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quarta-feira, 10 de julho de 2013

Roustainguistas, Chiquista, Andreluizismo, Secular, Religioso, Kardecista, Ramatis, Libre Pensador etc...

Por Maria das Graças Cabral

Al iniciar el estudio De  El Libro de los Espíritus, nos deparamos en su introducción,  con el gran cuidado de Allan Kardec, para con las palabras  a ser empleadas en el cuerpo doctrinario espirita. En un primer momento, podríamos entender que tal diligencia, se debiese al hecho de ser el Codificador por formación académica, un pedagogo. Lingüista insigne, que hablaba alemán, inglés, italiano, español  y holandés. Escribió gramáticas, aritméticas, estudios pedagógicos superiores; tradujo obras inglesas y alemanas.  O sea, en la condición de poliglota y profundo conocedor de la alengua francesa, su idioma patriarcal, sabia de las palabras para que un discurso fuese claro, y alcanzase su objetivo.

No obstante, podríamos  también considerar, que en la condición de organizador de toda una gama de conocimientos, advenidos de Espíritus de alta evolución para la estructuración de una obra, que según J. Herculano pires, sería “el código de una nueva fase de la evolución humana”, buscase “cuidar”  de las palabras que debía emplear en esa sistematización, para evitar que el uso inadecuado de las mismas, fuese a “desvirtuar” los preceptos doctrinarios.

Y así, el Codificador inicia la Introducción de El Libro de los Espíritus diciendo que: - Para las cosas nuevas necesitamos de palabras nuevas, pues así, lo exige la claridad de lenguaje, para evitar la confusión inherente a los múltiples sentidos de los propios vocablos. “Se observa claramente, que el maestro  trata la doctrina como algo innovador, consciente de la grandeza de sus revelaciones. Sabía que los asuntos abordados, envolvían  grandes cuestionamientos de la humanidad, que hasta entonces nunca habían sido tratados tan objetivamente. No quería por tanto, que palabras con sentidos ya definidos, distorsionan los preceptos fundamentales de la nueva doctrina.

Enseguida, el Maestro Lionés se reporta a las palabras espiritual, espiritualista, espiritualismo, demostrando que las mismas ya tenían un significado bien definido – entendiéndose por espiritualismo-  toda filosofía religiosa  que predica la existencia de un ser o realidad distinto de la materia.   Entendía Kardec , que no aplicando a la Doctrina Espirita tales palabras, se evitaría la multiplicación de las ya numerosas causas de ambigüedad y de doble sentido, (anfibología), que acabarían por generar graves conflictos de entendimiento.

De ahí, el codificador  establece que “en lugar de las palabras espiritual y espiritualismo” – para designar la Doctrina de los Espíritus – la palabra adecuada sería espirita o espiritismo. Y concluye afirmando que “Los adeptos del Espiritismo, serán los espiritas, o si lo quisieren espiritistas. “Según Kardec, el Libro de los Espíritus tiene como especialidad la Doctrina Espirita, y como generalidad el Espiritualismo, de ahí, la referida obra trae abajo del título,  las palabras Filosofía Espiritualista.

Sucede, que el cuidado de Kardec, fue totalmente negligenciado por los espiritas. Es un hecho que se identificase en la abundancia de obras publicadas, en los discursos y en el habla de la gran mayoría de los espiritistas, no solo palabras, más también teorías y filosofías, totalmente  extrañas al cuerpo doctrinario espirita, y que alteran frontalmente sus preceptos.

Más allá, desde la muerte de Kardec, el Espiritismo viene sufriendo crueles distorsiones. Vale recordar que la propia Revista Espirita, con su muerte, cayó en las manos de Pierre Gaetan Leymarie, que por su excesivo espíritu de tolerancia, desvirtuó la finalidad de la misma, abriendo sus páginas a la propaganda de filosofías espiritualistas, inclusive a la de Roustaing, que diverge frontalmente del Espiritismo.

No obstante, oportuno resaltar, los desdoblamientos sufridos  por la palabra “espirita” designada por Kardec a los adeptos de la Doctrina de los Espíritus. el referido vocablo, vendría a ser acompañado de ciertos adjetivos, visando hacer una distinción ideológica en el propio medio espirita.   En los idos de 1880, cuando Brasil despertaba para el estudio de la nueva doctrina, recién llega al país, ya comenzaban a surgir las divergencias de pensamientos con relación a los aspectos filosófico, científico y religioso de la misma. Ante la discordancia, pasaron los espiritas de la época a ser identificados, dependiendo de la línea del pensamiento, por espiritas científicos, espiritas místicos, o espiritas kardecistas.

Con el pasar del tiempo, algunos adjetivos se consustanciaron, como es el caso del “espirita cristiano”, que es la denominación dada al adepto del espiritismo Cristiano, lanzado por el abogado de Bordeaux y opositor de Kardec, Jean Baptiste Roustaing, en la obra Los Cuatro Evangelios, editado por la FEB.

Hodiernamente, la variedad de adjetivos aumento grandemente dentro del movimiento espirita, puesto que, se tiene espirita, roustanguista, chiquista, andreluicista, laico religioso, kardecista, ramatista, librepensador, etc. se puede aseverar que hoy, el movimiento espirita está formado  por numerosas corrientes espiritualistas, conocidas como Espiritismo.

No obstante, en la búsqueda de una identidad filosófica y/o religiosa, y en razón de la “anfibología” creada para la palabra “espirita”, aquel que se considera adepto a la Doctrina de los espíritus, positivada en la Obras Fundamentales que forman el pentateuco, y codificadas por el maestro Allan Kardec, se identifica como “espirita Kardecista”, o simplemente “kardecista”, distinguiéndose de las demás corrientes de pensamiento espiritualista, y de los seguidores de cultos afro-brasileños, los cuales también se auto-denominan espiritas.

Algunos compañeros, juzgan que “espiritista kardecista” sería una redundancia, pues todo espiritismo debería ser Kardecista. Es un hecho que sería una redundancia, si no estuviésemos ante tantas corrientes espiritualistas que adoptaron la denominación de espirita.

Vale resaltar que hay innumerables espiritas, que no son kardecista. Algunos nunca leyeron ninguna obra codificada por Allan Kardec. Serian considerados creyentes.   No obstante, la Doctrina Espirita es una doctrina anti dogmatica, racional  y evolucionista, que predica la fe raciocinada, y exige de sus adeptos el estudio constante y profundo de sus principios libertadores, positivados en las obras fundamentales, que son: El Libro de los Espíritus, El Libro de los Mediums, El Evangelio Según el Espiritismo, El Cielo y el Infierno, La Génesis, el pequeño  libro introductorio al estudio de la doctrina Qué es el Espiritismo y Obras Póstumas, que según J. Herculano Pires, representa el testamento doctrinario de Allan Kardec.

Ante lo Expuesto, es un hecho que los cuidados del Codificador para que la Doctrina de los Espíritus no se perdiese en las palabras, no impidió que tal cosa ocurriese.

Hodiernamente, aquellos que estudian la codificación con dedicación y de una forma atenta, constatan con profundo pesar, la adulteración de los preceptos doctrinarios, presentes en las traducciones y en las nuevas ediciones de las obras fundamentales de la Doctrina espirita: en la “importación” de filosofías extrañas a los preceptos  espiritas en la vasta producción literaria publicada y divulgada; en los discursos, falas y textos. En fin, la anfibología se hace presente en el discurso espirita a pesar de todo el cuidado de Kardec en evitar que el Espiritismo viniese a enredarse en sus redes, generando los actuales conflictos de entendimiento.

Además de eso, es un hecho que el des virtuamiento de la Doctrina  de los espíritus, ya va mucho  más allá de las palabras y de las fronteras, puesto que Brasil, es el mayor exportador de obras de divulgadores espiritas.

En verdad, cada día, me admiro más y más con lo que leo, oigo y presencio, por parte de los espiritas, independientemente de la clase social o del grado de escolaridad. Como también, me espanto con los rumbos tortuosos tomados por el movimiento espirita brasileño.

No obstante, no podemos abandonar la lucha. Algunos compañeros ya me preguntaron:- ¿Qué hacer ante la dimensión del problema? Respuesta que no quiero callar: - que cada uno haga su parte. No seamos omisos, cobardes, o acomodados, pues la responsabilidad es individual. Vamos con mucho amor  y disposición, a vivir, estudiar y divulgar con fidelidad la Doctrina Espirita, positivada  con brillantez en las obras fundamentales, por el genio del insigne codificador Allan Kardec. Las consecuencias vendrán naturalmente con el tiempo. ¡Al final somos Espíritus eternos!

Tradução de Mercedes Cruz 

Fonte: http://espiritoverdade.com.br/?p=220

sexta-feira, 5 de julho de 2013

Roustenguista, chiquista, andreluizista, laico, religioso, kardecista, ramatista, livre-pensador etc…

Por Maria das Graças Cabral

Ao iniciarmos o estudo de O Livro dos Espíritos, nos deparamos em sua introdução, com o grande cuidado de Allan Kardec, para com as palavras a serem empregadas no corpo doutrinário espírita. Num primeiro momento, poderíamos entender que tal diligência, se devesse ao fato de ser o Codificador por formação acadêmica, um pedagogo, lingüista insigne, que falava alemão, inglês, italiano, espanhol e holandês. Escreveu gramáticas, aritméticas, estudos pedagógicos superiores; traduziu obras inglesas e alemãs. Ou seja, na condição de poliglota e profundo conhecedor da língua francesa, seu idioma pátrio, sabia da importância das palavras para que um discurso fosse claro, e alcançasse seu objetivo.

Não obstante, poderíamos também considerar, que na condição de organizador de toda uma gama de conhecimentos, advindos de Espíritos de alta evolução para a estruturação de uma obra, que segundo J. Herculano Pires, seria “o código de uma nova fase da evolução humana”, buscasse ‘cuidar’ das palavras a serem empregadas nessa sistematização, de forma a evitar que o uso inadequado das mesmas, viesse a “desvirtuar” os preceitos doutrinários.

E assim, o Codificador inicia a Introdução de O Livro dos Espíritos dizendo que: – “Para as coisas novas necessitamos de palavras novas, pois assim, o exige a clareza de linguagem, para evitarmos a confusão inerente aos múltiplos sentidos dos próprios vocábulos.” Observa-se claramente, que o mestre trata a doutrina como algo inovador, ciente da grandeza de suas revelações. Sabia que os assuntos abordados, envolviam grandes questionamentos da humanidade, que até então nunca haviam sido tratados tão objetivamente. Não queria portanto, que palavras com sentidos já definidos, distorcessem os preceitos fundamentais da nova doutrina.

Em seguida, o Mestre Lionês reporta-se às palavras espiritual, espiritualista, espiritualismo, demonstrando que as mesmas já tinham uma significação bem definida – entendendo-se por espiritualismo – toda filosofia religiosa que prega a existência de um ser ou realidade distinto da matéria. Entendia Kardec, que não aplicando à Doutrina Espírita tais palavras, evitar-se-ia a multiplicação das já numerosas causas de ambigüidade e de duplo sentido, (anfibologia), que acabariam por gerar graves conflitos de entendimento.

Daí, o codificador estabelece que “em lugar das palavras espiritual e espiritualismo” – para designar a Doutrina dos Espíritos – a palavra adequada seria espírita ou espiritismo. E conclui afirmando, que “Os adeptos do Espiritismo serão os espíritas, ou se o quiserem, espiritistas.” Segundo Kardec, O Livro dos Espíritos tem como especialidade a Doutrina Espírita, e como generalidade o Espiritualismo, daí, a referida obra traz abaixo do título, as palavras Filosofia Espiritualista.

Ocorre, que o cuidado de Kardec, foi totalmente negligenciado pelos espíritas. É fato que identifica-se na abundância de obras publicadas, nos discursos e na fala da grande maioria dos espiritistas, não só palavras, mas teorias e filosofias, totalmente estranhas ao corpo doutrinário espírita, e que alteram frontalmente os seus preceitos.

Aliás, desde a morte de Kardec, o Espiritismo vem sofrendo cruéis distorções. Vale lembrar que a própria Revista Espírita, com a sua morte, caiu nas mãos de Pierre Gaëtan Leymarie, que por seu excessivo espírito de tolerância, desvirtuou a finalidade da mesma, abrindo suas páginas à propaganda de filosofias espiritualistas, inclusive à de Roustaing, que diverge frontalmente do Espiritismo.

Não obstante, faz-se por oportuno ressaltar, os desdobramentos sofridos pela palavra “espírita“, designada por Kardec aos adeptos da Doutrina dos Espíritos. O referido vocábulo, viria a ser acompanhado de certos adjetivos, visando fazer uma distinção ideológica no próprio meio espírita. Nos idos de 1860, quando o Brasil despertava para o estudo da nova doutrina, recém chegada ao país, já começavam a surgir divergências de pensamento com relação aos aspectos filosófico, científico e religioso da mesma. Diante da discordância, passaram os espíritas da época a serem identificados, dependendo da linha de pensamento, por espíritas científicos, espíritas místicos, ou espíritas kardecistas.

Com o passar do tempo, algumas adjetivações se consubstanciaram, como é o caso do “espírita cristão”, que é a denominação dada ao adepto do Espiritismo Cristão, lançado pelo advogado de Bodeaux e opositor de Kardec, Jean Baptiste Roustaing, na obra Os Quatro Evangelhos, editado pela FEB.

Hodiernamente, a variedade de adjetivos aumentou grandemente dentro do movimento espírita, posto que, se tem espírita, roustenguista, chiquista, andreluizista, laico, religioso, kardecista, ramatista, livre-pensador, etc. Pode-se asseverar que hoje, o movimento espírita é formado por numerosas correntes espiritualistas, conhecidas como Espiritismo.

Não obstante, na busca por uma identidade filosófica e/ou religiosa, e em razão da ‘anfibologia’ criada para a palavra ‘espírita’, aquele que se considera adepto da Doutrina dos Espíritos, positivada nas Obras Fundamentais que formam o Pentateuco, e codificadas pelo mestre Allan Kardec, identifica-se como “espírita kardecista“, ou simplesmente “kardecista“, distinguindo-se das demais correntes de pensamento espiritualista, e dos seguidores de cultos afro-brasileiros, os quais também se auto-denominam espíritas.

Alguns companheiros, julgam que “espírita kardecista” seria uma redundância, pois todo Espiritismo deveria ser kardecista. É fato que seria uma redundância, se não estivéssemos diante de tantas correntes espiritualistas que adotaram a denominação de espírita.

Vale ressaltar, que há inúmeros espíritas que não são kardecistas. Alguns nunca leram nenhuma obra codificada por Allan Kardec. Seriam considerados crentes. Não obstante, a Doutrina Espírita é uma doutrina anti-dogmática, racional e evolucionista, que prega a fé raciocinada, e exige de seus adeptos o estudo constante e aprofundado de seus princípios libertadores, positivados nas obras fundamentais, quais sejam: O Livro dos Espíritos, O Livro dos Médiuns, O Evangelho Segundo o Espiritismo, O Céu e o Inferno, A Gênese, o pequeno livro introdutório ao estudo da doutrina O que é o Espiritismo e Obras Póstumas, que segundo J. Herculano Pires, representa o testamento doutrinário de Allan Kardec.

Diante do exposto, é fato que os cuidados do Codificador para que a Doutrina dos Espíritos não se ‘perdesse nas palavras’, não impediu que tal fato ocorresse.

Hodiernamente, aqueles que estudam a codificação com dedicação e de forma atenta, constatam com profundo pesar, a adulteração dos preceitos doutrinários, presentes nas traduções e nas novas edições das obras fundamentais da Doutrina Espírita; na ‘importação’ de filosofias estranhas aos preceitos espíritas presentes na vasta produção literária publicada e divulgada; nos discursos, falas e textos. Enfim, a anfibologia se faz presente no discurso espírita, apesar de todo o cuidado de Kardec em evitar que o Espiritismo viesse a se enredar em suas malhas, gerando os atuais conflitos de entendimento.

Aliás, é fato que o desvirtuamento da Doutrina dos Espíritos, já vai muito além das palavras e das fronteiras, posto que o Brasil, é o maior exportador de obras e de divulgadores espíritas.

Na verdade, a cada dia, me admiro mais e mais com o que leio, ouço e presencio, por parte de espíritas, independentemente de classe social ou do grau de escolaridade. Como também, me espanto com os rumos tortuosos tomados pelo movimento espírita brasileiro.

Não obstante, não podemos abandonar a luta. Alguns companheiros já me perguntaram: – Fazer o que, diante da dimensão do problema? Resposta que não quer calar: – Cada um faça a sua parte. Não sejamos omissos, covardes, ou acomodados, pois a responsabilidade é individual. Vamos com muito amor e disposição, viver, estudar e divulgar com fidelidade a Doutrina Espírita, positivada com brilhantismo nas obras fundamentais, pelo gênio do insigne codificador Allan Kardec. As conseqüências virão naturalmente com o tempo. Afinal, somos Espíritos eternos!

Fonte: http://espiritoverdade.com.br/?p=220

segunda-feira, 7 de maio de 2012

Não há Médiuns Infalíveis

Por Sérgio Aleixo

De extremo fanatismo são as premissas que desnorteiam o pensamento dos sectários mediunistas, aqueles que não suportam qualquer crítica à produção de seus médiuns favoritos, produção que, na verdade, é dos espíritos. O pressuposto errôneo em que se apoiam é o da “folha de serviço”, isto é, os médiuns que muito se dedicam à caridade não seriam passíveis de ser enganados, pois os espíritos protetores não o permitiriam. Eis o erro. É função dos benfeitores estimular nos médiuns a responsabilidade do exercício de sua razão. O discernimento, portanto, este sim, é que constitui o melhor contraveneno às inoculações dos espíritos pseudossábios nos comunicados de além-túmulo. Sou eu quem o diz? Não, em absoluto. É Allan Kardec:
Pelo próprio fato de o médium não ser perfeito, Espíritos levianos, embusteiros e mentirosos podem interferir em suas comunicações, alterar-lhes a pureza e induzir em erro o médium e os que a ele se dirigem. Eis aí o maior escolho do Espiritismo e nós não lhe dissimulamos a gravidade. Podemos evitá-lo? Dizemos altivamente: sim, podemos. O meio não é difícil, exigindo apenas discernimento. [...]
 
As boas intenções, a própria moralidade do médium nem sempre são suficientes para o preservarem da ingerência dos Espíritos levianos, mentirosos ou pseudossábios, nas comunicações. Além dos defeitos de seu próprio Espírito, pode dar-lhes guarida por outras causas, das quais a principal é a fraqueza de caráter e uma confiança excessiva na invariável superioridade dos Espíritos que com ele se comunicam. [1]
 
Ora, prova a experiência que os maus se comunicam tão bem quanto os bons. Os que são francamente maus são facilmente reconhecíveis; mas há também, entre eles, semissábios, pseudossábios, presunçosos, sistemáticos e até hipócritas. Estes são os mais perigosos, porque afetam uma aparência de gravidade, de sabedoria e de ciência, em favor da qual enunciam, em meio a algumas verdades e boas máximas, as coisas mais absurdas. [...]
 

Separar o verdadeiro do falso, descobrir o embuste escondido numa exibição de palavras bonitas, desmascarar os impostores, eis, sem contradita, uma das maiores dificuldades da ciência espírita. Para superá-la, faz-se necessária uma longa experiência, conhecer todas as astúcias de que são capazes os Espíritos de baixa classe, ter muita prudência, ver as coisas com o mais imperturbável sangue-frio e, sobretudo, guardar-se contra o entusiasmo que cega. [2]
 
Entretanto, afora os defeitos do próprio Espírito dos médiuns, o que mais se vê é justamente a fraqueza de caráter; nada referente, aqui, a desonestidade, ou má-fé, e sim a um problema de atitude pessoal. Não raro, esquivam-se da responsabilidade de julgar, ou de submeter ao juízo de outrem, aquilo que recebem. Em geral, há neles confiança excessiva na invariável superioridade dos Espíritos que supostamente os orientam, ou que por si mais se comunicam e, portanto, não se guardam contra o entusiasmo que cega.
 
Tal postura contamina os eventuais seguidores e eis então o sectarismo mediunista, esse estado deplorável de dormência da razão, que vem incapacitando os espíritas de enxergar, em meio a algumas verdades e boas máximas, as coisas mais absurdas; que os têm feito esquecer que os maus se comunicam tão bem quanto os bons, razão pela qual nem sempre hão estado prontos a descobrir o embuste escondido numa exibição de palavras bonitas, a fim de desmascarar os impostores.
 
Não, não há médium infalível, ou perfeito, num mundo de provas e expiações. O que pode haver, no máximo, é um “bom médium, e já é muito, pois são raros”, diz a Doutrina Espírita. E mais:
O médium perfeito seria aquele que os maus Espíritos jamais ousassem fazer uma tentativa de enganar. O melhor é o que, simpatizando somente com os bons Espíritos, tem sido enganado menos vezes. [...] Os Espíritos bons permitem que os melhores médiuns sejam às vezes enganados, para que exercitem o seu julgamento e aprendam a discernir o verdadeiro do falso. Além disso, por melhor que seja um médium, jamais é tão perfeito que não tenha um lado fraco, pelo qual possa ser atacado. [3] 
E Chico Xavier? Seria exceção aos princípios kardecianos? Seria um médium cujo espírito não teria defeitos que ensejassem a eventual ingerência de pseudossábios nas obras que psicografou? Em rede nacional, dia 21/12/1971, disse:
“[...] nos informamos com ele [Emmanuel] de que, em outras vidas, abusamos muito da inteligência [...]”. E reproduziu também as palavras do jesuíta: “Você não escreverá livros, em pessoa, porque você mesmo renunciou a isso [...] seu espírito, fatigado de muitos abusos dentro da intelectualidade, quis agora ceder as suas possibilidades físicas a nós outros, os amigos espirituais”. [4] 
Então que a razão responda. Em setembro de 1937, Chico assinou o prefácio do livro de seu guia, cujo título, sintomaticamente, traz o nome do próprio Espírito: “Emmanuel”. O que mais o impressionou, em 1931, foi que “a generosa entidade se fazia visível dentro de reflexos luminosos que tinham a forma de uma cruz”. Termina isentando-se por completo: “Entrar na apreciação do livro, em si mesmo, é coisa que não está na minha competência”.
 
Naturalmente, a “competência” coube aos editores rustenistas da F.E.B., desde todo o sempre, os formadores da personalidade mediúnica de Chico Xavier. Resultado: a generosa entidade de luzes em forma de cruz apresentou o perispírito na condição de “sede das faculdades, dos sentimentos, da inteligência e, sobretudo, o santuário da memória”, bem como afirmou, astronáutica, que “Marte ou Saturno já atingiram um estado mais avançado em conhecimentos, melhorando as condições de suas coletividades”. [5]
 
Esta sempre foi a postura equívoca de Chico Xavier ante os comunicados que recebia: simples máquina de escrever. Não se aplicava em discernir os conteúdos. Detinha-se nos aspectos morais. Isso por certo encorajou os autores a dizer tudo o que queriam, sem resistência. E tudo era publicado, afinal vinha de um médium “perfeito”. E agora? Agora, os leitores que se virem com as impropriedades de todas as ordens, as almas gêmeas, a alimentação “física”, as salas de banho, os eventos com entrada paga, os animais no além, entre tantas outras inverdades que suas obras veiculam tão candidamente, nessa falsa complementação febiana a Kardec; sim, falsa, porque o contradiz ao mesmo tempo em que o exalta; um perigo mortal, uma armadilha perfeita aos espíritas desavisados. [6]
 
Os médiuns de mais mérito não estão ao abrigo das mistificações dos Espíritos embusteiros; primeiro, porque não há ainda, entre nós, pessoa assaz perfeita, para não ter algum lado fraco, pelo qual dê acesso aos maus Espíritos; segundo, porque os bons Espíritos permitem mesmo, às vezes, que os maus venham, a fim de exercitarmos a nossa razão, aprendermos a distinguir a verdade do erro e ficarmos de prevenção, não aceitando cegamente e sem exame tudo quanto nos venha dos Espíritos; nunca, porém, um Espírito bom nos virá enganar; o erro, qualquer que seja o nome que o apadrinhe, vem de uma fonte má. Essas mistificações ainda podem ser uma prova para a paciência e perseverança do espírita, médium ou não; e aqueles que desanimam, com algumas decepções, dão prova aos bons Espíritos de que não são instrumentos com que eles possam contar. [7]
 
Bem entendido que nada disso tem o poder de anular a consolação prodigalizada mediante suas faculdades; sobretudo, a tantos aflitos com a perda de seus queridos, e a quem Deus, antes de mais ninguém, é que permitiu se comunicassem de modo tão patente. O Espiritismo, todavia, não se detém nesse ângulo da questão. O fenômeno é uma coisa; o conteúdo, o saber que pode ser integrado ao corpo da Doutrina, é outra, e está num andar mais alto, diz respeito a algo maior que um médium, ou um espírito: se prende à transmissão das verdades às gerações futuras, impossível sem discernimento, porquanto estas verdades sempre têm seu cortejo inevitável de erros, e o Espiritismo mostra onde estão as verdades, sim, mas também onde estão os erros. [8]

[1]  Revista Espírita. Fev/1859. Escolhos dos Médiuns. [2] Revista Espírita. Abr/1860. Formação da Terra.
[3] O Livro dos Médiuns, 226, 9.ª e 10.ª
[4] DVD Pinga-Fogo 2. Clube de Arte. Menu: 39 e 41.
[5] Emmanuel. 15.ª ed., FEB, pp. 133 e 21. Cf. Kardec Versus Emmanuel em 12 Passos, http://ensaiosdahoraextrema.blogspot.com/2011_06_12_archive.html.
[6] Cf. Sobre André Luiz. http://ensaiosdahoraextrema.blogspot.com/2010_09_02_archive.html.
[7] KARDEC, O Que é o Espiritismo. Cap. II, n. 82.
[8] Instruções de Santo Agostinho. Cf. Revista Espírita. Jul/1863. Sobre as Comunicações dos Espíritos. Grupo Espírita de Sétif, Argélia. O Livro dos Espíritos. Conclusão, IX.

Fonte: Ensaios da Hora Extrema

segunda-feira, 5 de março de 2012

O Espírito da Água


Por Riviane Damásio

Os copinhos de plástico arrumados ao redor da jarra transparente, formavam um arranjo circular e curioso, que aguçava a imaginação das crianças que vez ou outra entravam no salão esperando a hora do objeto de desejo ser liberado para o consumo. Cupcakes não fariam melhor e a ansiedade infantil já começava a contagiar os mais velhos presentes, que lançavam olhares dissimulados para a mesa afastada no canto da sala.

Um e outro bebê choravam e eram embalados pelo movimento das pernas das mães, mas relutavam no choro até que um pai envergonhado pelos olhares críticos vindos dos componentes da mesa resolve sair e respirar a fresca da noite, contrastante com o ar pesado e quente que duelava com os barulhentos ventiladores de teto do ambiente.

O Ritual ainda estava no meio... Já acabara a oração inicial embalada por uma música orquestrada que lembrava a Ave Maria, já houvera a troca de confetes entre o palestrante e os dirigentes, o pedido de silêncio por uma senhora firme e os recursos áudio-visuais já tinham sido explorados – O hino de São Francisco de Assis, acompanhado em canto pelos presentes e enfim a palestra do dia ilustrada por slides, que falava como todas as anteriores, na importância da caridade, da benevolência, das provas e da aceitação.

Volta e meia, Francisco e André eram citados, e excertos de suas obras exemplificavam o ensinamento do Palestrante. A dirigente lembra que há no lugar um estudo sistematizado sobre as obras do último autor e a importância de adquiri-las.

Desavisados, alguns participantes, neófitos, sedentos de conhecer, se inquietavam nas cadeiras de plástico, fugindo por instantes da atmosfera real do lugar e forçando a vista para enxergar vultos (inexistentes), espíritos (não presentes) e algo que enfim mostrasse o que destoava no Espiritismo das velhas igrejas... A ausência de Kardec e de outros pensadores espíritas na fala dos presentes suscitou a dúvida de que era realmente aquele, o endereço conseguido na internet, do Centro Espírita do bairro.

Os pensamentos incautos, foram interrompidos pela despedida do palestrante,pelos avisos gerais e pelo levantar apressado da platéia que se dividiu entre a fila para uma saleta anexa e a saída, não sem antes avançarem quase todos para os cupcakes, digo, para os copinhos d’água abençoados pelos espíritos que respondiam pela casa.

Os mais necessitados, substituíam os copinhos de café pelos de água, aumentando a dose do remédio espiritual...sem temer superdosagem ou overdose de proteção.

Na saleta ao lado, as mãos suspensas sobre as cabeças submissas, davam benção, permissão e direção para seguirem em paz para suas casas até a semana seguinte. Um último copinho de água fluidificada - que realmente não estava sólida em nenhum dos copinhos - fechava o ritual tão inesperado por sua mesmice.

Do lado de fora, uma lufada inesperada de vento seca o rosto choroso dos bebês, entra na salão e dança em volta da jarra que tem um resto de água morna e em seguida uma chuva gostosa começa a cair lentamente sobre os neófitos que caminham até os carros estacionados. E ninguém apressa o passo.

- Chuva inusitada numa noite tão abafada! Um verdadeiro milagre de Deus. Disse um.
- Feito o Espiristimo? Interrompe o outro.
- Feito o Espírito da água, ri o primeiro apontando para o céu. Fenômeno natural e milagrosamente simples. Te encontro mais tarde na net naquela comunidade que fala de Kardec...

sábado, 10 de setembro de 2011

Chiquismo - a doença infantil do Espiritismo

Por Randolfo*

O título é uma paródia a uma grande obra de crítica ao esquerdismo em detrimento do socialismo. E também nem guarda real proporção, pois o Espiritismo não gera nenhuma doença - os espiritualistas que se dizem espíritas é que fazem isso.

Temos observado a derivação do movimento dito "espírita" no Brasil na direção contrária às recomendações da codificação e mesmo as particulares de Kardec. O Espiritismo no Brasil não se orienta, na prática, pelas obras codificadoras e sim pelas obras de um único autor - Chico Xavier.

Infelizmente, esse autor não prezou pelos aspectos cientificos ou filosoficos do Espiritismo, preferindo enveredar por um caminho roustanguista fácil, o do religiosismo místico. E como a FEB privilegiou esse autor que tão bem serviu aos seus propósitos (vide "Conscientização Espirita", de Gélio Lacerda).

Nós temos um companheiro que costuma dizer que o problema não é o que se lê e sim o que se faz com o que se lê. A derivação religiosista, visando implementar uma verdadeira instituição religiosa no meio espírita, é mais fácil de ser seguida e compreendida, pois não requer maiores reflexões, tanto como também não estimula investigações, aferições. Mas, a culpa é de quem lê e não compara com a codificação, pois a codificação tem "linguagem dificil", ou é "muito complicada", nos dizeres de muitos que se dizem "espíritas".

Foi instituida, então, uma ditadura no meio espírita - o "chiquismo". É uma ditadura, pois foi massificada e assimilada pela maiora e absolutamente quase não há foruns de debate sobre ela. Nota-se: em lugar NENHUM, seja congresso, seminário, simposio que sejam "espiritas", abre-se espaço para se questionar NENHUMA obra de Chico Xavier. Muito pelo contrário - quem contesta esse autor é segregado, atacado e humilhado.

Não há como deixar de avaliar que o chiquismo possui instrumentos próprios para sua manutenção: tem base literária, coerência com seus principios místico/religiosa e uma vasta rede de instituições, tanto como editoras e midia que o suporta.

Conforme verificamos que o eixo de compreensão do Espiritismo, segundo esse movimento, move-se exclusivamente na direção das obras de Chico Xavier e considerando o detrimento em que passa a se situar a codificação espirita, tanto quanto as clarissimas contradições existentes, eis que temos, agora, de fato, a instituição de uma religião. Mas, não se chama Espiritismo, pois não se torna uma religião o que não se é.

Inaugura-se no Brasil o "Chiquismo", uma religião sincrética, que por mera questão de marketing intelectual assume as feições do Espiritismo, sem o ser.

Nota-se que mesmo os autores que seguem essa tendência são sempre ofuscados pela pressão desse grupo, que substituiu Roustaing (que a maioria estranhamente alega nem conhecer...) por Chico Xavier. Kardec ficou absolutamente em segundo plano.

Nota-se como no meio espirita se homenageia o citado autor, como se lhe enchem de julgamentos morais, enquanto o codificador do Espiritismo jaz esquecido. Nunca é citado como exemplo moral (alguém mais notou isso?), nunca é citado como exemplo intelectual (também notou-se isso?). Aliás, Kardec nunca é citado como modelo de espírita. Para os chiquistas, modelo de espírita é quem contradisse o Espiritismo - Chico Xavier.

Nós, defensores do Espiritismo, precisamos amadurecer e aceitar os fatos: há uma religião, ela é majoritária e o culto à personalidade é prepondeante. E não se pode ignorar a comparação com os iniciantes anos do cristianismo: os ensinamentos de Jesus foram logo deturpados e ele, que não fundou religiao nenhuma, viu seu nome ser utilizado para desvios absolutos, que culminaram até na perda de vidas.

E hoje Kardec é utilizado apenas de fachada para agredir-se justamente quem defende seus ideais...

A realidade impõe aos espíritas (uma classe bem mais minoritária do que imaginamos) não o combate a essa seita chiquista, mas o esclarecimento ao nosso povo.

A função do Espiritismo é o esclarecimento. Nosso dever é prosseguir nisso. E como se faz? Divulgando a codificação e fazendo principalmente o que Chico Xavier nunca fez, nem tampouco seus defensores: BUSCAR A VERDADE.

Enquanto assistimos a essa nova seita afirmar que os dizeres desse autor são verdades absolutas, não assistimos à busca pela verdade, mas seremos cumplices se ficarmos parados.

A luta pelo propriedade da expressão "Espiritismo" não existe e nem pode existir. A luta pela verdade, sempre.

Queremos a verdade, queremos as obras mediunicas submetidas a aferição, queremos a investigação dos fenomenos espirituais, queremos fazer novas perguntas para obtermos novas e verdadeiras respostas dos espíritos superiores. Queremos o Espiritismo nos ESCLARECENDO e isso somente se dá por meio de informações fideldignas. O fanatismo em prol de uma unica pessoa, um unico espirito, um único autor continua possuindo as mesmas caracteristicas em todas as eras e momentos históricos. Quem seguia Hitler, por exemplo, o considerava infalível...

O Chiquismo não precisa ser combatido. É mais uma religião e nada mais, perdida no meio de tantas outras - e a mais inexpressiva, pelo número de pessoas que a adotam. Enquanto evangelicos, que eclodiram somente a partir dos anos 60 no Brasil, hoje são metade da população do país, o Chiquismo, essa doença infantil fruto da idolatria, que conta com a mesma idade, possui pífios 1% de nossa população. O Chiquismo, então, só possui importancia para os chiquistas - não para a imensa maioria do povo brasileiro.

Urge que façamos diferente e levemos o Espiritismo verdadeiro a esse povo, carente de esclarecimento e do consolo que só vem pela verdade.

*Randolfo é moderador da comunidade "Eu sou Espírita - Espiritismo" do Orkut.