quinta-feira, 24 de março de 2011

Os Criptógamos Carnudos de J.B.Roustaing

Por José Herculano Pires

Essa é a revelação da revelação. Roustaing copia e desfigura Kardec acrescentando aos seus ensinos os maiores absurdos. Note-se que essas criaturas estanhas, em forma de larvas e lesmas, são encarnações de espíritos humanos que haviam atingido alta evolução sem passar pela encarnação humana. Depois de desenvolverem a razão em alto grau e de haverem colaborado com Deus nos processos da Criação, chegando mesmo a orientar criaturas humanas, voltam à condição de criptógamos carnudos.

Mas por que falam os reveladores em substâncias humanas? Por que não simplificam as coisas dizendo simplesmente que esses espíritos decaídos vão encarnar-se em lesmas? Porque é preciso enganar os espiritistas que aceitam Kardec e sabem que a evolução espiritual é irreversível, que o espírito humanizado não pode regredir ao plano animal. É o mesmo processo de sofisma, de tapeação, usado na questãodo corpo aparente de Jesus, quando falam em encarnação fluídica para escaparem ao anátema de João contra os que dizem que o Cristo não veio em carne. As substâncias humanas dos criptógamos carnudos são uma invenção absurda e tola. E tanta gente a defender essas bobagens dentro do Espiritismo!

Mas o que são criptógamos carnudos? Por que esse nome estranho? Tudo tem a sua razão na máquina infernal do ilogismo roustainguista, embora seja sempre a anti-razão que entra em cena. Apreciemos o assunto à luz da razão para tentar esclarecê-lo.

A palavra criptógamos é empregada cientificamente para designar certas plantas cujos órgãos reprodutores não aparecem, são ocultos. A origem do termo é grega: kryptos, que quer dizer oculto, e gamos, que quer dizer casamento, união. Assim, criptógamo é um exemplar de espécie vegetal que tem os seus órgãos reprodutores escondidos. Os "reveladores" roustainguistas acrescentaram a palavra carnudo para adaptar a designação ao reino animal. Assim, criptógamo carnudo seria uma espécie de animal (mas não animal porque formado de substâncias humanas) em que se encarnam espíritos humanos que regrediram ao plano vegetal e animal.

Atenção para isto: quando dizemos que eles regrediram ao plano vegetal e animal não estamos forçando a interpretação. Cientificamente os animais semelhantes a plantas estão localizados na linha divisória dos reinos vegetal e animal, são desenvolvimento de plantas. Se existissem esses criptógamos carnudos a Ciência os catalogaria como formas de passagem dos criptógamos vegetais para o reino animal.

Temos assim a teoria da Metempsicose, tão seguramente refutada pela lógica de Kardec, devolvida ao meio espírita pelo ilogismo roustainguista. Bastaria esse triste episódio, colhido no caldeirão diabólico dos absurdos de ‘Os Quatro Evangelhos’, para nos provar, sem a menor sombra de dúvida, que essa obra é de autoria das trevas e que a sua finalidade é confundir os espiritistas pouco habituados a passar as coisas pelo crivo da razão.

Mais do que isto, porém, o objetivo evidente é o de ridicularizar o Espiritismo para dele afastar as pessoas de bom senso.

(O Verbo e a Carne, Júlio Abreu Filho e J. Herculano Pires, edições Cairbar, SP, 1ª ed., 1973, págs. 43/45)

Retirado do livro "Conscientização Espírita", de Gélio Lacerda da Silva.

Sai a edição de Abril de "Pensador"

Redação

"O Blog dos Espíritas" lança, em primeira mão, a edição de Abril da gazeta eletrônica "Pensador", da ANESPB Press (Agência de Notícias Espíritas da Paraíba).

Os destaques da edição são:
  • O Livro dos Espíritos: 154 anos de ensinamentos legitimados pela Ciência e Filosofia da sociedade contemporânea
  • Chico Xavier na Sapucaí...Olhai por nós
  • Carnaval e Doutrina Espírita
  • Cirurgias Espirituais
  • Quando o escritor espírita é colocado no ostracismo
  • Entrevista com Ricardo Rubim
Clique aqui para efetuar o download no formato PDF.

terça-feira, 22 de março de 2011

Apariencias, Reencarnaciones Suntuosos Y Pases

Por José Herculano Pires

Clique aqui para a versão em português.

Podemos ir aun más lejos y preguntar: ¿quien se conoce a sí mismo y puede evaluarse con seguridad? Si nuestros estudios y nuestras prácticas espiritas aun no nos dieron siquiera la comprensión de la inferioridad de nuestro planeta, de la precariedad de los juicios humanos, de nuestra incapacidad para dominar los problemas de orden superior del plano espiritual, es evidente que precisamos de una revisión inmediata y profunda de nuestra posición doctrinaria.

En esa misma línea de pensamiento debemos encarar los problemas del conocimiento de nuestras encarnaciones anteriores. Esa cuestión viene también sirviendo como posible criterio evolutivo a médiums y predicadores. Estos, a su vez, encuentran apoyo para su posible autoridad en la doctrina en sus posibles recuerdos de vidas anteriores. Más de que recursos disponemos para penetrar con seguridad en ese problema, investigando nuestras vidas pasadas y hasta aun mismo las vidas pasadas de los otros? El único criterio de que disponemos nos fue dado sabiamente por Kardec: que examináramos las condiciones actuales para que supiéramos en qué condiciones vivimos en el remoto pasado.

Ese criterio se basaría en el principio de la evolución y en el imperativo de conócete a ti mismo. Más nuestra ignorancia en relación a la posición del Espiritismo en el mundo, es tanta que nos olvidamos de la inutilidad de los títulos y posiciones del pasado para querer saber quien fuimos y no lo que fuimos. Queremos tener la certeza, aun mismo por la auto- sugestión, de que fuimos esta o aquella figuras histórica importante – un príncipe, un cardenal o por lo menos un asistente, una reina o un gran guerrero – porque así nos sentimos mejores y hacemos que los hombres actuales nos consideren con más respeto. Eso quiere decir simplemente que cambiamos los valores espirituales por los valores materiales preventivos.

No preguntamos por nuestra humildad, moralidad, espiritualidad, bondad y pureza del pasado, preguntamos por la vanidad, arrogancia, criminalidad e inmoralidad. Sabemos muy bien que los grandes de entonces, en la trágica historia humana, fueron feroces dominadores, y queremos presentarnos aun hoy mismo con las insignias de la grandeza brutal de otros tiempos. Como decía Aristides Lo bo, el gran periodista paulistano, materialista y traductor de obras filosóficas, que acabo aceptando el Espiritismo y profiriendo en la Biblioteca Municipal una memorable palestra sobre su conversión; “Lo que extraño en el medio espirita es que he encontrado a muchos sinvergüenzas reencarnados, más a ningún campesino honesto o basurero”.

Si nos fuese necesario recordar las encarnaciones anteriores, es evidente que las recordaríamos. Esos recuerdos están en nosotros mismos, gravadas en nuestra profunda conciencia. Más para nuestro beneficio las recordaciones del pasado son filtradas al pasar de la conciencia subliminar a la conciencia supra liminal.

El filtro protector solo permite que pasen por la línea divisoria del umbral los resultados de nuestras experiencias anteriores en forma de aspiraciones, aptitudes, tendencias, vocaciones, y sobre todo los propósitos de no regresar jamás aquellas condiciones negativas que debemos olvidar. Este problema de las reencarnaciones anteriores es siempre disfrazado por la declaración de que el recuerdo sirve para probar el principio de la reencarnación. En realidad, lo que en general se busca no es eso, más si una base mayor y tanta más impresionante como aureolada por lo maravilloso, para nuestro prestigio actual en el medio espirita

Nos olvidamos, sin embargo de que la revelación de esas supuestas recordaciones sirve para ridicularizarnos también para ante los espiritas de buen sentido y la gran mayoría no espirita. Y lo que es peor: sirven para ridicularizar la teoría de la reencarnación y al propio Espiritismo ante los medios culturales. Acontece lo mismo en la cuestión de los pases. Es natural nuestra tendencia para la simulación, el disfraz.

Ingeniero dedico abundante estudio sobre esa cuestión. En las competiciones de la vida tienen mucha importancia la apariencia. Somos siempre tentados por el prestigio de las apariencias. El funcionario subalterno de una repartición publica aturde al público con exigencias de toda especie, enteramente innecesarias, para hacer valer la importancia de su cargo, lo que vale decir su importancia. Se forman numerosas órdenes honorificas para conceder comendas y laterías variadas a los compradores de importancia.

Personas de pocos recursos gastan lo que no pueden para hablar grosso en el medio social. Es conocida la preferencia de los hombres de pequeña estatura por los automóviles cola de pez. Las Universidades se llenan de alumnos para la conquista de un titulo que les de prestigio, poco interesados en el conocimiento para adquirir, su desenvolvimiento cultural. Los fardones académicos transforman a muchos escritores de valor en momias comedoras de galletas.

Es tan natural esa tendencia que generalmente no se percibe el ridículo de todas esas cosas. es también natural que esa tendencia exista en el medio espirita, a pesar de todas las advertencias doctrinarias sobre la efemeridad de las glorias mundanas. El ejemplo de Jesús, el rabí popular que no procuró las vestiduras del Templo, fue soterrado por los honores otorgados después de la muerte que le confirieron, transformándolo hasta incluso en un tercio de Dios. Sin embargo, una tercera parte de Dios proyectada en la Tierra podía darse el lujo de no ligar para las cosas del mundo. Más nosotros los hombres, no podemos hacer eso.

Toda la suntuosidad del Templo y de las prerrogativas, que Jesús rechazo, fue transformada en la suntuosidad de las iglesias cristianas y en las ordenaciones sacerdotales con su jerarquía y su ritualismo complicado.

En el Espiritismo los hombres irían a perder de un momento para otro esa tendencia de la especie. Como la doctrina no permite los beneficios del sistema eclesiástico, era necesario arrojar algunos sustitutivos. Uno de ellos, es el de las graduaciones mediúmnicos y el de las reencarnaciones suntuosas. Surgieron y surgen constantemente las complicaciones en la práctica.

El pase se tornó popular por su eficacia. Más es tan simple un pase que no se puede más que darlo. Se crearon entonces las complicaciones. Son necesarios cursos especiales, con lecciones de anatomía y fisiología, para que una criatura de buena voluntad extienda las manos sobre una cabeza sufridora. Más como imponer las manos es cosa muy simple, se crearon también las técnicas del pase, con palabrería fantasiosa y gesticulaciones de gimnástica sueca, que los humildes pasistas han de aprender con especialistas en educación física.

Véase la mezcla que se consiguió hacer, en una especie de liga metálica en que entran diversos refuerzos. El resultado fue la transformación del pase en una exhibición de habilidades en ritmo de bale. Nadie se acuerda que el pase no es una técnica, más si una donación fluídica de amor. El pase espirita es apena la imposición de las manos enseñada y practicada por Jesús. No es pase magnético, es pase mediúmnico.

La palabra mediúmnica ya dice que no es el pesista quien da el pase, son los espíritus a través de los médiums. Un pesista es un médium y pide asistencia de su guía al dar el pase. Más cuando el guía encuentra el pase estilizado, estandarizado, transformado en un ritual de vudú, desiste y espera que el sufridor procure un local de simplicidad cristiana, en el que el pueda actuar con eficacia.

Los círculos mediúmnicos con el paciente en el medio presuponen una concentración de fuerzas. Los médiums ya no son más médiums, son pilas eléctricas ofreciendo energías. No son los espíritus quienes saben lo que el enfermo necesita. Son los estudiantes sin experiencia de la anatomía y la fisiología del magnetismo y la gimnasia con la participación de rituales bailados de los templos egipcios.

Las personas que desean realmente iniciarse en el Espiritismo deben comprender, ante todo, que Espiritismo es simplicidad y buen sentido. Fuera de eso lo que tenemos son escenarios que desvirtúan la doctrina. Son esas invigilância las que amenazan la practica espirita. Nadie desea que los espiritas sean ignorantes, más es evidente que deben ser imples y sencillos, comprendiendo que ni Salomón se vistió con la belleza de las flores sencillas del campo. Hemos de superar el fermento de los fariseos, si queremos realmente hacernos dignos del Espiritismo.

Questão de vida ou morte para o Espiritismo

Por Manuel S. Porteiro

O que somos? Seres incapazes de autodeterminação, arrastados pela fatalidade ou totalmente comandados por fatores externos? Seres completamente livres, donos absolutos do nosso destino? Ou criaturas humanas dotadas de livre-arbítrio e responsabilidade, segundo nosso grau de evolução espiritual, e subordinadas às leis naturais e ao meio social em que vivemos?

Ao abordar o tema que me proponho desenvolver, não abrigo a pretensão de responder satisfatoriamente às exigências filosóficas às quais, sem dúvida, tem direito o culto leitor. Não pretendo, tampouco, em um simples trabalho, abarcar em todos os seus aspectos um ponto de doutrina tão vasto e complexo, tão difícil e, sobretudo, tão superior às minhas forças intelectuais como é o livre-arbítrio e sua antítese, o determinismo, quando ilustres psicólogos, esclarecidos espiritistas têm escrito muito a respeito sem haver esgotado o tema. E creio que a solução satisfatória de problema tão escabroso corresponde à psicologia do porvir, refletida nas luzes do Espiritismo.

Esta afirmação parecerá estranha, evidentemente, aos partidários do espiritualismo clássico, que crêem que o livre-arbítrio é um ponto de doutrina perfeitamente esclarecido, que não pode nem deve ser posto em dúvida, porque tem sido considerado por filósofos e teólogos como um dogma indiscutível, fundado na consciência universal. Também parecerá estranho aos deterministas, que crêem haver resolvido o problema da liberdade humana, negando-a e afirmando o determinismo com as elaborações da fisiopsicologia, com o materialismo histórico ou com a lei de causalidade universal.

O Espiritismo, ainda que sustente como fundamento de sua moral o livre-arbítrio, não faz dele um dogma infalível nem põe travas à inteligência de seus adeptos, impedindo-os de refletirem, analisarem e esclarecerem esta questão, do mesmo modo que não exclui da análise os seus fenômenos, embora aceitos em grande parte como produzidos por entidades espirituais que viveram na Terra. Pelo contrário, a experiência, o livre exame, o raciocínio são, para o Espiritismo, a base de sua filosofia, e para o espiritista o fundamento de suas convicções, ainda que, como em toda doutrina racionalista, se diferencie em detalhes na apreciação dos fatos e dos postulados que deles se depreendem.

Nós, espiritistas, não queremos vencer sustentando um “preconceito”, como mais de um sábio mal-intencionado já disse. Buscamos a verdade e, crendo estar na posse de uma partícula desta, desejamos ilustrar com ela, na medida de nossos conhecimentos. Sabemos muito bem que não há verdades absolutas, que todas são relativas ao grau de capacidade e instrução de cada indivíduo, ao desenvolvimento científico de cada época e ao limite traçado à inteligência humana.

Deste ponto de vista abordaremos o tema, não sem antes entrarmos em algumas considerações preliminares sobre a relativa importância que, a nosso ver, tem para o Espiritismo a solução de tão árduo problema.

O materialismo tem pretendido tornar o livre-arbítrio uma questão de vida ou de morte para o Espiritismo, e é por isso que sobre ele foram dirigidos seus melhores ataques, opondo-se-lhes o determinismo em suas diversas formas, inclusive o fanatismo. E não poucos espiritistas, fazendo desta uma questão fundamental, têm respondido às impugnações, acreditando sem dúvida que, se não somos livres nem responsáveis por nossos atos, a causa do Espiritismo está perdida e seu conceito moral aniquilado.

Longe de nós pretender debilitar a tese da liberdade, tal como se a depreende da filosofia espírita. Cremos que, com o livre-arbítrio ou sem ele, com a responsabilidade ou sem ela, o Espiritismo não sofre nenhum enfraquecimento e que o ser humano, tanto hoje como ontem e amanhã, seguirá igualmente o curso de sua evolução ascendente até seu destino superior, acredite ou não em sua liberdade moral e no mérito ou demérito de suas ações. Isso porque o que ele não fizer por sua livre vontade o fará apesar dela e, sem dúvida, com mais acerto, já que o Ser onisciente, que rege os destinos do Universo e de suas criaturas, sabe melhor do que estas o que convém a seus fins. E, ainda que o homem filosoficamente não o queira, lhe dará eternamente a satisfação pelas boas ações e o remorso pelas más; e onde e quando queira que este faça bem, tal bem será, tarde ou cedo, meritório à sua consciência e à de seus semelhantes, recebendo a justa e natural sanção por todas as suas ações, seja libertista, determinista ou fatalista.

É curioso observar a divergência e o ilogismo que existem no campo da filosofia e das religiões. Sócrates e Platão, as maiores figuras do espiritualismo clássico, cuja sublime moral se identifica com a moral espírita, sequer mencionam a vontade e o livre-arbítrio. Epicuro, filósofo sensualista e de certo modo materialista, posto que nega a imortalidade da alma, é partidário do livre-arbítrio: “Ainda que o acaso o persiga com as coisas mais molestas, as enfermidades e os padecimentos – disse –, o homem reto e bom permanece livre, independente, feliz, pois pode evitar tudo isso com um movimento para diante ou para trás, escapando assim à dor e à perturbação, como o átomo ao seu destino.”

Trecho de Conferência proferida na Sociedade Constância, no dia 5 de junho de 1929, e publicada pela revista “La Idea”, em 1936. Tradução de Ciro Pirondi.

Edição Digital
PENSE – Pensamento Social Espírita
www.viasantos.com/pense

Fonte:
Caderno Cultural Espírita - nº 1
Santos - Licespe – 1987

Saiba mais sobre Manuel S. Porteiro clicando aqui.

segunda-feira, 21 de março de 2011

[VÍDEO] Allan Kardec: O Educador

Allan Kardec o Educador é um dos mais belos documentários sobre a vida e a obra de Hippolyte Léon Denizard Rivail (1804-1869), mais conhecido como Allan Kardec. Veja imagens filmadas nos locais onde ele se instruiu e viveu: Lyon, Yverdon e Paris. E acompanhe os caminhos trilhados por um dos filósofos mais importantes da humanidade, que se tornou o principal estudioso das mensagens dos espíritos, tendo realizado a Codificação do Espiritismo.

O filme traz ainda uma elucidativa entrevista com Dora Incontri, pesquisadora e Doutora em Educação pela Universidade de São Paulo. Desfrute de momentos de sabedoria e beleza audiovisual, assistindo a este documentário.


Vídeo 01:


Vídeo 02:


Vídeo 03:


Vídeo 04:


Vídeo 05:


Vídeo 06:

quinta-feira, 17 de março de 2011

Aparências, Reencarnações Suntuosas e Passes

Por José Herculano Pires

Podemos ir ainda mais longe e perguntar: quem se conhece a si mesmo e pode avaliar-se com segurança? Se os nossos estudos e as nossas práticas espíritas ainda não nos deram sequer a compreensão da inferioridade do nosso planeta, da precariedade dos juízos humanos, da nossa incapacidade para dominar os problemas de ordem superior do plano espiritual, é evidente que precisamos de uma revisão imediata e profunda da nossa posição doutrinária.

Nessa mesma linha de pensamento devemos encarar os problemas do conhecimento de nossas encarnações anteriores. Essa questão vem também servindo como possível critério avaliativo de médiuns e pregadores. Estes, por sua vez, encontram apoio para a sua possível autoridade na doutrina em suas possíveis lembranças de vidas anteriores. Mas de que recursos dispomos para penetrar com segurança nesse problema, investigando as nossas vidas passadas e até mesmo as vidas passadas dos outros? O único critério de que dispomos nos foi dado sabiamente por Kardec: examinarmos as nossas condições atuais para sabermos em que condições vivemos no passado remoto.

Esse critério se baseia no princípio da evolução e no imperativo do conhece-te a ti mesmo. Mas a nossa ignorância em relação à posição do Espiritismo no mundo, é tanta que nos esquecemos da inutilidade dos títulos e posições do passado para querer saber quem fomos e não o que fomos. Queremos ter a certeza, mesmo através de uma autosugestão, de que fomos esta ou aquela figura histórica importante — uni príncipe, um cardeal ou pelo menos o seu assistente, uma rainha ou um grande guerreiro — porque assim nos sentimos maiores e fazemos que os homens atuais nos considerem com mais respeito. Isso quer dizer simplesmente que trocamos os valores espirituais por valores materiais peremptos.

Não perguntamos pela nossa humildade, moralidade, espiritualidade, bondade e pureza no passado. perguntamos pela vaidade, arrogância, criminalidade e imoralidade. Sabemos muito bem que os grandes de ontem, na trágica história humana, foram ferozes dominadores, e queremos nos apresentar ainda hoje com as insígnias da grandeza brutal de outros tempos. Como dizia Aristides Lobo, o grande jornalista paulistano, materialista e tradutor de obras filosóficas, que acabou aceitando o Espiritismo e proferindo na Biblioteca Municipal uma memorável palestra sobre a sua conversão: "O que estranho no meio espírita é que tenho encontrado muitos patifes reencarnados, mas nenhum camponês ou lixeiro honesto".

Se nos fosse benéfico lembrar as encarnações anteriores, é evidente que as lembraríamos. Essas lembranças estão em nós mesmos, gravadas em nossa consciência profunda. Mas em nosso benefício as lembranças do passado são filtradas ao passar da consciência subliminar à consciência supraliminar.

O filtro protetor só permite que passem pela linha divisória de limiar os resultados de nossas experiências anteriores em forma de aspirações, aptidões, tendências, vocações, e sobretudo os propósitos de não regredirmos jamais àquelas condições negativas que devemos esquecer. Este problema das reencarnações anteriores é sempre disfarçado pela declaração de que a lembrança serve para provar o princípio da reencarnação. Na realidade, o que em geral se busca não é isso, mas uma base maior e tanto mais impressionante quanto aureolada pelo maravilhoso, para o nosso prestígio atual no meio espírita.

Esquecemo-nos, porém de que a revelação dessas supostas lembranças serve também para nos ridicularizar ante os espíritas de bom-senso e a grande maioria não-espírita. E o que é pior: servem para ridicularizar a teoria da reencarnação e o próprio Espiritismo perante os meios culturais. Acontece o mesmo na questão dos passes. É natural a nossa tendência para a simulação, o disfarce.

Ingeniero dedicou volumoso estudo a essa questão. Nas competições da vida tem muita importância a aparência. Somos sempre tentados pelo prestígio das aparências. O funcionário subalterno de uma repartição pública aturde o público com exigências de toda espécie, inteiramente desnecessárias, para fazer valer a importância do seu cargo, o que vale dizer a sua importância. Formam-se ordens honoríficas numerosas para conceder comendas e latarias variadas aos compradores de importância.

Pessoas de poucos recursos gastam o que não podem para falar grosso no meio social. É conhecida a preferência dos homens de pequena estatura pelos automóveis rabo-de-peixe. As Universidades se enchem de alunos que lutam para a conquista de um título que lhes dê prestígio, pouco interessados no conhecimento a adquirir, no seu desenvolvimento cultural. Os fardões acadêmicos transformam muitos escritores de valor em múmias comedoras de bolacha.

É tão natural essa tendência que geralmente não se percebe o ridículo de todas essas coisas. É também natural que essa tendência exista no meio espírita, apesar de todas as advertências doutrinárias sobre a efemeridade das glórias mundanas. O exemplo de Jesus, o rabi popular que não procurou as investiduras do Templo, foi soterrado pelas honrarias de após morte que lhe conferiram, transformando-o até mesmo num terço de Deus. Ora, uma terceira parte de Deus projetada na Terra podia dar-se ao luxo de não ligar para as coisas do mundo. Mas nós os homens, não podemos fazer isso.

Toda a suntuosidade do Templo e das suas prerrogativas, que Jesus rejeitou, foi transformada na suntuosidade das igrejas cristãs e nas ordenações sacerdotais, com sua hierarquia e seu ritualismo complicado.

No Espiritismo os homens não iriam perder de um momento para outro essa tendência da espécie. Como a doutrina não permite as regalias do sistema igrejeiro, era necessário arranjar alguns substitutivos. Um deles, é o das graduações mediúnicas e das reencarnações suntuosas. Surgiram e surgem constantemente as complicações da prática.

O passe tornou-se popular por sua eficácia. Mas é tão simples um passe que não se pode fazer mais do que dá-lo. Criaram-se então as complicações. São necessários cursos especiais, com lições de anatomia e fisiologia, para que uma criatura de boa vontade estenda as mãos sobre uma cabeça sofredora. Mas como impor as mãos é coisa muito simples, criaram-se também as técnicas do passe, com palavrórios fantasiosos e gesticulação de ginástica sueca, que os humildes passistas têm de aprender com especialistas em educação física.

Veja-se a mistura que se conseguiu fazer, numa espécie de liga metálica em que entram diversos reforços. O resultado foi a transformação do passe numa exibição de habilidades em ritmo de balé. Ninguém se lembra de que o passe não é uma técnica, mas uma doação fluídica de amor. O passe espírita é apenas a imposição das mãos ensinada e praticada por Jesus. Não é passe magnético, é passe mediúnico.

A palavra mediúnico já diz que não é o passista quem dá o passe, são os espíritos através dos médiuns. Um passista é um médium e pede a assistência do seu guia ao dar o passe. Mas quando o guia encontra o passe estilizado, padronizado, transformado num ritual de candomblé, desiste e espera que o sofredor procure um local de simplicidade cristã, em que ele possa agir com eficácia.

Os círculos mediúnicos com o paciente no meio pressupõem uma concentração de forças. Os médiuns já não são mais médiuns, são pilhas elétricas fornecedoras de energias. Não são os espíritos que sabem o que o doente precisa. São os bisonhos aprendizes de anatomia e fisiologia, de magnetismo e ginástica com subsídios de bailados rituais dos templos egípcios.

As pessoas que desejam realmente iniciar-se no Espiritismo devem compreender, antes de tudo, que Espiritismo é simplicidade e bom-senso. Fora disso o que temos são encenações que desvirtuam a doutrina. São essas invigilâncias que ameaçam a prática espírita. Ninguém deseja que os espíritas sejam ignorantes, mas é evidente que devem ser simples e humildes, compreendendo que nem Salomão se vestia com a beleza das flores simples do campo. Temos de superar o fermento dos fariseus, se quisermos realmente fazer-nos dignos do Espiritismo.”

quarta-feira, 9 de março de 2011

Centros Espíritas - Identificação, Estrutura e Funcionamento

Por Nícia Cunha

Centradas no entendimento religioso da Doutrina Espírita, sofrendo influências de diversas religiões, especialmente as cristãs, africanas e indígenas, as casas espíritas tradicionalmente ostentam nomes que remetem ao conceito de lugar sagrado.

Assim, acompanhando a adjetivação espírita, não é incomum encontrar termos como: templo, congregação, sinagoga, tenda, casa de pai fulano, centro de irmão beltrano, etc. Existem ainda instituições que reverenciam ícones católicos, homenageiam pessoas já mortas ou ainda vivas, que se destacaram no meio espírita e que são consideradas quase “santas”.

Incorrem em erro, pois essa nomenclatura nega, altera ou reduz a identidade espírita e suas propostas originais. É contraproducente também em termos de comunicação social, pois utilizam signos e linguagem que não a especificam ideologicamente, não esclarecem qual seja sua visão, suas metas, ou como atuam.

Deveria haver no âmbito espírita, um movimento de conscientização sobre essas impropriedades, visando eliminar essas denominações, substituindo-as por outras que melhor definissem a atividade, o caráter e o propósito da doutrina.

A estrutura funcional e as práticas da maioria dos centros espíritas são tão inadequadas quanto os nomes. A rigor, inexistem instituições nos moldes do Instituto Parisiense de Estudos Espíritas, fundado por Kardec, que atuava sob enfoque filosófico e com metodologia científica de pesquisa.

A descoberta (e não uma revelação, no sentido místico) da realidade do espírito e do intercâmbio entre encarnados e desencarnados, impôs um conceito ético e moral, que, entretanto não justifica o desenvolvimento de uma religião. Não é necessário seguir um credo, para se viver com moralidade e ética.

A maioria dos espíritas brasileiros, e conseqüentemente, a sociedade em geral, acha que Kardec recomendava práticas evangelizadoras por haver escrito o livro "O Evangelho Segundo o Espiritismo". Kardec não escreveu ou compilou obras de pregação religiosa, não visava fazer apologia e proselitismo cristão. Seu objetivo era o de explicar o pensamento de Jesus sob o enfoque espírita. Por isso, naquela obra, endossou apenas o aspecto moral de seus ensinamentos, não sancionou sua biografia divinizada e seus milagres, alertando para a falta de comprovação histórica desses relatos dos evangelhos canônicos.

Nem mesmo a máxima espírita mais conhecida – “Fora da caridade não há salvação”, escapou de desvirtuamento, pois não é uma recomendação explícita, mas uma paráfrase. O movimento espírita fixou-se em atividades de consolo espiritual e distribuição de bens materiais, distanciando-se do cerne da proposta doutrinária, que privilegia a educação individual e coletiva, única saída para a elevação qualitativa da sociedade. Seria o caso de se perguntar a que se dedicarão os espíritas, quando não mais houver pobres no planeta. Ou de que se ocupam as criaturas que habitam orbes mais avançados do Universo, que não tenham tais desníveis sociais.

Há casas espíritas cujos nomes enfatizam essa distorcida noção de caridade: Pão dos Pobres, Socorristas de Maria, Amantes da Pobreza, etc. Inclusive, nestes dois últimos exemplos, além de incorrerem no erro conceitual, o fazem também no semântico, pois as denominações podem ter dupla significação: pessoas que socorrem a santa católica; amor à pobreza, propriamente dita.

Discriminam os carentes já a partir dos nomes, mantêm atividades assistencialistas sem desenvolver trabalhos educativos que despertem potencialidades e firmem noções de cidadania, para conscientizá-los sobre seus direitos e deveres, tanto individuais como coletivos.

Dessas e de outras interpretações incorretas derivam-se os problemas de caracterização e funcionamento de um centro espírita. A obra kardequiana afirma que a Doutrina Espírita não possui dogmas, hierarquias e cultos. Causa espanto, o fato de os espíritas repetirem essa definição, mas não assumirem que, na prática, há hierarquização e ritualização.

De fato, a federativa nacional é vaticanista, as estaduais funcionam como arcebispados e os centros como paróquias. Em todos os níveis, a quase totalidade dos dirigentes é vitalícia, ou promovem alternâncias periódicas entre os integrantes de grupos fechados e inamovíveis.

No Brasil, o Centro Espírita já virou igreja. É um fato sociologicamente definido. A sua estrutura funcional repete rituais de outras religiões cristãs. As missas católicas adotam módulos entremeados de cânticos e responsórios: Introdução, Ofertório, Leitura do Evangelho, Consagração da Hóstia, Comunhão, Bênção Final, com água benta aspergida sobre a assistência ou individualmente colhida à saída do recinto.

Na casa espírita, sempre de maneira solene e mística, acontecem: prece de abertura, pequena leitura ou preleção religiosa, palestra/sermão de caráter evangélico, oração final, passes e ingestão de "água fluidificada". Algumas instituições até adotam coros e cantorias. A coincidência não é fortuita. É atavismo e desconhecimento do que realmente seja a filosofia espírita.

Para os espíritas religiosos, está tudo correto, embora a divergência com o que Kardec ensinou e praticou. Segundo esse segmento, o espírita deve mesmo ser um pregador do Evangelho, ainda que em nítida desvantagem em relação aos católicos e protestantes que estudam teologia para bem desempenhar seu trabalho, que além do mais, é profissão.

Excetuando algumas pessoas que usam seus conhecimentos gerais e acadêmicos para embasar suas prédicas, a grande maioria é composta por pessoas comunicativas, imbuídas de espírito missioneiro, não raro vaidosas e/ou fanáticas, que embora bem intencionadas, não possuem preparo intelectual ou doutrinário.

Disso, resulta empirismo, interpretações pessoais ou de grupos. Não há estudos, mas sim, catequese. Paradoxalmente, onde deveria haver livre exame de conteúdos, só ocorre veiculação de conceitos repetidos. Os líderes das instituições não se questionam e nem permitem questionamentos sobre a correção do teor daquilo que divulgam. Ficam ofendidos quando isso ocorre, procuram afastar, disfarçada ou ostensivamente, a pessoa que provoca o debate ou diverge. Com poucas exceções, o ensino doutrinário é uma balbúrdia sem metodologia aplicada, tem caráter limitado e reducionista, é feito por tradição oral, tem apenas enfoque evangelizador. Quando muito, os monitores usam apostilas mal compiladas, com pouca base na Codificação, mas que reproduzem idéias de autores encarnados e desencarnados de obras denominadas “literatura complementar”.

O espírita se jacta, afirmando que a doutrina, além de ser religião, é filosofia e ciência. Mas não se faz ciência nos centros espíritas. Não há pesquisas ou experiências metodologicamente estruturadas, ou efetiva comprovação de fenômenos. É só crença, visão estratificada, dedução empírica ou simplesmente, vôos da imaginação. Onde a ciência, então?

Na França, depois de Kardec, o Espiritismo morreu. Muitas razões são apontadas, sendo a mais consistente, os entraves decorrentes das duas grandes guerras do Século XX, que assolaram a Europa. Curiosamente, elas não mataram outras idéias vigentes ou introduzidas à época, que ainda hoje honram e destacam os franceses, ciosos da racionalidade aprendida com seus proeminentes pensadores (René Descartes à frente) e magistralmente utilizada por Kardec.

É muito provável que o aniquilamento da doutrina Kardecista na França tenha ocorrido devido às influências místicas, pois impulsionada por Roustaing, caiu na vala comum da religiosidade crédula. Há uma real possibilidade de ali ter sido esquecida porque deixou de ter o apelo da razão e da lógica, sob as quais nasceu.

No Brasil, firmou-se o avesso dessa gênese: a liderança mística adotou, expandiu e sedimentou a visão religiosa, sem raciocinar que, se Deus é perfeito, portanto despido de prepotência e vaidade, não impõe e nem precisa de nossas súplicas, reverências e bajulações, dispensando dogmas, ritos e crendices no trajeto de sua criatura em direção à perfeição relativa que pode alcançar.

Retirado do site http://assepe.org.br/txt_nicia_centros.html

A Destinação do Espiritismo

Por Carlos Antonio de Barros

Quando entregou as obras básicas da codificação para o mundo, Allan Kardec imaginava que o Espiritismo se tornaria uma crença comum e que a aceitação dos seus princípios científico, filosófico e moral transformassem em um tempo relativamente curto as concepções de vida material da sociedade terrena.

E não foi bem isso que ocorreu ao longo de mais de 150 anos de existência da Doutrina dos Espíritos.

A assimilação do Espiritismo por parte da coletividade parece lenta e vem criando uma situação de indiferença para muitas pessoas envolvidas com a doutrina, até mesmo entre espíritas que consideram a imortalidade da alma "uma ficção para se ver no cinema".

Ocorre que se a filosofia espírita fosse integralmente aceita e se tornasse uma questão de sobrevivência, a sociedade terrena iria mudar positivamente em diversos aspectos.

No entanto, essa aceitação se torna uma utopia na medida em que ainda não se percebe sincero interesse dentro do movimento para fazer uma divulgação educativa abrangente, capaz de renovar hábitos e atitudes dessa sociedade ainda muito materialista.

Além disso, o Espiritismo é tido e visto como uma religião que vem sendo manipulada por lideranças, "espiritualmente ligadas à Igreja Católica", que querem a todo custo negar a sua identidade com o conjunto de princípios baseados em leis naturais.

A Doutrina dos Espíritos poderá efetivamente contribuir para promover profundas transformações na sociedade, mas isso levará ainda muito tempo já que carece de uma sensata avaliação, uma definição de caminhos e estratégias que se identifiquem com a atual realidade social e espiritual do nosso conturbado mundo.

Entre os mais de dois milhões de adeptos do Espiritismo existentes no Brasil, é bem provável que um terço ainda permaneça psquicamente atrelado a outras seitas espiritualistas, acendendo velas, incensos, cantando mantras e fazendo "promessas" aos "santos espíritas e católicos" para resolverem seus mesquinhos problemas existenciais.

Muitos cansaram de buscar "consultas espirituais" em suas próprias instituições. Agora recorrem aos "guias" de outros terreiros...

Fonte: Blog Carmem & Carlos Barros - http://carmemcabarros.blogspot.com/2011/03/destinacao-do-espiritismo.html

domingo, 6 de março de 2011

O Verbete Vazio

Por Eugenio Lara

Em “Instruções Práticas Sobre as Manifestações Espíritas”, opúsculo lançado em 1858, Allan Kardec inseriu um glossário espírita, vocabulário com termos, com palavras e verbetes concernentes ao entendimento da Doutrina Espírita. Foi a primeira tentativa de elaboração de um dicionário, de uma enciclopédia espírita. Publicado posteriormente, de modo bastante resumido, em “O Livro dos Médiuns”, podemos observar o cuidado que ele teve para com a nova terminologia que criou, a fim de orientar a ciência espírita nascente, complementada por palavras e termos esclarecedores, correlacionados ao Espiritismo.

Nesse pequeno léxico espírita, elucidário interessante, instrutivo para os iniciantes e estudiosos do Espiritismo, salta aos olhos o famoso verbete Religião sem nenhuma definição. Ora, por que Kardec deixou este verbete vazio? Por que saiu assim na única edição, somente reimpressa 65 anos depois, por Jean Meyer, seu sucessor na direção da “Revista Espírita” e de todo seu legado?

Em 1923, Jean Meyer, percebendo a importância dessa obra, relançou-a, mas suprimindo o verbete, sem nenhum tipo de explicação. Nas edições posteriores, em francês, o verbete vago também não aparece. Naquele mesmo ano, o grande espírita de Matão-SP, Cairbar Schutel (1868-1938), traduziu e publicou esse interessante opúsculo, com autorização expressa de Jean Meyer. A reedição francesa e a brasileira foram simultâneas. Mais tarde, foi relançado pela editora O Clarim, de Matão, por iniciativa de seu editor, Wallace Leal V. Rodrigues, em 1968, posteriormente incluído na coletânea “Iniciação Espírita” (1970), ao lado de duas outras obras introdutórias de Kardec, pela Edicel, com apresentação e notas do jornalista e filósofo espírita Herculano Pires.

Do ponto de vista editorial, soa muito estranha a publicação desse opúsculo com o verbete vazio. Teria sido um problema de revisão? Seria um lapso na composição, dadas as condições técnicas da época, isso do ponto de vista gráfico-editorial? Não nos esqueçamos de que na segunda edição de “O Livro dos Espíritos” (1860) ocorreu um pequeno erro na numeração das questões. O que seria a pergunta 1011, está em branco, suprimida, ou seja, não é numerada, o que totaliza 1019 questões e não 1018. O erro passou batido e não foi corrigido por Kardec, possivelmente em função da imensa quantidade de tarefas e projetos a serem realizados por ele, que sozinho, não pôde completá-los na sua totalidade, em função de sua desencarnação súbita.

Allan Kardec poderia ter corrigido o suposto lapso do verbete vazio numa segunda edição do opúsculo, jamais publicada, pois, como ele próprio afirmou: “Esta obra está inteiramente esgotada e não será reimpressa. Será substituída pelo novo trabalho, ora no prelo, que sairá muito mais completo e obedecerá a um outro plano.” (“Revista Espírita”, agosto de 1860). Este novo trabalho no prelo, a que ele se refere, é “O Livro dos Médiuns”, lançado em 1861 e que era para ter o título de “O Espiritismo Experimental”, a continuação, o “Lado B” de “O Livro dos Espíritos”.

Supondo que era mesmo para ter saído assim, com o verbete vago, qual então a real intenção de Kardec ao fazer isso? O que ele desejou exprimir com tal atitude editorial? Não sabemos. Todavia, seria muito estranho atribuir, no lançamento dessa obra, algum tipo de enigma intencional, uma trívia, como um jogo de computador, um jogo mental, talvez uma charada que deveria ser posteriormente decifrada. Algo que destoa bastante do perfil psicológico e biográfico do fundador do Espiritismo. Não combina com ele tal atitude.

O mais provável é que, devido a um erro de composição gráfica, a primeira edição do opúsculo saiu assim mesmo, com o verbete Religião vazio.

Por sua vez, a nota explicativa, contida na edição lançada pela Edicel nada esclarece, pelo contrário, confunde ainda mais. Há uma referência ao célebre Discurso de Abertura de Allan Kardec, proferido por ocasião do Dia dos Mortos, data magna para os espíritas da época, publicado na “Revista Espírita”, em dezembro de 1868. Kardec aí conclui que o Espiritismo não é religião e que essa palavra deveria, segundo ele, ser evitada para definir a doutrina nascente. Em seguida, é citada a justificativa de Herculano Pires, “forçando a barra”, acoplando tal definição kardequiana ao conceito de religião dinâmica do filósofo espiritualista francês Henri Bergson: um razoável equívoco, muito bem esclarecido pelo escritor espírita Krishnamurti de Carvalho Dias, no ensaio “Análise do Pensamento de Allan Kardec de 1855 a 1869”, exposto por ele no I Simpósio Nacional do Pensamento Espírita, realizado de 11 a 13 de agosto de 1989, em Santos-SP.

A existência desse famoso verbete vazio não causa nenhum prejuízo para o entendimento conceitual do Espiritismo. Quem tiver alguma dúvida quanto ao Espiritismo ser religião ou não, basta ler a polêmica de Allan Kardec com o abade Chesnel (“Revista Espírita”, maio e julho de 1859), o Discurso de Abertura já citado e a definição enfática e radical contida no preâmbulo de “O Que é o Espiritismo”.

Quem tem olhos que veja, quem tem ouvidos que ouça: Allan Kardec jamais concebeu o Espiritismo como religião, jamais ele o definiu e conceituou como doutrina religiosa. Nunca passou pela cabeça do Druida de Lyon fundar uma doutrina dogmática, uma nova religião, uma espécie de neocristianismo, o cristianismo redivivo ou qualquer tipo de confissão religiosa. Sua pretensão, declarada e manifesta, sempre foi fazer do Espiritismo uma ciência de observação, uma ciência filosófica, uma doutrina filosófico-científica e moral.

Sob uma análise mais sociológica, antropológica, histórica, hermenêutica, se Kardec fundou (sem querer, querendo) uma nova religião, em função da aceitação da linguagem cristã, de sua atitude supostamente tácita, conciliatória frente à Igreja e da tentativa de reinterpretar os dogmas católicos sob a ótica espírita em suas três últimas obras, é uma questão que não cabe aqui ser analisada, mas sim, em outra oportunidade...

Eugenio Lara, arquiteto, jornalista e designer gráfico, é fundador e editor do site PENSE - Pensamento Social Espírita [www.viasantos.com/pense], membro-fundador do Centro de Pesquisa e Documentação Espírita (CPDoc) e autor dos livros em edição digital: Racismo e Espiritismo; Milenarismo e Espiritismo; Amélie Boudet, uma Mulher de Verdade - Ensaio Biográfico; Conceito Espírita de Evolução; Os Quatro Espíritos de Kardec e Os Celtas e o Espiritismo.

Retirado do site PENSE - http://www.viasantos.com/pense/arquivo/1320.html

Fenómenos Espiritas Y Suas Consecuencias Filosóficas

Por Cairbar Schutel

Clique aqui para a versão em português.

Los hechos espiritas se manifiestan, hoy, en todas partes, ellos constituyen una voz que parte de todos los puntos del globo y repercute, de lado a lado, despertando al hombre de la letárgica y animándolo a marchar, con valentía, por el camino de la espiritualidad que conduce a la Vida Eterna. Se puede decir que no hay una sola ciudad del mundo, una sola aldea, aun en los más lejos rincones del planeta, en que manifestaciones extraordinarias no se hayan verificado, con la admiración de unos, y mala voluntad y repulsa de otros. En los medios humildes, como en la alta sociedad, en las zonas científicas, como entre los elementos clericales, los fenómenos espiritas de carácter ostensivo constituyen la gran luz que viene a iluminar a los hombres el puerto de salvación. Ho hay una sola familia que no cuente un hecho “anormal” que le haya ocurrido.

Eso viene a probar que los fenómenos espiritas tienen un carácter verdaderamente providencial. Y no se puede explicar de otro modo esos hechos ostensivos, espontáneos, independientes de toda voluntad humana y de todos los poderes terrestres, hechos, digamos de paso, que señalan una inteligencia superior a las inteligencias de la tierra, llena de presión, de concisión y altamente científica.

Quien lea con atención los relatos de materializaciones, de manifestaciones, de aportes, de fotografías, testimoniadas por hombres como William Crookes, Russel Wallace, Oliver Lodge, Paul Gibier, César Lombroso, Ernesto Bozzano y cientos de otros sabios de responsabilidad moral y científica, que no puede negar el gran valor moral y científico de esas manifestaciones, fenómenos tan trascendentes que todos esos sabios unidos – físicos, químicos, fisiólogos, anatomistas, etc., son incapaces de producirlos en su mínima parte.

¿En vista de eso podrán esos hechos ser recibidos como ocurrencias simplemente anormales, sin una causa maestra que tiene intenciones superiores, determinativas para un fin moral y de alta relevancia espiritual?

Ciertamente no se puede concluir que un efecto inteligente deje de tener, a su vez, una causa inteligente y una intención cualquiera, digna de nuestra observación, de nuestro estudio y de nuestra meditación. Todos los fenómenos de la vida actual, aun los más rudimentarios, tienen una causa y un objetivo, como verificamos en la vida de los seres que pueblan nuestro mundo. No se enciende una luz sin que un factor no se mueva, un intermediario no aparezca y no se vea el fin para el cual esa luz se destina.

La fenomenología espirita, verificada en todas las épocas y en todos los países, por todas las generaciones que vivieron en este mundo, ha sido, en todos los tiempos, el principio básico de la fe que dignifica al ser humano.

Antiguamente, debido a la deficiencia de la inteligencia para juzgar las cosas espirituales, ella fue dirigida para la clase de cosas sobrenaturales , y los “expertos” que tomaron para sí la misión de guiar a los hombres la guardaron en la “urna de los milagros” para, más cómodamente, mantener su dominio sobre las masas.

Los filósofos y los sabios, asignado a una psicología retardada que había cristalizado todos sus métodos de enseñanza, no pudieron comprender el alcance de esos hechos que solo eran recibidos, religiosamente, por los hijos del pueblo.

Explorando la obra de los estudios fisiológicos, aunque desde tiempos pasados los fenómenos psíquicos tuviesen larga extensión, quedamos con la oscuridad sobre la existencia o no existencia del alma, lo que prueba que la antigua psicología no ofrecía a los sabios de entonces los elementos precisos para la resolución del mayor de todos los problemas que debe resolver la suerte del destino humano.

Fue preciso que nuevas mentalidades viniesen a desbravar el campo del Animismo, obligando, después, a las barreras de lo sobrenatural y del misterio, para que la luz irradiase en los horizontes, y un nuevo método de estudio de esa creación de la Psicología Experimental, que extendió su área a las regiones inexploradas del alma humana, en esta fase de la vida, alargando su acción al mundo ultrasensible que nos rodea y para donde tendremos que ir.

Y, de ese estudio experimental, se llegó a la conclusión de las intenciones morales y científicas de los fenómenos psíquicos, base fundamental del Animismo y del Espiritismo, que se hallan en intima ligación con todas las ciencias, dándoles un cuño superior de progreso, completándolas con las nuevas verdades que vienen a quitarles las dificultades en las que se hallan, para resolver ciertos problemas, cuya oscuridad veda su acción progresiva en la perfección de las gentes, en la evolución de todos los conocimientos que deben constituir y proporcionar el bienestar de los pueblos. Ofreciendo a todos las insignias inconfundibles de alta Moral Cristiana, con todas las Enseñanzas filosóficas de su Instituidor, los fenómenos espiritas, parte integrante de la Revelación sobre la cual Jesús dijo haber fundado su Iglesia, son, de hecho, las demostraciones claras, legibles y palpables de la Inmortalidad, única base verdadera de Fe, de Amor y de Sabiduría.

Sin los hechos, no hay religión, ni ciencia que pueda prevalecer. A la química se pide reacciones; a las matemáticas, números, leyes de equilibrio. Para merecer el nombre de ciencia, es preciso que se demuestre esta o aquella con pruebas positivas.

Los fenómenos psíquicos, no hay, absolutamente, duda, echan mano de la luz que ilumina la verdad que salva. Solo por ellos, nos podemos convencer de la sobrevivencia espiritual, ósea, de la sobrevivencia individual y, consecuentemente, de nuestros deberes para con nuestros semejantes y para con Dios.

Las consecuencias filosóficas de los hechos espiritas nos traen, como contribución de progreso y bienestar, leyes olvidadas por los hombres y destinadas a establecer en la Tierra el reinado de la Fraternidad, bajo la Paternidad de Dios.

No quieran nuestros adversarios desviar los objetivos de la Fenomenología Espirita, atribuyéndoles teorías malsanas que no sean coherentes con sus hechos.

Acuérdense bien que todas las teorías aventadas para dar explicaciones de los fenómenos caerán por tierra por insostenibles.

“Los hechos son persistentes” – como dijo el Profesor. Lombroso y, cara a los hechos, el investigador perspicaz e inteligente ha de verificarlos de naturaleza anímica y de naturaleza espirita, más, sean unos o sean otros, ninguna explicación pueden tener, sin la existencia del alma y de su sobrevivencia a la muerte del cuerpo carnal. Esa es la verdad que nadie, con buenos fundamentos, osara contestar.

Traducido por M. C. R.
Publicado en RIE en julio de 1934

Educación Mediúmnica

Por Dora Incontri

Clique aqui para a versão em português.

Tres requisitos son fundamentales para la práctica consciente y elevada de la mediúmnidad:

1) La capacidad de concentración: “Lo más importante (…) es la calma y el recogimiento que se debe tener, junto a un deseo y una firme voluntad de éxito. Y por voluntad no nos referimos aquí a un deseo efímero e inconsecuente, a cada momento interrumpido por otras preocupaciones, más si a una voluntad seria, perseverante, sustentada con firmeza, sin impaciencia ni ansiedad. El recogimiento es favorecido por la soledad, por el silencio y el alejamiento de todo lo que pueda provocar distracciones. (El Libro de los Mediums, ítem 204). Durante los trabajos mediúmnicos, es preciso saber aislar la mente de todas las dispersiones a que estamos habituados. Enfocar el pensamiento en el propósito de servir, fijar la emoción en Jesús (se puede usar el recurso de la proyección de la imagen de Cristo, de preferencia no la de Cristo crucificado, más si la de Cristo dulce y consolador, a la vera de los lagos, en lo alto de los montes…), direccionar conscientemente vibraciones para los Espíritus sufridores comunicantes. Se trata de una disciplina mental, que deberíamos practicar diariamente y no solo apenas en la hora de la práctica de la mediúmnidad. Saber centrar y controlar los propios pensamientos es una conquista importante del espíritu. Más no es algo que se obtiene fácilmente. Es preciso la calma y la persistencia. Entretanto, hay dos movimientos mentales distintos en la sesión mediúmnica: a) direccionar el pensamiento, teniendo en vista la oración, la emisión de vibraciones o la proyección de una imagen y b) vaciar la mente para permitir que el Espíritu comunicante manifieste su pensamiento.

2) El autoconocimiento: Siendo la mediúmnidad un acto de comunicación entre nosotros y otras inteligencias en estados más o menos avanzados, es indispensable saber exactamente lo que somos, lo que pensamos y lo que deseamos, para distinguir lo más posible nuestro pensamiento de los pensamientos que nos llegan durante la sesión mediúmnica o en lo cotidiano. En posesión de nosotros mismos, conscientes de nuestras conquistas y de nuestras debilidades, queda más fácil separar la manifestación de los Espíritus de nuestra propia personalidad. Sin embargo en toda manifestación mediúmnica siempre hay una influencia mayor o menor del médium. “… ¿el Espíritu del médium no es jamás completamente pasivo?- El es pasivo cuando no mezcla sus propias ideas con las del Espíritu comunicante, más nunca se anula completamente. Su concurso es indispensable como intermediario, aun mismo cuando se trate de los llamados médiums mecánicos.” (El Libro de los Mediums, ítem 223, cuestión 10 – Ver también el resto del capítulo XIX – El papel del médium en las comunicaciones).

3) el encajamiento en la auto-educación: “Si el médium, en cuanto a la ejecución, es apenas un instrumento, en lo tocante a la moral ejerce gran influencia. Porque el Espíritu comunicante se identifica con el Espíritu del médium y, para esa identificación, es necesario haber simpatía entre ellos, y si así podemos decir, afinidad. El alma ejerce sobre el Espíritu comunicante una especie de atracción o repulsión, según el grado de semejanza o desemejanza entre ellos. Ahora, los buenos tienen afinidad con los buenos y los malos, con los malos, de donde se sigue que las cualidades morales del médium tienen influencia capital sobre la naturaleza de los Espíritus que se comunican por su intermedio. Si el médium es de baja moral, los Espíritus inferiores se agrupan en torno de él y están siempre prontos a tomar el lugar de los buenos Espíritus a que el apelo. Las cualidades que atraen de preferencia a los Espíritus buenos son: la bondad, la benevolencia, la simplicidad de corazón, el amor al prójimo, el desprendimiento de las cosas materiales. Los defectos que los apartan son: el orgullo, el egoísmo, la envidia, los celos, el odio, la codicia, la sensualidad y todas las pasiones por las cuales el hombre se apega a la materia. “(El Libro de los Mediums, ítem 227) Es evidente que no se espera la actitud ya santificada por parte de un médium, sujeto a las leyes de la evolución terrenal. Sin embargo, la simpatía y la protección de los buenos Espíritus se dan en la medida de los esfuerzos que el hace para vencer en si mismo y superar deficiencias y desequilibrios – siendo la propia mediúmnidad un instrumento inigualable de elevación. Por ella, muchas veces recibimos la inspiración.los consejos y las orientaciones morales necesarias para nuestro adelantamiento. Por ella, identificamos mejor nuestras debilidades, pues si pusiéramos atención en nosotros mismos, observaríamos como los Espíritus perturbadores se aprovechan de ellas.

Mediúmnidad y emoción

La percepción extra-sensorial de los Espíritus se da generalmente en primer lugar en el patamar de la emoción. La asimilación de ideas es siempre posterior al impacto emocional. Y eso tanto en lo cotidiano, como en el espacio de una sesión mediúmnica. Tristeza, angustia, rabia, nerviosismo, tedio u, por otro lado alegría, paz de espíritu, hasta aun mismo sensación de éxtasis pueden ser síntomas de una presencia espiritual.

En ese paso, debe entrar el médium con su autoconocimiento para distinguir sus propias emociones de aquellas provocadas o potencializadas por los Espíritus. Las emociones que pertenecen al propio médium son aquellas cuyas causas son fácilmente identificativas. Se queda triste o irritado por algún motivo. Si no hay motivo alguno, se puede desconfiar de alguna interferencia extraña. Y si hay algún motivo, más nuestra reacción está exagerada, entonces se puede estar juntando a nuestra rabia o a nuestra tristeza, la influencia de otros espíritus. Ellos potencializan nuestras emociones.

Inversamente también acontece. Si algún día nos sentimos especialmente leves, tranquilos y felices, sin ningún motivo aparente, esto puede darse por la recordación de un contacto espiritual venturoso durante el sueño o incluso por la aproximación de algún Espíritu, durante el estado de vigilia.

Para saber lidiar con nuestras propias emociones y aun con las emociones ajenas, es preciso desenvolver larga autodisciplina. Anular emociones o racionalizarlas en exceso no es el camino, pues no se trata de enfriarlas hasta el punto de tornarnos indiferentes. Más si es preciso controlarlas, en vez de dejarnos atropellar por ellas. Llorar, reír, indignarse, entristecerse son reacciones humanas naturales. Sin embargo, tanto la alegría como el dolor, así como la indignación, deben ser comedidas, no deben dejarnos salir del eje. En el médium, el descontrol emocional puede ser la puerta abierta a la obsesión, pues es en el justo momento en que perdemos nuestro autocontrol que los Espíritus perturbadores pueden instalar sus pensamientos y sus impulsos en los nuestros y podemos ser llevados a hablar y actuar empujados por ellos. Eso en lo que se refiere a la vigilancia diaria que el médium debe tener consigo mismo

En la hora propiamente dicha de la comunicación, tal control es esencial para que haga fluir más eficiente entre los dos planos. Si el espíritu comunicante está en desequilibrio emocional es justamente la serenidad del médium la que va a contribuir para su reequilibrio. Si el médium se deja dominar completamente, en vez de ayudar al otro, estará desayudándose a si mismo. Si el Espíritu comunicante fuera un Espíritu superior y, sobretodo, si tuviera ligación afectiva profunda con el médium, las lágrimas serán manifestación natural de gratitud, amor o pesar. Más si hubiera exceso, el contenido de la comunicación, sea oral o escrita, sufrirá en calidad, pues el médium estará enteramente tomado por la emoción y no facilitara la claridad de las ideas. Es verdad que, algunas veces, el espíritu Superior no desea comunicarse o no puede hacerlo, provocando lágrimas y tocando corazones, con su vibración amorosa. En ese caso, no hay la preocupación de una transmisión de ideas, más si justamente el despertar de sentimiento fecundos en el médium y en los asistentes de la reunión.

Mediúmnidad y educación

Estos dos temas están intrínsecamente relacionados, pues todo lo que es propio del ser humano debe ser comprendido de forma pedagógica. Ya que la meta del espíritu es la perfección, todos los medios para conseguirla son educación.

En el caso de la mediúmnidad es medio y fin.

La mediúmnidad como medio de perfeccionamiento

Es medio porque puede tornarse importante instrumento de la evolución humana, tanto para quien la practica, como para quien n de ella es beneficiario. El médium puede emplearla para mejorar su percepción del mundo, para instruirse con el contenido espiritual de que es intermediario, instruyendo también al prójimo. Cuando lidia con otros espíritus, superiores o inferiores a él, en moralidad o inteligencia, está en proceso de aprendizaje e interacción, acumulando un conocimiento experimental del ser, que no puede ser buscado en ningún compendio.

Ese aprendizaje que la mediúmnidad proporciona tiene un alcance pedagógico más amplio. En el descorrer de la historia humana, filósofos y profetas, artistas y científicos, conscientemente o no, han servido de intermediarios, inter existenciales, construyendo el conocimiento humano, de forma interactiva con el plano espiritual. Sócrates se refería a su daimon, como la voz inspiradora de sus acciones. Descartes afirmaba que toda su filosofía se había iniciado a partir de tres sueños, proporcionados por el espíritu de Verdad. Rousseau contaba como tuviera una visión de las ideas que desenvolvería en sus libros. Más asumir la comunicación mediúmnica, como parte constitutiva de la construcción del conocimiento nunca fue tan explicito y transparente.

La abnegación mediúmnica

La participación del médium en un proceso de auto educación significa que el usará sus potencialidades psíquicas de forma responsable y beneficiosa. El Libro de los Mediums habla de “desear el bien y repeler el egoísmo y el orgullo”. (Cap. XX, Ítem 226, n. 11) Dice el libro de los Espíritus que la “sublimidad de la virtud consiste en el sacrificio del interés personal para el bien del prójimo, sin segunda intención” (cuestión 893) De entre los empeños morales del médium, uno de los mayores debe ser el de abnegarse, el de hacer el Bien sin deseo de recompensa de cualquier especie. Eso engloba el abandono de todo interés personal: dinero, poder, fama o aun mismo retribución psíquica y afectiva.

Al contrario de las corrientes espiritualistas anglosajonicas en que se hace el comercio abierto de la mediúmnidad, es corriente en el medio espirita brasileño, el rechazo del interés financiero mezclado a la actividad mediúmnica. En su mayoría, los médiums adeptos de la Doctrina Kardeciana, se abstienen de sacar provecho económico de sus facultades. Cuando lo hacen, su seriedad mediúmnica es puesta en duda. De hecho, misturar la ambición de lucro monetario de una actividad que requiere todo respeto, toda absnegación y toda elevación mental, es sujetarla a influencias más despectivas posibles. Pretender lidiar con el mundo espiritual, ser intermediario de seres en otra dimensión, servir de puente entre los dos mundos - al precio de un producto mercadológico es abrir espacio para cualquier tipo de mistificación. El cliente que paga tiene derechos; quien vende un producto ha de dar garantía de lo que vende. Siendo el hecho mediúmnico una interacción de inteligencias autónomas y libres, el médium nada puede ofrecer con garantía y mucho menos hacerse pagar por comunicaciones que no dependen de el. Más allá de eso, comercializar las bendiciones de lo alto o la caridad practicada es infracción grave de las leyes divinas. Basta recordar que una de las pocas veces en que Jesús se indigno con energía, fue contra los mercaderes del templo.

Es importante fijar ese aspecto, porque la tentación diaria a la que el médium se ve sometido es muy grane. Y, a pesar del acostumbrado rechazo del movimiento espirita brasileño a comerciar la mediúmnidad, comienza a surgir cierta tolerancia en relación a médiums de cura, lo que también es inadmisible. Aun más considerándose el hecho de que la mediúmnidad es siempre un fenómeno delicado para ser comprobado y ofrece apenas un grado relativo de seguridad. De esa forma, la exclusión del interés financiero es la primera garantía de seriedad, aunque no suficiente. Esto también sirve para los libros mediúmnicos. En cualquier actividad, donde hay interés de lucro, el podrá sobreponerse a cualquier preocupación de ética y calidad. Así, cuando se trata de algo sagrado, la abnegación debe ser absoluta.

Más no se trata de intereses financieros apenas. Dado el atavismo milenario de la humanidad de procurar gurús y se aferran a los chamanes, oráculos y los lectores de la suerte, existe la tendencia de proyectar esas ansias de dependencia para los médiums contemporáneos – y algunos se complacen en eso. por el hecho de poseer un conocimiento más preciso de dadas situaciones o personas o aun mismo del pasado y del futuro, ese conocimiento muchas veces es usado como medio de mantener a los otros en dependencia psíquica o en estado de idolatría. El médium y su cliente entran en un juego de vampirismo mutuo, en el que el primero se alimenta de la adoración servil y el segundo se vicia en las orientaciones y consejos para su vida en particular. Por tanto, en una relación de poder, en la que el orgullo y el egoísmo entran como actores principales.

La dominación psíquica puede ser también colectiva, cuando el médium se deja embriagar por la fama derivada de obras y fenómenos de que fue intermediario, juzgándose merecedor de elogios y privilegios. Precaverse contra la vanidad, abnegarse de si mismo es el remedio. Según Kardec, el médium moralizado, al contrario del médium vanidoso, “convencido de que su facultad es un don que le fue concedido para el bien, no prevalecerá de ninguna manera, ni se atribuirá cualquier mérito por poseerla. Recibe como una gracia las buenas comunicaciones, debiendo esforzarse por merecerlas a través de su bondad, de su benevolencia y de su modestia. El primero se enorgullece de sus relaciones con los Espíritus superiores; este se humilla, por considerarse siempre indigno de ese favor.” (Libro de los Médiums, ítem 229).

*Educadora, maestra y doctora en Educación, periodista, escritora, creadora de la Asociación Brasileña de Pedagogía Espirita (ABPE) y del curso de pos graduación en Pedagogía Espirita.

sábado, 5 de março de 2011

Fenômenos espíritas e suas consequências filosóficas

Por Cairbar Schutel

Os fatos espíritas manifestam-se, hoje, em toda a parte; eles constituem uma voz que parte de todos os pontos do globo e repercute, de quebrada em quebrada, despertando o homem da letargia e animando-o a marchar, desassombradamente, pela estrada da espiritualidade que conduz à Vida Eterna. Pode-se dizer que não há uma só cidade do mundo, uma só aldeia, ainda nos mais longínquos recantos do planeta, em que manifestações extraordinárias não sejam verificadas, com a admiração de uns, e má vontade e repulsa de outros. Nos meios humildes, como na alta sociedade, nas zonas científicas, como entre os elementos clericais, os fenômenos espíritas de caráter ostensivo se constituíram a grande luz que vem iluminar aos homens o porto de salvamento. Não há uma só família que não conte um fato “extranormal” com ela ocorrido.

Isso vem nos provar que os fenômenos espíritas têm um caráter verdadeiramente providencial. E nem de outro modo pode-se ver esses fatos ostensivos, espontâneos, independentes de toda a vontade humana e de todos os poderes terrestres, fatos, digamos de passagem, que assinalam uma inteligência superior às inteligências da terra, cheia de previsão, de concisão e altamente científica.

Quem ler com atenção os relatos das sessões de materializações, de moldagens, de apports, de fotografias, testemunhadas por homens como William Crookes, Russel Wallace, Oliver Lodge, Paul Gibier, César Lombroso, Ernesto Bozzano e centenas de outros sábios de responsabilidade moral e científica, não pode negar o grande valor moral e científico dessas manifestações, fenômenos tão transcendentes que todos esses sábios unidos – físicos, químicos, fisiologistas, anatomistas, etc., são incapazes de os reproduzir em sua mínima parte.

Em vista disso, poderão esses fatos serem recebidos como ocorrências simplesmente anormais, sem uma causa-mestre que tem intuitos superiores, determinativos a um fim moral e de alta relevância espiritual?

Certamente não se pode concluir que um efeito inteligente deixe de ter, a seu turno, uma causa inteligente e um intuito qualquer, digno da nossa observação, do nosso estudo e da nossa meditação. Todos os fenômenos da vida intelectual, ainda os mais rudimentares, têm uma causa e um objetivo, como verificamos na vida dos seres que povoam o nosso mundo. Não se acende uma luz sem que um fator não se mova, um intermediário não apareça e não se veja o fim a que aquela luz se destina.

A fenomenologia espírita, verificada em todas as épocas e em todos os países, por todas as gerações que viveram neste mundo, tem sido, em todos os tempos, o princípio básico da fé que dignifica o ser humano.

Antigamente, devido à deficiência da inteligência para julgar as coisas espirituais, ela foi atirada para a classe das coisas sobrenaturais, e os “espertos” que tomaram a si a missão de guiar os homens guardaram-na na “urna dos milagres” para, mais comodamente, manterem o seu domínio sobre as massas.

Os filósofos e os sábios, adstritos a uma psicologia retardatária que havia cristalizado todos os seus métodos de ensino, não puderam compreender o alcance desses fatos que só eram recebidos, religiosamente, pelos filhos do povo.

Percorrendo a obra dos estudos fisiológicos, embora desde tempos idos os fenômenos psíquicos tivessem larga extensão, ficamos na obscuridade sobre a existência ou não existência da alma, o que prova que a antiga psicologia não fornecia aos sábios de então os elementos precisos para a resolução do maior de todos os problemas que deve resolver a sorte do destino humano.

Foi preciso que novas mentalidades viessem desbravar o campo do Animismo, forçando, depois, as barreiras do sobrenatural e do mistério, para que a luz raiasse nos horizontes, e um novo método de estudo desse criação à Psicologia Experimental, que estendeu a sua área às regiões inexploradas da alma humana, nesta fase da vida, alongando a sua ação ao mundo ultrassensível que nos rodeia e para onde teremos que ir.

E, desse estudo experimental, chegou-se à conclusão dos intuitos morais e científicos dos fenômenos psíquicos, base fundamental do Animismo e do Espiritismo, que se acham em íntima ligação com todas as ciências, dando-lhes um cunho superior de progresso, completando-as com as novas verdades que vêm tirá-las das dificuldades em que se acham, para resolverem certos problemas, cuja obscuridade veda a sua ação progressiva na perfeição das gentes, na evolução de todos os conhecimentos que devem constituir e proporcionar o bem-estar dos povos. Oferecendo a todos as insígnias inconfundíveis da alta Moral Cristã, com todos os Ensinos filosóficos do seu Instituidor, os fenômenos espíritas, parte integrante da Revelação sobre a qual Jesus disse haver fundado a sua Igreja, são, de fato, as demonstrações claras, legíveis e palpáveis da Imortalidade, única base verdadeira da Fé, do Amor e da Sabedoria.

Sem os fatos, não há religião, nem ciência que possa prevalecer. À química se pede reações; à matemática, números; à física, leis de equilíbrio. Para merecer o nome de ciência, é preciso que se demonstre esta ou aquela com provas positivas.

Os fenômenos psíquicos, não há, absolutamente, dúvida, trazem à destra a luz que ilumina e a verdade que salva. Só por eles, podemo-nos convencer da sobrevivência espiritual, ou seja, da sobrevivência individual e, consequentemente, dos nossos deveres para com os nossos semelhantes e para com Deus.

As consequências filosóficas dos fatos espíritas trazem-nos, como contribuição de progresso e bem-estar, leis olvidadas pelos homens e destinadas a estabelecerem na Terra o reinado da Fraternidade, sob a Paternidade de Deus.

Não queiram os nossos adversários transviar os objetivos da Fenomenologia Espírita, atribuindo-lhes teorias malsãs que não se coadunam com os seus fatos. Lembre-se bem de que todas as teorias aventadas para darem explicações dos fenômenos caíram por terra por insustentáveis.

“Os fatos são persistentes” – como disse o Prof. Lombroso e, em face dos fatos, o investigador perspicaz e inteligente há de verificá-los de natureza anímica e de natureza espírita, mas, sejam uns ou sejam outros, nenhuma explicação eles podem ter, sem a existência da alma e sua sobrevivência à morte do corpo carnal. Essa é a verdade que ninguém, com bons fundamentos, ousará contestar.

Publicado na RIE em julho de 1934

quinta-feira, 3 de março de 2011

Principales Factores Que Impiden El Desenvolvimiento Del Ideal Espirita

Por Humberto Mariotti

Clique aqui para a versão em português.

¿Por qué se mantiene Vigente el Viejo Mundo Espiritual y Social?

El mundo contemporáneo es un mundo adecuado al tipo de sensibilidad que responde a los intereses de las instituciones actuales, mantenidas por aquellos que participan “interesadamente” de este mundo “estancado” del presente. Existen acuerdos generales consistentes en no permitir la transformación de los organismos sociales, sean estos filosóficos o religiosos. Por ejemplo, en religión solo se admite lo que dice la Iglesia visto que, en el actual estado de cosas, ella es la verdad y ningún otro principio religioso es permitido, ya que la verdad religiosa, para la situación social contemporánea, es católica (actualmente también un poco protestante)

Si aparece un pensador o escuela que presente al mundo de hoy un nuevo tipo de religión, es de inmediato rechazado y perseguido por ser un impedimento a la “única verdad religiosa” que es la que representa el dogma, una vez que, para la orden actual, el dogma es tan sustentable como la ley de gravedad y, por esa razón, el hombre religioso-dogmatico habla del Dios trino, del Infierno, del diablo.etc., como si estuviese tratando de cuestiones tan reales y positivas como la electricidad. Para comprobar lo que afirmamos, basta hablar con cualquier miembro de la Iglesia y constataremos la anquilose mental (1) en que se encuentra.

¿Todavía, cual es la causa esencial de esta situación en este mundo “estancado” del presente? Creemos que todo eso ocurre en razón de lo que esos dogmas representan para los intereses materiales de la sociedad, una vez que apoyan espiritual y psicológicamente el orden general y particular del actual estado de las cosas.

Una idea de Dios como la que presenta el concepto espirita determinaría un gran estremecimiento en el orden eclesiástico y derrumbaría todo cuanto ahora se conoce en el seno de la Iglesia, como “sistema de jerarquía”. De modo que lo más conveniente es mantener en pie ese “sistema” y no la verdad religiosa que el Espiritismo revela al pensamiento del hombre. Por ese motivo la idea espirita, tanto para la Iglesia como para el presente orden espiritual y social, es un peligro y una amenaza para las viejas instituciones eclesiásticas, que duraran hasta que las fuerzas del progreso no las sustituyan por una nueva visión del Universo.

En el mundo contemporáneo el avance de la verdad, en todos los aspectos, está paralizado por los intereses comunes de las viejas instituciones sociales. Viene de ahí que la evolución, al ser detenida en su proceso normal, se torna violenta hasta convertirse en revolución agresiva.

A causa del extremismo comunista tiene su origen en este fenómeno represivo de la evolución, ya que la transformación de las estructuras sociales son necesarios en virtud de la propia evolución del individuo y también porque el que debería operarse insensiblemente se ve en la necesidad de suceder violentamente. Por tal motivo, en Allan Kardec se lee la reflexión siguiente:

“Siendo el progreso una condición de la naturaleza humana, no está en el poder del hombre oponérsele. Es una fuerza viva, cuya acción puede ser retardada, sin embargo no anulada por las leyes humanas. Cuando estas se tornan incompatibles con el, desarrollarlas juntamente con los que se esfuercen por mantenerlas. Así será hasta que el hombre haya puesto sus leyes en concordancia con la justicia divina, que quiere que todos participen en el bien y no la vigencia de leyes hechas por el fuerte en detrimento del débil (2)

Muy bien; todos sabemos que estamos viviendo en una época de total transformación. Los sistemas y valores seculares deberán ceder ante el nuevo espíritu de la humanidad. Entretanto, el mundo actual se aferra a las viejas instituciones, tratando de convencer al hombre de que todo ya fue ofrecido definitivamente y que las estructuras actuales son inamovibles e inmutables. Más esta actitud de los que así sienten, el mundo es antinatural, dando con eso origen a la violencia revolucionaria.

Esta es la causa por la cual el comunismo niega a Dios y a toda idea transcendente del hombre y de la historia, presentándonos un Estado totalmente naturalista, basado en lo que se denomina “Materialismo Histórico”. La fuerza revolucionaria del comunismo pasa por encima de toda concepción ideológica espiritual por considerarla un sustentáculo de la propiedad privada. Más si los que dicen representar la democracia facilitasen el curso de la evolución, ese fenómeno de violencia que vemos en la táctica comunista sería interrumpido sin duda alguna, una vez que la modificación de las cosas se daría con naturalidad y sin alteraciones bruscas ni dolorosas.

Por lo que vemos podemos decir que el comunismo es la consecuencia de la represión de la evolución natural por parte de los que pretenden mantener el estado actual del mundo. El propio Espiritismo, que no emplea violencia para la propagación de sus ideas, sufre también la reacción del viejo orden, pues su concepción religiosa y filosófica determina modificaciones radicales en ese aspecto. Y aquellos que viven como altos jerarcas, ocupando suntuosas posiciones en lo temporal y espiritual, tampoco pueden aceptar el Espiritismo como una idea amiga y como expresión de verdad. A respecto, veamos lo que dice “El Libro de los Espíritus”, en la cuestión 798:

¿El Espiritismo se tornará creencia común o quedará paralizado como creencia apenas por algunas personas?

-Ciertamente que se tornará creencia general y marcará la nueva era en la historia de la humanidad, porque está en la naturaleza y llegó el tiempo en que ocupará lugar entre los conocimientos humanos. Tendrá, no en tanto, que sustentar grandes luchas, más contra el interés de lo que contra la convicción, por cuanto no hay como disimular la existencia de personas interesadas en combatirlos, unas por amor propio, otras por causas enteramente materiales. Sin embargo, como quedaran aislados, sus contradictores se sentirán forzados a pensar como los demás, bajo pena de tornarse ridículos.

En los parágrafos transcritos se encuentra la causa de tergiversación que se hace en torno a la idea espirita, desfigurándola ante la opinión pública, la cual lamentablemente es guiada y gobernada por los que representan el antiguo orden del mundo. Por tal motivo el poder material actual nunca admitirá a Cristo tal como el era, aceptando, en contrapartida, un Cristo-Dios vinculado a un representante terreno. Y este tipo de Cristo-Dios es el único real para el poder oficial; los demás son heréticos o, cuando no, inspirados por Satanás, hasta el mismo Cristo de amor y de verdad que la filosofía espirita nos presenta.

Más, para que exista un monarca religioso en la Tierra, es necesario aceptar un tipo de Cristo como el que nos presenta el dogma. Para que haya involución e inmutabilidad espiritual y social, es preciso negar la pluralidad de existencias; y para que nuestro planeta sea el centro del universo, como aun aceptan los escolásticos y ortodoxos; es necesario negar la pluralidad de los mundos habitados. Sin estas dos pluralidades el Universo, el Ser y la Historia permanecerán fijos y el antiguo orden no correrá el riesgo de ser alterada en ningún punto de vista.

Por ese motivo, el Espiritismo explota como un volcán, resultando de eso como una constricción a través de la cual se manifiestan fuerzas reprimidas de la evolución, aunque desfiguradas por la violencia. De ahí sucede que toda idea evolucionista es ocultada y no se le da acceso en las universidades ni en los grandes órganos de publicidad pues, para la cultura contemporánea solo es aceptable aquello que no afecte el dogma ni a la sociedad presente, ya que estas dos instituciones deberán mantenerse indefinidamente tal como son, una vez que representan los grandes intereses de los poderosos, los cuales sin solución de continuidad, transmiten de familia a familia los bienes y beneficios que los pueblos producen para todos en general.

El viejo orden del mundo es la causa determinante del estado caótico en que viven los pueblos de nuestra época. Cuando las leyes de la evolución sufren reacción, se alteran los cursos naturales del progreso y sobrevienen las más terribles catástrofes, las guerras y los procedimientos llamados totalitarios e imperialistas. Mientras el viejo orden no se decida a evolucionar como el espíritu del hombre y de la humanidad, habrá conmociones sociales y violentas revoluciones. Es necesario que el viejo orden reconozca que debe promover la evolución de la religión y de la sociedad y, con ellas, todas las estructuras materiales y espirituales.

Mientras exista un organismo mundial que pretenda representar la verdad divina, los valores religiosos y filosóficos del Espiritismo serán considerados ilegales, erróneos e inspirados por el demonio. La masa de creyentes, educada y conducida por ese organismo eclesiástico mundial, como es lógico, lo tomará más en cuenta que las palabras de los que divulguen las verdades espiritas. Se diría lo contrario de todo lo que el Espiritismo es y representan. Se dirá que los espiritas conversan con los muertos y que esto es herético y sacrílego, ya que para la Iglesia los muertos son intocables, le pertenecen y son de su absoluta incumbencia. Y la masa de creyentes acreditará antes a sus pastores religiosos que en los espiritas, que respeta la verdadera situación que ocupan los muertos en la vida del más allá.

La Iglesia y los ahora denominados “hermanos separados”(3) saben impresionar muy bien a sus fieles en lo que se refiere a los muertos. Para ellos son seres totalmente distanciados de la Tierra y recogidos en algún lugar de ultratumba. De ahí este concepto carente de toda base filosófica: “los muertos no hablan ni se comunican con los vivos” lo que es arma indispensable en la predica anti espírita que realizan. Argumentan, ante los fieles, que los muertos solo pueden comunicarse con los vivos en el seno de la Iglesia, pues fuera de ella, no tienen ninguna relación con el hombre como individuo, ni con la sociedad como institución histórica y espiritual. Y, de esta forma, el espiritismo es presentado como “ cosa repugnante” ante los que viven mental y espiritualmente dentro de la vieja orden, suponiendo que no pasa de necromancia practicada por personas alineadas y cultores de magia negra.

He aquí, pues, donde se sitúa el origen de la resistencia que el Espiritismo encuentra en la cultura contemporánea. Más no nos olvidemos de que toda “cultura” solo merece aprobación cuando no diverge del dogma y de la sociedad presente. Y también así ocurre relativamente a la democracia: esta es apenas “democrática” cuando las libertades que otorga no afectan al dogma y a los intereses de la sociedad. Más, en cuanto las libertades concedidas denuncian los fenómenos contradictorios del orden imperante, la democracia retira la libre expresión del pensamiento por considerarlo ofensivo a la estabilidad social y religiosa. Y pasa, entonces, a ser juzgada comunista.

¿Más, porque el Espiritismo, como movimiento social, goza de la libertad en casi todos los países de carácter cristiano? La respuesta es fácil: el espiritismo es tolerado en su acción porque tiende a aliviar la situación de las masas trabajadoras que los referidos países cristianos no se deciden a solucionar. Pues, en cuanto el espiritismo secunda al estado en esta tarea de auxiliar a los indigentes y trabajadores, más sin entrar en análisis del origen de la miseria social, será bien visto, especialmente en los países llamados subdesarrollados. Entretanto, en cuanto el Espiritismo inicie una investigación de visu (4) en lo que respecta al origen de la pobreza y de la miseria que sufren los pueblos, reclamando una solución ente tan pavoroso problema, y la idea espirita pasará a ser perseguida, prohibida y hasta aun mismo cualificada de comunista. Pues es que, al hacer análisis de los fenómenos sociales, bien como la del hombre y del pauperismo en todos los aspectos, el espiritismo se colocaría contra el dogma y la sociedad. Si dudamos, recordemos el episodio de la crucificación de Jesús.

Tengamos presente que la idea espirita forma en el hombre una nueva mentalidad, por medio de la más pura esencia cristiana de la verdad y de la justicia. Si bien que sea cierto que la escuela espirita enseña la tolerancia, esto no impide que el hombre que es espirita haga uso del sentido crítico en lo que respecta al curso normal o anormal de la evolución y del progreso. Es, este sentido crítico, no obstante la práctica de la tolerancia, será lo que lo impulsará a reflexionar sobre los diversos actos sociales y espirituales para verificar que factores favorecen o no su desenvolvimiento.

De manera que las condiciones unilaterales que caracterizan el orden actual no son las más adecuadas para el conocimiento de la verdad, ni para un normal desenvolvimiento de la evolución y del progreso. Mientras la cultura contemporánea solo considera como derechos sociales el conocimiento oficial, esto es, lo que respecta al dogma y sociedad antiguos, la idea espirita deberá desenvolverse al margen de la cultura del Estado, pues, en el caso de ser adoptada por la Universidad como verdad real y demostrada, seria recusada y rechazada por los intereses del dogma y de la sociedad actuales, cuyas bases se consideran las únicas reales y validas.

¿No obstante, por qué motivo el mundo está en plena conmoción espiritual y social? Se encuentra así porque el proceso histórico de la evolución no puede ser detenido por los intereses terrenos de clases y castas que se arremeten obstinadamente contra la ley del progreso. Y lo que debería realizarse, sobre la base de la comprensión y de la paz, se realiza por medio de ásperas luchas, entre el pasado y el futuro. La cultura oficial, el “realismo católico” y el “realismo social”, también como el “realismo oficial” combaten al Espiritismo y esto teniendo en vista la nueva dimensión que el descubre en el Ser, en la Historia y en el Universo.

Tanto para el “materialismo ateo” como para el “espiritualismo eclesiástico”, el Espiritismo no es una verdad, ya que su visión difiere tanto de uno como del otro. Y porque no vemos como “materialistas ateos” y “espiritualistas dogmaticos”, ambos se unen en la negación de los principios espiritas. Pues tanto en uno como en el otro sector existe una mentalidad de clase social que ce en los factores inadecuados para la manutención de sus respectivas posiciones ideológicas. De ahí, pues, que el Espiritismo, a través de su movimiento, debería organizarse mediante la unión internacional de los espiritas, sobre la base de los postulados kardecista. Esta unión internacional la daría un poder espiritual y social, con lo que se le abriría espacio para caminar entre la cultura contemporánea, cuyo único interés cosiste en mantener de pie el dogma y la sociedad presente.

Visto que el Espiritismo, por ser la verdad, no se mezcla con ninguna doctrina de nuestro tiempo; su visión del mundo es completamente distinta tanto del capitalismo y del comunismo como del catolicismo, una vez que crea un nuevo tipo humano, esto es, el Nuevo Hombre, sobre la base firme de la evolución, la cual dará nacimiento al mismo tiempo a un nuevo orden social y amor a la verdad, cristiana, serán sus más sólidos alicientes.

Buenos Aires, abril de 1968.

Tradução: Merchita