jóvenes médiums, que, al lado de sus padres, aguardaban serenamente el veredicto, se levanto en actitud hostil y, en una ola aullante, pretendió invadir el recinto, con la intención de masacrarlas. Fue necesaria la pronta intervención del venerable cuáquero George Willets, para evitar aquel linchamiento. Willets llegó al extremo de decir que, si quisieran matar a las niñas, los fanáticos habrían de pasar sobre su cadáver.
Las niñas sufrieron en las manos de los investigadores. En el transcurso de las investigaciones, de las comisiones, que también tenían algunas señoras entre sus miembros, atacan a las niñas, sometiéndolas a investigaciones brutales y aflictivas. Sus vestidos que fueron amarrados, apretados a los cuerpos, y ellas colocadas sobre vidrios y otros aislantes. La comisión se vio obligada a referir que cuando ellas se hallaban de pie sobre las almohadas, con un lienzo amarrado a la borda de sus vestidos, amarradas por las caderas, todos nosotros oímos los golpes distintos en las paredes, en el suelo y en otros objetos”. Por fin, esa comisión declaró, eficazmente, que sus preguntas, de las cuales algunas fueron hechas mentalmente, habían sido respondidas correctamente.
Las persecuciones sufridas por las hermanas Fox fueron inenarrables. Un periódico denominado Rochester Democrat había tirado una edición con el titular “Exposición Completa de la Mistificación de las Batidas”. El resultado de las investigaciones obligó a su editor a para detener la distribución del periódico.
Uno de los investigadores afirmó que, si no se descubriese cualquier fraude, iba a tirarse en las Cataratas del Génesis. El tuvo que mudar de opinión en su afirmación.
En 1850, fueron recibidas en dos salas separadas, en Rochester, dos mensajes simultáneos, del Espíritu de Benjamín Franklin, cuyo tenor era el siguiente:
“Habrá grandes cambios en el siglo diecinueve. Cosas que, actualmente, parecen oscuras y misteriosas, para vosotros, se tornaran claras a vuestros ojos. Los misterios van a ser revelados. El mundo será esclarecido.”
Fuente: Historia del Espiritismo
Traducido por: M. C. R.
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