Por Anderson Santiago
Kardec relata en Obras Póstumas que uno de los primeros resultados de sus observaciones fue percibir que los Espíritus no poseían ni soberana sabiduría, ni soberana ciencia, como rezaba en la cultura popular. Ellos no eran nada más que las almas de los hombres que vivieron aquí. Es por esto que afirma que “esta verdad, reconocida desde el principio, le preservo del peligro de creer en la infalibilidad de ellos y lo libro de formular teorías prematuras sobre los dictados de uno o de algunos. “ [1]
Fue esta la postura adoptada por el codificador durante los quince años en que estuvo envuelto con los asuntos espiritas. Una postura sensata, madura y que merece ser copiada en los días de hoy. ¿Y en cuantos centros espiritas podemos observar tal postura en los días actuales? ¡Muy pocos! ¿En tiempo de las vacas gordas, como las actuales, donde las obras espiritas (y hasta las que se hacen pasar por espiritas…) ganan espacio en la prensa y en el mercado de la editorial, cuantos editores van a perder el tiempo en analizar criteriosamente una obra, sea un romance, sea una obra de contenido doctrinario de forma tan minuciosa que pueda descubrir si el punto no está correcto? Una vez más, pocos muy pocos. La mayoría no se preocupan por estos criterios, ya que el tipo de papel utilizado en la impresión de la obra de arte que se imprimirá en la portada, el autor de "prestigio" para firmar el prefacio [normalmente un médium, ya que un mero encarnado que se disponga a estudiar y comentar el Espiritismo normalmente no es tan respetado como el “mensajero de los espíritus”] y la posibilidad del libro alcanzar muchas ediciones es lo más importante. No importa si el contenido del libro sea absurdo dudoso, la polémica también trae lucros, piensan ellos. Y en esto, la calidad también se ve.
Con todo, cuando existe un trabajo criteriosa, muchos equívocos pueden ser evitados y muchas informaciones errada dejan de ser publicadas. Y mire que no son pocas las obras que podrían ser atribuida a Espíritus seudosabios. Y esto es hasta interesante de ver. Existen obras que todo el mundo sabe que discordan con los principios más básicos del Espiritismo, entre tanto, ellas son publicadas sin una referencia siquiera, ni una nota corrigiendo tal o cual opinión. Y es justamente esto lo que Kardec comenta cuando afirma que
[…] No habrá ningún inconveniente esas especies de comunicaciones, si las hacen acompañar de comentarios, sea para refutar errores, sea para recordar que son la expresión de una opinión individual, de la cual no se asume responsabilidad; podrían incluso tener un lado instructivo, mostrando las aberraciones de ideas a las que pueden entregarse algunos espíritus. Más, publicarlas pura y simplemente es presentarlas como expresión de verdad y garantizar la autenticidad de las asignaturas que el buen sentido no puede admitir; es el inconveniente” [2]
¿Más, quien osa hoy corregir los luminares que psicografia teorías mucho más allá de nuestra comprensión? ¿Quién osa criticar (en el verdadero sentido etimológico de la palabra que es “evaluar cualitativamente algo o a alguien?) Estas obras corren el riesgo de morir en el ostracismo en la ignorancia, en el olvido. Felizmente aun existen aquellos que no desean apenas divulgar el Espiritismo y vivirlo en su aspecto moral (a un mismo superficialmente), más, por encima de todo, existen aquellos que desean pensarlo. Que desean continuar razonado. Es a estos que debemos obras como Piedra y la cizaña, Investigación sobre la Mediúmnidad y Diversidad de los Carismas.
Hasta porque, es el propio Codificador el que nos incita a denunciar sin duda las obras sospechosas, por el bien de la doctrina. Y esto por el simple hecho de que si los espíritus poseen, más allá de él libre albedrio, las opiniones sobre los hombres y las cosas de este y del otro mundo, se comprende que existan textos que deben ser evitados no solo por conveniencia, más por prudencia pura y simple. Esta cuestión lleva a Kardec a afirmar que en el interés de la Doctrina conviene hacer una selección muy severa, eliminando todo cuanto pueda producir una mala impresión.
Por otro lado, existen alguna obras que aun mismo siendo instructivas, relatan situaciones y ambientes del mundo espiritual de forma analógica, comparativa y que si no fueran debidamente analizadas y comentadas pueden ser tomadas como realidad. Es esto lo que lleva a José Herculano Pires a afirmar que las “obras mediúmnicas psicografiados, que describen con exceso minucias de la vida en el plano espiritual deben ser encaradas con reserva por los espiritas estudiosos” [3] entretanto, más allá de estas precauciones, otras deben ser observadas, principalmente aquella que dice respecto a la participación de los médiums en la elección de las comunicaciones o mismo en la publicación de las mismas.
“Mientras el médium imperfecto se enorgullece por los nombres ilustres, frecuentemente las más de las veces apócrifos, que llevan las comunicaciones que el recibe, y se considera interprete privilegiado de las fuerzas celestes, el buen médium no se cree jamás bastante digno de tal valor, teniendo siempre una sana desconfianza de la calidad de aquello que recibe no confiando en su propio juicio; no siendo sino un instrumento pasivo, el comprende que, si lo que recibe es bueno, no puede hacer de eso un merito personal, ni tampoco puede ser responsable si es malo, y que sería ridículo creer en la identidad absoluta de los Espíritus que se manifiestan por el; deja la cuestión para ser juzgada por terceros desinteresados, sin que su amor propio sufra con el juzgamiento desfavorable como la del actor que no es capaz de resistir la censura infligida de la cual es el interprete. Su carácter distintivo es la simplicidad y la modestia; es feliz con la facultad que posee, pero no para envanecerse de ella, más si porque le ofrece un medio de ser útil, lo que hace voluntariamente cuando le surge ocasión, sin jamás entristecerse si no es colocado en primer plano”. [4]
Estas reflexiones me remiten, inevitablemente, a la asustadora cantidad de médiums dueños de editoras, que fundan centros y graficas para publicar sus libros cuando ellos no son aceptados con buenos ojos por sus compañeros de ideal. Más no son solos ellos, ¿Cuántos aquí guardarían por más de veinte años una psicografia, y los insistentes convites de los Espíritu autores (del tamaño de un libro) por no hallar que ella debería ser publicada en aquel momento? Muchos médiums mal terminan de psicografiar y ya procuran a alguien de nombre para prefacio de la obra que ni finalizada está, como comento cierta vez el médium Divaldo Franco. Infelizmente son pocos los que asumen una postura idéntica a la Yvonne Pereira en el famoso caso del Espíritu Beletrista (Ver la obra Desvasando lo Invisible para mayor información)
Y es por esto que hoy vemos a tanta gente que apenas admira el Espiritismo, tantas cabezas “pensantes” que se acostumbran a vivir apenas como las lagartijas, moviendo la cabeza para todo lo que los Espíritus dicen atestando su ignorancia en todo lo que dice al respecto el Espiritismo. ¡Es ahí donde se dice que el está fascinado! Conozco el caso de una señora que jura ser la encarnación de varios espíritus famosos por ella psicografia un médium famoso, ya desencarnado, más que demuestra calaras señales de una asustadora fascinación. ¿Imaginad si ella spicografiara libros? No es de extrañar que Kardec se preocupaba con relación a la publicación de comunicaciones espiritas, de una forma general. No por acaso, también insistimos en revisar las advertencias hechas por Herculano Pires sobre la importancia de una seria y solida formación doctrinaria para las futuras generaciones espiritas. Y para finalizar estas reflexiones, como dijo cierta vez el Codificador:
“En materia de publicidad, por tanto, toda circunspección es poca y no se calcularía con bastante cuidado el efecto que tal vez produjese sobre el lector. En resumen, es un grave error creerse obligado a publicar todo cuanto dictan los Espíritus, porque, si los hay buenos y esclarecidos, también los hay malos e ignorantes. Importa si hacer una selección muy rigurosa de sus comunicaciones y suprimir todo cuanto sea, inútil, insignificante, falso o susceptible de producir mala impresión. Es preciso sembrar, sin duda, más sembrar la buena simiente en el tiempo oportuno”. [5]
Traducido al español por: M. C. R .
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Referencias:
[1] KARDEC, Allan. Obras Póstumas. 14ª Ed. SP, LAKE, 2007, p. 217.
[2] _______. Viagem Espírita em 1862. 1ª Ed. RJ, FEB, 2005, p. 123.
[3] PIRES, J. Herculano. Mediunidade.
[4] _______. O que é o Espiritismo. IDE, item 87, pag. 114
[5] KARDEC, Allan. Viagem Espírita em 1862. 1ª Ed. RJ, FEB, 2005, p.
Fonte: Blog Análises Espíritas - http://analisesespiritas.blogspot.com.br/2012/07/reflexoes-acerca-da-publicacao-de.html
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