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segunda-feira, 5 de março de 2012

Educación Y Felicidad – II Parte


Por Maria Ribeiro

La definición de la ley natural por los Espíritus en la cuestión 614 de El Libro de los Espíritus, que abre así el estudio sobre las leyes morales, elucida: “la ley natural es la ley de Dios la única verdadera para la felicidad del hombre. Ella le indica lo que debe hacer  y lo que no debe hacer, y el no es feliz  cuando se aparta de ella. “Más adelante, en la cuestión 621, con la afirmación de que esta ley se encuentra en la conciencia del hombre, se concluye  que la felicidad que este busca en otro lugar, está interiorizada en sí, bastándole apenas la satisfacción de los deseos espirituales para que pueda sentirla.

En otras palabras, se puede afirmar que el hombre actua en desacuerdo con su naturaleza, apenas para satisfacer un deseo,  generalmente fruto de su egoísmo, que le proporciona un gozo intenso, más solo es momentáneo.  El actuar en desacuerdo es una demostración de inmadurez, aun mismo que esta sea tras obstinación, una vez que un Ser debidamente madurado no se presta a escenas de capricho y terquedad. Así, el presente análisis  pretende dividir la Humanidad en obstinados – Espíritus más experimentados que aun, mismo bajo alguna corriente religiosa, de jan que los vicios morales los dominen; e inmaduros – los que están desprovistos del aprendizaje  y experiencia que los primeros ya gozan.

La infelicidad del hombre es consecuencia de las malas elecciones; y si la ley de Dios la única verdadera para alcanzar la felicidad está en la conciencia de cada uno, de esto se deriva en que todos fueron dotados de una fórmula para ser felices. No hay fórmula mágica, no una felicidad pueril, más si la mínima voluntad firme,  y una felicidad en la medida de esa firmeza,  de esa perseverancia. Luego, la conciencia no puede indicar el mal camino; el sentido moral desarrollado da al hombre todo el poder sobre su libertad.

Para comprobar tal tesis, se citan que los Codificadores registran en la cuestión 921 de El Libro de los Espíritus… “el hombre es el artífice de su propia infelicidad. Practicando la Ley de Dios, el se resguarda de los males y llega a una felicidad tan grande conforme a como el se comporta en su existencia sobre la Tierra.”

Las encarnaciones sucesivas son la causa del mejoramiento de la inteligencia humana en todos los aspectos. Un hombre verdaderamente inteligente jamás negará el perdón a aquel que lo ofendió o daño, más allá de eso, cuanto más inteligente, menor será la sensación de ofensa o amargura, y por eso será más feliz, porque practica la Ley Divina.

Todos conocerán y comprenderán  cada cual a su turno, las leyes divinas. Los Amigos de la Espiritualidad, en la cuestión 619, vienen a esclarecer que “los que las comprenden mejor son los hombres de bien y aquellos que quieren conseguirla.” Querer procurar las leyes divinas, aunque fuera de si mismo, ha sido el comportamiento de una mayoría, más que representa un gran paso para el encuentro deseado. El diferencial está, francamente, en el QUERER. De acuerdo con la cuestión 797 de la misma obra magnánima, la influencia de las personas de bien es  la que impulsan a las sociedades a reformular sus leyes, y por extensión, su conducta.

Cuando los Espíritus dicen ser el egoísmo la mayor de las llagas de la humanidad, también  lo vinculan a la educación, en la cuestión 914 ellos  advierten que depende de la educación reformar las instituciones  que entretienen y emocionan. Kardec ve en la educación la cura para el estado calamitoso en el que las sociedades  se encuentran, y la llave para el progreso moral. Más la educación a la que el maestro francés se refiere es, “aquella que consiste en el arte de formar caracteres”. Paulatinamente  queda descubierto como la formación de caracteres promueve sociedades más perfectas, pueblos más felices.

En las ultimas décadas las sociedades eligieron el consumismo  como estilo de vida, al aceptar  y seguidamente mantener las instituciones que se aprovechan de los vicios  humanos para enriquecerse. Personalidades calzan sandalias que no duran más que dos estaciones; o promueven  la venta de productos, sea de huso personal, sea de uso doméstico, que no siempre corresponden a las expectativas de los ávidos consumidores. Casi todos pueden comprar casi todo hoy en día, debido a las facilidades ofrecidas por las empresas, inclusive las empresas financieras. De repente las personas no paran para pensar saben lo que compran y porque lo compran. Este retrato de las sociedades actuales, principalmente de las  deslumbradas por el tercer mundo, muestra que las instituciones no se han preocupado con otras cuestiones, sino, las económicas. Hay algunas que osan hacer apologías  a la preservación de la vida; más son las mismas que se sirven de  personalidades en evidencia, y muy común mente mujeres semi desnudas, para vender sus marcas de alcohólicos. Sería una provocación a la inteligencia humana, o será que no tenemos  hombres inteligentes o bastante para darse cuenta de la trampa cruel de los cuales están abiertos y ayudan a conservar?

Solamente recientemente las escuelas se verán cohibidas por vender  alimentos menos agresivos para la salud de los niños y jóvenes. Hasta esas por largo tiempo se unieron al desenfrenado comercio de dulces, refrescos, frituras, y todo tipo de empaquetados: batatas. Chips para todos los gustos etc. que, a pesar de contener conservantes, exceso de  cloruro de sodio, son relativamente caros, consiguen atraer la preferencia de los muchachos. Parece banal, más el hecho mereció la atención de las autoridades que terminaron por prohibir  el comercio de estos “alimentos” en las escuelas.
Son pocos los que se resisten a esta fuerza que arrastra a tantas extravagancias; aun mismo sabiéndose  de la transitoriedad del momento, la Humanidad  ha optado por mantener la postura, mientras íntimamente sabe el precio que tendrá que pagar.

El consuelo es que todo está sometido a la ley del progreso. La función de todo es progresar en todas los matices, y aunque el orgullo crea que no, existe otra fuerza verdaderamente capaz de conducir al hombre a otros paramos.

De acuerdo  con la cuestión 625 de El Libro de los Espíritus nuestro guía y modelo es el mismo Maestro Jesús. La mayoría  de los que se dicen cristianos, aun, no saben nada de eso, ni aun mismo los espiritas que tienen acceso  a esta información de forma tan abierta.  Porque las sociedades eligieron a otros modelos: es la estrella de la música, del cine, o de las pasarelas, o de las revistas… Siempre los más bien afortunados materialmente. El carpintero de Nazaret aun no es muy atrayente para gran parte de los hombres.

Más ya  se ha percibido la necesidad de algo más incisivo para contener el rumbo  que las cosas han tomado.los hombres están insatisfechos, infelices, más descubrieron que el Evangelio puede disminuir las fuerzas más abrasivas; tímidamente la idea parece convencer, aun que no prevalezca. La adhesión moral cristiana , capaz de elevar los sentimientos de cualquier que a ella se aproxime, se hace urgente, pues es insustituible continuar  en un mundo donde todas las instituciones están fallidas; la policía no es fiable; el sistema  carcelario es un terror; la salud y la educación son tratadas con indiferencia.

Más es a partir de las experiencias adquiridas que un espíritu obtiene la capacidad de trazar el propio camino. Sin esta experiencia, el nada sabe, no posee un  bagaje. Bajo esta óptica  queda fácil comprender  la razón de no ser oídos tantos buenos consejos – nadie aprender con la experiencia de otro. Por tanto, las reflexiones son para obstinados e inmaduros propiamente dicho, sin embargo las exigencias será más para los primeros que para los segundos, evidentemente.

Se puede, inclusive, pensar que el grupo de los obstinados contiene mayor número de adeptos  de las variadas     religiones, especialmente de las espiritualistas. Esta reflexión es debida al resultado que la propia existencia  ha demostrado: muchos compañeros Espiritas    se confiesan, sea por palabras, sea por actitudes, portadores de dificultades que bien serian juzgadas   ya por vencidas, dado el tiempo de estudios. Es evidente que es mucho más fácil la corrección de los defectos materiales  que los morales, aunque no todos   encuentren la misma facilidad, más hay que ponderar sobre algunos puntos.  Primero: a los portadores  de vicios debe ser dado todo el apoyo moral, para que se sientan fuertes a fin de que también recurran al auxilio psicológico y tratamiento convencionales. Segundo: no se debe exigir  de los otros una conducta inatacable, por obvios motivos. Y pensar  que en muchos, el colega que aun bebe o fuma, aun mismo que lo haga socialmente, puede ya haber vencido vicios morales, como la maledicencia, o la  envidia, por ejemplo, vicios que muchos abstemios aun cultivan. Tercero: no ser hipócritas principalmente con relación a los propios defectos y dificultades para vencerlos. Y es principalmente en este punto donde se encuentra la mayor de todas las dificultades humanas. Jesús repudia a la hipocresía en varios pasajes evangélicos. La   recomendación citada en la cuestión 919 de El Libro de los Espíritus – conócete a ti mismo -   imprime más profunda reflexión a respecto, cuando cada cual se permite tal  oportunidad.   Entender aquellas palabras de los amigos  Espirituales es lo mismo que reconocer la      senectud de la raza humana, pues ellos dicen: “Un sabio de la antigüedad os dijo”.  
       
El mensaje de Cristo debe atravesar las fronteras de los libros y de los sabios. Su magnánima esencia no debe permanecer en los romances ni en las ilusiones, porque todos precisan de su vivacidad, de su realidad tornada presente  y activa.

Las orientaciones de Jesús están todas fundamentadas en la Ética, ciencia estudiada desde hace muchos siglos  y que hizo a muchos adeptos sinceros, llevo a muchos hombres  a pensar  sobre sus actos y corrige muchas conductas equivocadas. La educación que Kardec anoto como primordial para liquidar con los problemas humanos está vigente  en todas  las concepciones que el termino es capaz de abrazar.

Los mensajes evangélicos  traídos para el palco de la vida convencerán de que a través de la simplicidad es que el Ser se torna honrado; es cumpliendo la voluntad del Padre  como la criatura se eleva, porque de eso se alimenta: “Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió” (Juan 4, 34) Y todo esto  se hace en el día a día, en la convivencia con los semejantes. Se hace urgente tornar el Cristo en un personaje  tan conocido  como a un jugador de futbol, tan querido como a un astro de Hollywood y tan plagiado  como un modelo en las pasarelas. Es preciso ejemplificar, en la medida de la condición de cada uno, el amor puro que El enseño. Es necesario que los Espiritas aprendan a rever conceptos, a cambiar de opinión sobre sí mismo. Las actitudes cristianas son lecciones que influencian en algún grado, el mundo a nuestro alrededor.

La Tierra, conforme disertan los Codificadores, en El Evangelio Según el Espiritismo, es una escuela, es una prisión, es un hospital. Con un poco de reflexión, se vería a la que en los tres ambientes es posible promover la reeducación de los hábitos, o aun mismo la educación primaria, básica de varios aspectos de la personalidad humana. El planeta se encuentra como un ama de casa que hace una limpieza para aguardar por una comitiva que en breve se aportará. El periodo  es angustiante, la espera fastidiosa, más  el trabajo, aunque poco apreciable, no puede parar: ella sigue día tras día fiel en su incumbencia.

Ahora es de Jesús quedar en evidencia por medio de las actitudes de sus seguidores.


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segunda-feira, 27 de fevereiro de 2012

Educação e felicidade - Parte II


Por Maria Ribeiro

A definição de lei natural dada pelos Espíritos na questão 614 de O Livro dos Espíritos, que abre assim o estudo sobre as leis morais, elucida: "a lei natural é a lei de Deus e a única verdadeira para a felicidade do homem. Ela lhe indica o que deve fazer e o que não deve fazer, e ele não é infeliz senão quando se afasta dela.” Mais adiante, na questão 621, com a confirmação de que esta lei se encontra na consciência do homem, conclui-se que a felicidade que este busca alhures, está interiorizada em si, bastando-lhe apenas a satisfação dos desejos espirituais para que possa senti-la. 

Em outras palavras, pode-se afirmar que o homem age em desacordo com sua natureza, apenas para satisfazer um desejo, geralmente fruto do egoísmo, que lhe trará um gozo intenso, mas momentâneo. O agir em desacordo é uma demonstração de imaturidade, mesmo que esta esteja por trás da obstinação, uma vez que um Ser devidamente amadurecido não se presta a cenas de caprichos e teimosia. Assim, a presente análise pretende dividir a Humanidade em obstinados – Espíritos mais experientes que ainda, mesmo sob alguma corrente religiosa, deixam que os vícios morais os dominem; e em imaturos – os que estão desprovidos do aprendizado e experiência que os primeiros já gozam.

A infelicidade do homem é conseqüência das más escolhas; e se a lei de Deus é a única verdadeira para a felicidade e está na consciência de cada um, logo infere-se que todos foram dotados de uma fórmula para ser felizes. Não uma fórmula mágica, não uma felicidade pueril, mas o mínimo de vontade firme, e uma felicidade na medida desta firmeza, desta perseverança. Logo, a consciência não pode indicar o mau caminho; ou seja, o senso moral desenvolvido dá ao homem todo o poder sobre sua liberdade.

Para comprovar tal tese, citem-se o que os Codificadores registram na questão 921 de O Livro dos Espíritos ...”o homem é o artífice de sua própria infelicidade. Praticando a lei de Deus, ele se poupa dos males e chega a uma felicidade tão grande quanto o comporta sua existência sobre a Terra.”

As encarnações sucessivas são a causa do aprimoramento da inteligência humana em todos os aspectos. Um homem verdadeiramente inteligente jamais negará o perdão àquele que lhe ofendeu ou magoou, aliás, quanto mais inteligente, menor será a sensação de ofensa ou mágoa, e por isso será mais feliz, porque pratica a lei Divina. 

Todos conhecerão e compreenderão cada qual a seu turno, as leis divinas. Os Amigos da Espiritualidade, na questão 619, vem esclarecer que “...os que a compreendem melhor são os homens de bem e aqueles que querem procurá-la.” Querer procurar as leis divinas, embora que fora de si mesmo, tem sido o comportamento de uma maioria, mas que representa grande passo para o encontro desejado. O diferencial está, francamente, no QUERER. De acordo com a questão 797 da mesma obra magnânima, a influência das pessoas de bem é que impulsionam as sociedades a reformularem suas leis, e por extensão, sua conduta. 

Quando os Espíritos dizem ser o egoísmo a maior das chagas humanas, também o vinculam à educação,¹ e na questão 914 eles advertem que depende da educação reformar as instituições que o entretêm e excitam. Kardec vê na educação a cura para o estado calamitoso em que as sociedades se encontram, e a chave para o progresso moral.² Mas a educação de que o mestre francês se refere é “aquela que consiste na arte de formar caracteres”.³ Paulatinamente fica à descoberto o quanto a formação de caracteres promove sociedades mais perfeitas, povos mais felizes.  

Nas últimas décadas as sociedades elegeram o consumismo como estilo de vida, ao aceitar e seguidamente manter as instituições que se aproveitam dos vícios humanos para enriquecerem. Personalidades viram sandálias que não duram mais do que duas estações; ou promovem a venda de produtos, seja de uso pessoal seja de uso doméstico, que nem sempre correspondem às expectativas dos ávidos consumidores. Quase todos podem comprar quase tudo hoje em dia, devido às facilidades oferecidas pelas empresas, inclusive as empresas financeiras. De repente as pessoas não param para pensar se sabem o que compram e por que compram. Este retrato das sociedades atuais, principalmente das deslumbradas do terceiro mundo, mostra que as instituições não tem se preocupado com outras questões, senão, as econômicas. Há algumas que ousam fazer apologias à preservação da vida; mas são as mesmas que se utilizam de personalidades em evidência, e muito comumente de mulheres seminuas, para venderem suas marcas de alcoólicos. Seria um acinte à inteligência humana, ou será que não temos homens inteligentes o bastante para perceberem a armadilha cruel à qual se expõem e auxiliam a conservar?

Somente recentemente as escolas se viram coibidas de vender alimentos menos agressivos à saúde das crianças e jovens. Até essas por longo tempo  aderiram ao desenfreado comércio de balas, refrigerantes, frituras, e todo o tipo de empacotado: batatas, chips para todos os gostos, etc que, apesar de conter conservantes, excesso de cloreto de sódio, são relativamente caros, conseguem atrair a preferência da criançada. Parece banal, mas o fato mereceu a atenção das autoridades que terminaram por proibir o comércio destes “alimentos” nas escolas. 
São poucos os que resistem a esta força que arrasta a tantas extravagâncias; mesmo sabendo-se da transitoriedade do momento, a Humanidade tem optado por manter a pose, enquanto intimamente sabe o preço que terá que pagar. 

O consolo é que tudo está submetido à lei de progresso. A função de tudo é progredir em todas as nuances, e muito embora o orgulho ache que não, existe outra força verdadeiramente capaz de conduzir o homem a outros páramos.

De acordo com a questão 625 de O Livro dos Espíritos, nosso guia e modelo é mesmo o Mestre Jesus. A maioria dos que se dizem cristãos, ainda não sabe disso, nem mesmo os Espíritas que têm acesso a esta informação assim de forma tão escancarada. Porque as sociedades elegeram outros modelos: é a estrela da música, ou do cinema, ou das passarelas, ou das revistas... Sempre os mais bem sucedidos materialmente. O carpinteiro de Nazaré ainda não é muito atraente para grande parte dos homens.

Mas já é percebida a necessidade de algo mais incisivo para conter o rumo que as coisas têm tomado. Os homens estão insatisfeitos, infelizes, mas descobriram que o Evangelho pode diminuir as forças mais abrasivas; timidamente a idéia parece convencer, embora ainda não prevaleça. A adesão à moral cristã, capaz de elevar os sentimentos de qualquer que dela se aproxime, faz-se urgente, pois é insustentável continuar num mundo onde todas as instituições estão falidas: a polícia não é confiável; o sistema carcerário é um terror; saúde e educação tratadas com indiferença. 
Mas é a partir das experiências adquiridas que um Espírito obtém a capacidade de traçar o próprio caminho. Sem esta experiência, ele nada sabe, não possui uma bagagem. Sob esta ótica fica fácil compreender a razão de tantos bons conselhos não serem ouvidos – ninguém aprende com a experiência do outro. Portanto, as reflexões são para obstinados e imaturos propriamente ditos, porém as exigências serão mais para os primeiros do que para os segundos, evidentemente.

Pode-se, inclusive, pensar que o grupo dos obstinados conte com maior número de adeptos das várias religiões, especialmente das espiritualistas. Esta reflexão é devido ao resultado que a própria experiência tem demonstrado: muitos companheiros da lide Espírita se confessam, seja por palavras, seja por atitudes, portadores de dificuldades que bem seriam julgadas já por vencidas, dado o tempo de estudos. É evidente que é muito mais fácil a correção dos defeitos materiais do que morais, embora nem todos encontrem a mesma facilidade, mas há que se ponderar sobre alguns pontos. Primeiro: aos portadores de vícios deve ser dado todo o apoio moral, para que se sintam fortes a fim de que também recorram ao auxílio psicológico e tratamentos convencionais. Segundo: não se deve exigir dos outros uma conduta inatacável, por motivos óbvios. E pensar que em muitos casos, o colega que ainda bebe ou fuma, mesmo que socialmente, pode já ter vencido vícios morais, como a maledicência, ou a inveja, por exemplo, vícios que muitos abstêmios ainda cultivam. Terceiro: não ser hipócrita, principalmente com relação aos próprios defeitos e dificuldades para vencê-los. E é exatamente neste ponto que se encontra a maior de todas as dificuldades humanas. Jesus repudia a hipocrisia em várias passagens evangélicas. A recomendação citada na questão 919 de O Livro dos Espíritos – conhece-te a ti mesmo – imprime mais profunda reflexão a respeito, quando cada qual se permite tal ensejo. Entender aquelas palavras dos amigos Espirituais é o mesmo que reconhecer a senectude da raça humana, pois eles dizem: “Um sábio da antiguidade vos disse”. 

A mensagem do Cristo deve atravessar as fronteiras dos livros e dos lábios. Sua magnânima essência não deve permanecer nos romances nem nas ilusões, porque todos precisam da sua vivacidade, da sua realidade tornada presente e ativa. As orientações de Jesus estão todas fundamentadas na Ética, ciência estudada desde muitos séculos antes e que fez muitos adeptos sinceros, leva muitos homens a pensarem sobre seus atos e corrige muitas condutas equivocadas. A educação que Kardec pontuou como primordial para liquidar com os problemas humanos vige em todas as concepções que o termo é capaz de abranger. 

As mensagens evangélicas trazidas para o palco da vida convencerão que é através da simplicidade que o Ser se torna honrado; é cumprindo a vontade do Pai que a criatura se eleva, porque disso se alimenta: “Minha comida é fazer a vontade daquele que me enviou”.(João 4, 34) E tudo isto se faz no dia a dia, na convivência com os semelhantes. Faz-se urgente tornar o Cristo uma personagem tão conhecida quanto um jogador de futebol, tão querido quanto um astro de Hollywood e tão plagiado quanto um modelo das passarelas. É preciso exemplificar, na medida da condição de cada um, o amor puro que Ele ensinou. É necessário que os Espíritas aprendam a rever conceitos, a mudar de opinião sobre si mesmos. Atitudes cristãs são lições que influenciam em algum grau, o mundo em redor. 

A Terra, conforme dissertam os Codificadores, em O Evangelho segundo o Espiritismo, é uma escola, é uma prisão, é um hospital4. Com um pouco de reflexão, ver-se-á que nos três ambientes é possível promover a reeducação de hábitos, ou mesmo a educação primária, básica de vários aspectos da personalidade humana. O planeta se encontra como uma dona de casa que faz uma faxina para aguardar por uma comitiva que breve se aportará. O período é angustiante, a espera fastidiosa, mas o trabalho, embora pouco apreciável, não pode parar: ela segue dia a dia fiel na sua incumbência. 
Agora é momento de Jesus ficar em evidência por meio das atitudes dos seus seguidores.

¹ Questão 913 – O Livro dos Espíritos
² ------------- 917 – ------------------
³ --------- 685 - ----------------------
4- O Evangelho segundo o Espiritismo – Capítulo III – item 7.

Leia aqui a primeira parte deste artigo.